Ni Toulouse ni Marsella, la ciudad más bonita del sur de Francia tiene orígenes medievales y restos romanos
Narbona es una ciudad medieval llena de encanto. Foto : iStock.

Ni Toulouse ni Marsella, la ciudad más bonita del sur de Francia tiene orígenes medievales y restos romanos

La que fuera la colonia más antigua de la Galia romana, es hoy una de las ciudades más hermosas de Francia. Con su catedral y sus canales, Narbona se ha ganado un puesto entre los destinos más encantadores del país vecino.

Lucía Lorenzo | Noviembre 17, 2025

Tan cerca del norte de España que casi se puede rozar con la punta de los dedos, Narbona es una de las ciudades más bonitas de Francia. Como sucede con tantas otras, la comuna se asoma al mar Mediterráneo y se deja empapar por el rugido de las olas. Como pasa siempre en el sur francés, los alrededores se cubren de viñedos, y las brillantes uvas se acaban transformando en botellas de vino Fitou.

texto alternativo
Los viñedos que rodean Chateau L’Hospitalet Wine Resort, Beach & Spa. Foto: Chateau L’Hospitalet Wine Resort, Beach & Spa.

Tan encantadora como Carcasona, Toulouse o Marsella, la ciudad más poblada del departamento de Aude tiene un toque extra que la hace especial. Quizás son los canales que la cruzan de parte a parte o tal vez sea por su origen romano, que la carga de historia. A lo mejor, sencillamente es porque se puede llegar en tren desde Madrid en tan solo 5 horas y media y por menos de 70 €.

Así es la ciudad más encantadora del sur francés

Con 2.500 años de historia, Narbona es uno de esos rincones cimentados sobre capas y capas de tiempo. Si levantáramos sus adoquines y escarbáramos en la tierra, encontraríamos las huellas de los romanos que situaron aquí la capital de la Narbonense, así como los túneles que usaban como almacén en aquella época, y que hoy son un museo llamado L’Horreum.

Pero no es necesario excavar ni sacar a relucir nada de lo que descansa oculto bajo tierra para hacer de este un lugar mágico, capaz de hechizar al que, de pronto, se ve cobijado a la sombra de sus edificios. Uno de los más espectaculares es la catedral de San Justo y San Pastor que, pese a estar inconclusa, sigue siendo la tercera más alta del país.

texto alternativo
Las vidrieras del interior de la catedral de Narbona. Foto: Pexels.

Desde abajo, el templo se presenta como un coloso de piedra y cristal, cuyas vidrieras filtran la luz del sol teñida de color que baña los mancos de madera y los arcos de medio punto. Si la observáramos desde las alturas, sería fácil ver que la catedral forma parte de algo más grande y que, acompañada por el Palacio Viejo, las torres de la Magdalena y San Marcial y el Palacio Nuevo, da lugar a lo que hoy día conocemos como el conjunto monumental del Palacio de los Arzobispos de Narbona.

Tras contemplar esta maravilla, resulta más que evidente que ni siquiera el peso de la modernidad ha podido borrar el aire medieval de esta ciudad amurallada que aún conserva algunos restos de la fortificación romana. Mires donde mires, pasees por donde pasees, sentirás que el pasado y el presente se entrelazan en una suerte de baile silencioso.

Qué ver en Narbona

Aunque en los itinerarios por el sur de Francia Narbona quede semioculta por la fama de Carcasona, no faltan cosas que ver en esta antiquísima colonia romana e inmortal urbe medieval:

El interior del conjunto monumental del Palacio de los Arzobispos, donde se encuentran el Museo de Arte e Historia, donde destaca la colección de arte francés de los siglos XVII y XVIII, y el Museo Arqueológico, donde se pueden ver mosaicos y frescos romanos cuidadosamente restaurados.
El Canal de la Robine, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996 por ser una magnífica obra de ingeniería civil, que desde hace siglos permite el transporte de mercancías por el medio fluvial. Sus alrededores, rebosantes de árboles, y sus puentes cubiertos de flores lo convierten en el lugar perfecto para pasear.
texto alternativo
El canal de la Robine, en Narbona. Foto: Pixabay.
La plaza del Ayuntamiento, donde aún se pueden ver los restos de la antigua Vía Domitia, construida en el siglo II a.C. por los romanos para unir la capital con Hispania.
Las galerías subterráneas del Horreum, que fueron construidas en el siglo I a.C. y que servían de almacén para un antiguo mercado. A día de hoy, estos pasillos ocultos a 5 metros de profundidad aún se pueden visitar para conocer el uso que se les daba en aquella época.
La Casa de las Tres Niñeras: una residencia privada de estilo renacentista que data del siglo XVI y por donde se dice que pasaron personajes tan ilustres como Molière.

Dónde comer en Narbona

Si te interesa la gastronomía francesa, es indispensable que pases por el mercado de Les Halles. Situado en el centro de la ciudad, es perfecto tanto para comprar producto local como para degustar la cocina narbonense.

En su interior, encontramos restaurantes como Chez Bebelle: un local de curioso funcionamiento, que compra la carne directamente en la carnicería de enfrente en función de lo que piden los clientes en el momento. Los platos son generosos, la comida es casera y las deliciosas patatas fritas que sirven de guarnición hacen que la experiencia merezca la pena aún más.

#TipTurium

En el restaurante solo aceptan pagos en efectivo, por lo que asegúrate de llevar dinero suelto antes de sentarte a comer.

Aunque si por algo es famosa la escena gastronómica de Narbona, es por tener el buffet libre de lujo más grande del mundo: Les Grands Buffets. El precio es de 62,90 € por persona y tiene desde mariscos hasta quesos de todo el mundo, pasando por platos calientes como los clásicos caracoles franceses, las vieiras a la nantesa o la codorniz rellena de foie gras.

TURIUM TIPS

Aunque está alejado del centro de la ciudad, Chateau L’Hospitalet Wine Resort, Beach & Spa es sin duda alguna uno de los mejores hoteles de la zona. Se trata de un hotel de cinco estrellas rodeado de viñedos que cuenta con piscina y spa, así como con una vinoteca de donde podrás marcharte con una buena botella de tinto bajo el brazo. Además, está situado a tan solo diez minutos en coche de la Playa de Narbona.
Otra opción para probar los mejores vinos es visitar Château Camplazens, a tan solo veinte minutos en coche del centro de Narbona. Visita la finca, la bodega, la sala de barricas y termina con una cata de vino acompañado con embutidos y quesos locales que te harán saborear la esencia de la región.
El mejor punto de la ciudad para ver el atardecer es el pont des Marchands: un puente que cruza el canal de la Robine y desde donde se puede observar cómo el sol se va ocultando poco a poco tras los edificios.