
Navegando en yate por la Costa Brava: las calas escondidas en las que debes hacer una parada
No somos conscientes de la suerte que tenemos de poder disfrutar de un litoral como el de la Costa Brava a tan poca distancia. O sí, sí lo sabemos y, por eso, quien veranea en esta zona, repite y se convierte casi en una tradición anual.
Navegar por la Costa Brava a bordo de un yate te permite descubrir lugares que de otra manera serían inalcanzables. Este litoral, con sus más de 200 kilómetros de extensión, está salpicado de rincones secretos, playas escondidas y carreteras espectaculares que hacen que hasta el camino sea disfrutable. Desde los impresionantes acantilados de Cap de Creus hasta las tranquilas bahías de Begur, cada tramo de costa tiene encanto.
Además de su belleza natural, la Costa Brava tiene una historia y cultura fascinantes. Pequeños pueblos pesqueros con casas encaladas, ruinas romanas y castillos medievales forman parte del paisaje. Es normal que esta región haya sido fuente de inspiración para artistas como Salvador Dalí, cuyas obras reflejan la esencia surrealista de este litoral. Te desvelamos algunas de esas calas secretas que solo conocen los más expertos.
Cala Pedrosa: aventura y tranquilidad
Cala Pedrosa, ubicada cerca de Tamariu, es una joya escondida que solo se puede alcanzar en barco. Esta cala de guijarros rodeada de acantilados ofrece una experiencia de aventura y tranquilidad en igual medida. Las aguas cristalinas y la abundancia de vida marina hacen de Cala Pedrosa un lugar ideal para el snorkel y el buceo. Además, la cala es tan remota que a menudo puedes tenerla solo para ti, lo que la convierte en un lugar perfecto para una escapada romántica o un día de desconexión total.

Cala Canyers: tu nuevo escondite natural
Otro rincón que debes visitar es Cala Canyers, cerca de Palamós. Esta pequeña cala, rodeada de pinos y rocas, es accesible por mar, lo que le da un aire exclusivo y protegido. Las aguas tranquilas y claras son perfectas para nadar, y el paisaje natural te invita a relajarte y disfrutar de la paz y la belleza de la Costa Brava. Es el lugar perfecto para un pícnic en la playa o simplemente para descansar y tomar el sol sin las multitudes.

Cala Sa Tuna: un lugar pintoresco (y paradisíaco)
Seguimos nuestro recorrido en Begur, donde encontramos Cala Sa Tuna. Esta cala es un pequeño paraíso que parece sacado de una postal. Rodeada de casas de pescadores y aguas cristalinas, es el lugar ideal para echar el ancla y darse un chapuzón. Sa Tuna es perfecta para aquellos que buscan un lugar tranquilo para relajarse y disfrutar del paisaje. Además, si te gusta el snorkel, aquí encontrarás una variedad de peces que te harán sentir en un acuario natural.

Cala Aiguablava: el azul más intenso
Continuamos hacia el sur y nos encontramos con Cala Aiguablava. Esta cala es famosa por su arena fina y sus aguas de un azul impresionante. El contraste entre el verde de los pinos y el azul del mar es simplemente espectacular. Cala Aiguablava es perfecta para pasar un día de playa, nadar y tomar el sol. Y si te apetece un buen almuerzo, el restaurante Toc al Mar, situado justo en la playa, ofrece deliciosos platos de mariscos frescos

Cala El Golfet: Belleza natural y silencio
A un paso de Calella de Palafrugell se encuentra Cala El Golfet, una cala que parece secreta incluso para los locales. Rodeado de altos acantilados y vegetación frondosa, El Golfet es un lugar donde el silencio y la naturaleza se encuentran en perfecta armonía. Es un rincón ideal para aquellos que buscan desconectar del mundo y conectar con la naturaleza. Un lujo que mezcla formaciones rocosas y una claridad del agua que no verás en otro sitio.
Cala S'Alguer: Un viaje en el tiempo
Nuestra última parada es en Palamós, donde se esconde Cala S'Alguer. Este rincón parece detenido en el tiempo, con sus casitas de pescadores alineadas junto a la playa y sus barcas varadas en la arena. Cala S'Alguer es un lugar que te transporta a otra época, donde la vida transcurría al ritmo del mar y los pescadores salían a faenar al amanecer.
