La magia de un entorno natural que custodia el ADN de la isla de Mallorca
La naturaleza que exhibe la isla de Mallorca es de una riqueza incalculable.

La magia de un entorno natural que custodia el ADN de la isla de Mallorca

El encanto de este lugar parece no tener fin, con un laberinto de bellos senderos, vegetación autóctona y un patrimonio de alto valor.

Gonzalo Varela | Octubre 30, 2025

Naturaleza y memoria en la sierra de Tramuntana

Declarado Patrimonio Mundial por la Unesco, este paraje esconde uno de los espacios más singulares de la isla de Mallorca: la Finca Galatzó. Sus alrededor de 14.000 hectáreas de caminos, bosques y bancales ofrecen al visitante una combinación única de paisaje y tradición rural. El lugar invita a perderse y desconectar entre encinares, olivares centenarios, antiguas casas de possessió (las típicas construcciones en este territorio) y una fauna diversa, desde cabras hasta aves rapaces. Entre las rutas más populares (todas suman más de 35 kilómetros) destaca la que conduce al pico que le da nombre a la finca, con vistas que muestran la isla en toda su magnitud.

Aquí también se conserva un valioso patrimonio etnográfico: hornos de cal, márgenes de piedra seca y edificaciones agrícolas, testimonio de siglos de vida campestre. Todo ello se complementa con programas de educación ambiental y cultural que acercan al visitante a la riqueza natural e histórica de la zona, incluidas visitas guiadas, jornadas de prevención de riesgos en la montaña, charlas sobre las leyendas que se han asociado a la masía (como la del célebre Comte Mal, del que, más de 300 años después de su muerte, se dice que sigue cabalgando por la sierra) o sesiones de búsqueda y recogida de setas en temporada.

La historia vive en el Puig de Sa Morisca

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El Puig de Sa Morisca brinda atardeceres para el recuerdo.

En lo alto de Santa Ponça, a poco más de 10 minutos de Magaluf, el Parque Arqueológico de Puig de Sa Morisca se alza como un mirador privilegiado sobre el Mediterráneo en un viaje que enlaza pasado y presente. Aquí las piedras cuentan historias que se remontan tres milenios atrás y el paisaje se convierte en parte del relato.

Caminar por sus senderos, que configuran una red de ocho kilómetros, supone dejarse envolver por el eco de antiguas comunidades talayóticas –exclusivas de las Islas Baleares– e imaginar cómo se controlaba el territorio desde las alturas y se tejían alianzas familiares. Hoy el visitante no solo contempla murallas y restos de un asentamiento, también conecta con la Calvià auténtica.

De acceso libre y gratuito todo el año, acoge exposiciones y actividades que el Ayuntamiento organiza con el propósito de divulgar la riqueza patrimonial y promover el interés por la arqueología.

Rumbo a la paz de Es Capdellá

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El encanto del interior complementa al atractivo de los pueblos del litoral.

A pocos minutos de Magaluf, el municipio de Calvià revela otra cara de Mallorca: la del sosiego, la tradición y el paisaje más sereno. Calvià Vila, capital administrativa, conserva su esencia entre calles estrechas, casas de piedra dorada y vistas abiertas a la sierra de Tramuntana. Su iglesia parroquial de San Juan Bautista, del siglo XIII, preside una trama urbana que invita a pasear sin prisa, detenerse en sus cafés y descubrir talleres y pequeños restaurantes donde la cocina tradicional se prepara con productos de proximidad.

A apenas tres kilómetros, Es Capdellà brinda una estampa aún más íntima, con su trazado rural abrazado por almendros, olivos y viñedos. El pueblo, que parece suspendido en el tiempo, es punto de partida de rutas de senderismo y cicloturismo que recorren los valles y montes que separan esta localidad de Andratx. En sus alrededores se alzan antiguas possessió reconvertidas hoy en hoteles con encanto y restaurantes de alta cocina, donde el lujo se mide en términos de silencio y autenticidad.