
Este monasterio espectacular está a una hora de Madrid y no lo conoce nadie: un Bien de Interés Cultural rodeado de piscinas naturales
Situado en Pelayos de la Presa, el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias es el más antiguo de Madrid: una joya del siglo XII que se encuentra muy cerca de una espectacular piscina natural.
España es un país con una larguísima historia. Una historia que, mires donde mires, aparece grabada en piedra, petrificada entre los muros de edificios avejentados por los que han caminado reyes, monjes y guerreros. Muchos de ellos se encuentran medio ocultos en pueblos medievales que, alejados del ir y venir de los turistas, parecen detenidos en el tiempo. Ese es el caso del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias, en Pelayos de la Presa.
Con casi mil años de historia, este es el monasterio más antiguo de Madrid. A una hora en coche de la capital, con sus edificios de corte moderno y sus hoteles de lujo, encontramos un coloso por cuya faz se puede ver claramente el paso de los siglos. La mezcla de estilos mozárabe, románico, gótico, renacentista y barroco lo convierte en una joya única, que fue declarada Bien de Interés Cultural en 1983.
Así es el monasterio más antiguo de Madrid
Muy cerca de Pelayos de la Presa, encontramos una de las escapadas de verano favoritas de los madrileños: el Pantano de San Juan, una piscina natural preciosa y perfecta para desconectar. Hoy en día, cientos de visitantes llegan aquí en busca de relajación. Nada nuevo. Cuando los visigodos campaban a sus anchas por la península, entre el siglo V y el siglo VIII d.C., ya había aquí una docena de ermitas ideadas para ser retiros espirituales.
No obstante, la construcción del monasterio comenzaría varios cientos de años después. Concretamente a mediados del siglo XII, cuando los ermitaños que vivían en estas tierras recibieron de parte del rey Alfonso VII el permiso para construir un edificio religioso donde vivir en comunidad.

Con el paso del tiempo, el que hoy día es el monasterio más antiguo de Madrid pasó por numerosos cambios. Primero perteneció a la orden de San Benito, pero muy pronto se convertiría en propiedad de los monjes cistercienses. El estilo románico original, tan característico de las construcciones de esta orden, aparece hoy emborronado bajo las posteriores influencias mudéjares, góticas, barrocas y renacentistas.
Así, en los restos de los altos muros, que aún a día de hoy rozan el cielo, encontramos bóvedas de cañón y ábsides románicos; tramos construidos en ladrillo, al más puro estilo mozárabe; pilares de corte gótico; la puerta de la sacristía, renacentista, y la fachada occidental, construida en el siglo XVII y claramente barroca.
Qué ver en Pelayos de la Presa y alrededores
Más allá del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias, cuya sombra se extiende sobre las casas y el paisaje natural de los alrededores, Pelayos de la Presa cuenta con multitud de atractivos, que lo han convertido en el destino perfecto para una escapada de fin de semana. Por eso, desde el viernes y hasta el domingo, el pueblo se llena de madrileños que, deseosos de huir del bullicio y el calor, llegan aquí en busca de tranquilidad.

Al llegar, nos encontramos con la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción: un pequeño templo construido entre los siglos XVI y XVII que, pese a haber sido incendiado durante la Guerra Civil, se mantiene en pie gracias a las posteriores reconstrucciones. También con la Ermita de San Blas, un edificio levantado a mediados del siglo XX sobre la planta de un eremitorio visigodo.
Muy cerca, en la zona conocida como La Enfermería, se han encontrado pinturas rupestres que datan de la época prehistórica, que podrían datar de entre el 3.200 y el 2.500 a.C. Sobre las rocas, encontramos representaciones de figuras humanas, motivos naturales y dibujos sencillos en color rojo, que nos hablan de unos antepasados que ya quedaron prendidos de este municipio.
Por supuesto, no podemos no mencionar el Pantano de San Juan: una de las piscinas naturales más populares de Madrid, donde se pueden realizar actividades como piragüismo, kayak o esquí acuático. Se nos ocurren pocos planes mejores que disfrutar de una tarde de relajación aquí, chapoteando en aguas de un azul imposible y al abrigo del sol bajo las copas de los árboles, que pintan de verde intenso los alrededores.