Es el pueblo más bonito de Castilla y León y está completamente vacío: está en Burgos y es un museo al aire libre
Descubre Territorio Artlanza, una joya arquitectónica construida por un solo hombre que recrea la esencia de la Castilla medieval a escala real.
El invierno en la meseta castellana tiene una gravedad distinta. No es solo el frío que corta o el aire helado que barre los campos de labranza; es el peso de una historia que parece evaporarse con cada pueblo que se apaga. Sin embargo, en Quintanilla del Agua, a pocos kilómetros de la histórica Lerma, el tiempo ha decidido rebelarse. El pasado ha retornado, y lo ha hecho para quedarse, pues un hombre decidió recrear un pueblo medieval donde otros solo veían escombros. Se llama Territorio Artlanza y sus calles están vacías de vecinos, pero llenas de arte.
Este no es un museo convencional, con vitrinas y cordones de terciopelo rojo. Es una escultura casi habitable, un laberinto de fachadas que se yerguen como un espejismo bajo el cielo infinito de Burgos. Es, probablemente, uno de los pueblos más bonitos de Castilla y León, si es que lo podemos llamar pueblo. Y, sin duda, el único donde la ausencia de habitantes no es una tragedia, sino una forma de arte.
Territorio Artlanza, un ambicioso proyecto de reciclaje
El proyecto de Territorio Artlanza nació de las manos de Félix Yáñez, un ceramista que en 2008 decidió que el patio de su taller se le quedaba pequeño para contener sus obras. Lo que empezó como una plaza de apenas doscientos metros cuadrados ha mutado en hasta convertirse en un pueblo. Cruzar su umbral impresiona, pero lo hacen más de 30.000 visitantes cada año.

Aquí, el material es parte indispensable del mensaje. Cada viga, cada teja y cada hierro han sido rescatados del olvido. Yáñez ha recorrido escombreras y ha recogido restos de todas partes para darles una segunda vida. En este rincón de la provincia de Burgos, lo que antes era basura, ahora es la fachada de una botica; lo que era un desecho, sirve de base para una escuela rural al más puro estilo castellano.
El corral de comedias más moderno de España
En Artlanza la belleza reside en la humildad del detalle. Al avanzar por sus calles empedradas, el visitante va descubriendo retazos de arquitectura tradicional. Algunos lugares parecen sacados de una novela de Delibes, con sus soportales listos para guarecer del sol de agosto o de la nieve de enero, y otros, de una enciclopedia de historia medieval.
Uno de los rincones más espectaculares es su Corral de Comedias. Aunque se ha construido en este siglo, es inevitable que al entrar el pensamiento vuele hacia el Siglo de Oro, pues casi se puede oír el eco de los versos de Lope de Vega flotando en el aire. No es solo una decoración; es un espacio vivo donde a veces incluso se puede escuchar alguna que otra obra, como las que se representan en el Festival Nacional de Teatro de Cámara.
Sabor castellano en los alrededores de Territorio Artlanza
El viaje por el Arlanza no termina cuando se cruza el umbral de salida del museo. Para comprender esta tierra, hay que sentarse a su mesa. La gastronomía burgalesa, como su arquitectura, es honesta, contundente y está pensada para reconfortar el alma frente al gélido aire de la meseta.
A tan solo diez minutos de Artlanza, la silueta del Palacio Ducal anuncia la llegada a Lerma. Aquí, el lechazo asado en horno de leña es mucho más que un plato, es tradición. La carne, tierna y crujiente, se sirve acompañada únicamente por una ensalada de la huerta y vino de la D.O. Arlanza, una joya vinícola que compite en elegancia con sus vecinos del Duero.