
Los mejores restaurantes de Valencia para disfrutar de un buen arroz de marisco sin salir de la Albufera
Porque en esta vida hay muchas formas de alcanzar la felicidad, pero pocas tan efectivas como una paella frente al lago de la Albufera, con el sonido de las barcas de fondo y el aroma del marisco en el aire.
A Virginia Woolf le bastaba una habitación propia para escribir. A ti y a mí, en cambio, nos hace falta algo más mundano para alcanzar ese estado de paz productiva: un arroz caldoso con bogavante en los mejores restaurantes de Valencia, un entorno natural sin prisas y, a poder ser, un camarero que nos mire como diciendo "esto sí que es comer bien". Si vamos a rendir culto al arroz de marisco, mejor hacerlo donde todo empezó: a orillas de la Albufera, donde el arroz no es plato, sino liturgia.
Cansados de menús kilométricos y risottos que se presentan como el no va más, volver a la sencillez de un buen arroz cocinado con fondo sabroso, producto fresco y paciencia es casi un acto de resistencia. En la Albufera, ese arroz tiene nombre, apellido y, sobre todo, dirección. Te llevamos por los mejores restaurantes donde puedes disfrutar de esta joya de la gastronomía valenciana sin alejarte de los juncos ni del reflejo de las barcas al atardecer. Para dormir puedes elegir uno de los mejores hoteles de Valencia.
El Palmar: el epicentro del arroz bien hecho
La pequeña pedanía de El Palmar es el corazón gastronómico de la Albufera. Aquí no hay trampa ni cartón: quien sirve arroz, sabe de lo que habla. Y en esa categoría entra Restaurante Casa Ángel, uno de los favoritos de quienes buscan arroz de marisco en versión canónica. Su arroz meloso con bogavante es pura escuela: marisco fresco, arroz en su punto y ese sabor profundo que solo se consigue cocinando con fumet casero. Además, la terraza tiene vistas al lago.
A pocos metros, Bon Aire, con varios premios a sus espaldas, incluido el de mejor paella del mundo en 2018, no se queda atrás. Aunque su carta es extensa, el arroz a banda con carabineros y su versión con langosta son un homenaje a la Albufera en cada cucharada. Si eres de los que pide el “socarrat” como si fuera un derecho constitucional, aquí estarás contento.
Y si prefieres algo más familiar, sin perder autenticidad, Nou Racó es otra parada obligatoria. Su ubicación es inmejorable y su arroz caldoso con cigalas y almejas tiene fans fieles que vuelven verano tras verano.
El tópico dirá que donde hay arroz, hay turistas. Pero en la Albufera, los turistas que se sientan a comer bien se vuelven devotos. Para quienes buscan la experiencia completa —comida, paisaje y sobremesa lenta—, hay opciones que combinan cocina con entorno como pocas.
En esa línea, El Rek es una de esas joyas discretas que los locales recomiendan a sus amigos con voz baja, como si fuera un secreto. Su arroz de marisco al estilo tradicional, servido en cazuela de barro, mantiene la esencia de las recetas de antaño.
Y si buscas una experiencia redonda, Mateu, uno de los clásicos de la zona, lo tiene todo: vistas, tradición y un arroz de bogavante que te hará salivar. Pide mesa en la terraza y prepárate para que el arroz te sepa a domingo.

¿Caldoso, meloso o seco?
En la Albufera no solo importa el qué, sino el cómo. Saber pedir un arroz es casi tan importante como elegir el restaurante adecuado, y la clave está en conocer las diferencias entre sus tres versiones más populares: el caldoso, el meloso y el seco. Cada uno tiene su textura, su ritmo y su momento del día. Así que si no quieres parecer turista despistado, conviene tener claro qué tipo de arroz quieres disfrutar.
El arroz caldoso es el más marinero de todos. Se sirve con generosidad de caldo —suele llevar fumet de pescado, marisco o ambos— y tiene un punto casi de sopa espesa, aunque con los granos bien sueltos. Es perfecto para los días en los que el cuerpo te pide cuchara, y en la Albufera suele ir acompañado de galeras, cigalas o incluso bogavante, dependiendo de lo que traiga la lonja.

El meloso, por su parte, es la opción intermedia: ni seco ni caldoso, con una textura cremosa que recuerda al risotto pero sin queso ni mantequilla. El truco está en el almidón del propio arroz y en el equilibrio del caldo. Es el favorito de muchos cocineros porque permite jugar con matices y potenciar los ingredientes. Un buen meloso de sepia, almejas y gamba roja puede convertirse en tu nuevo plato favorito.
Y luego está el seco, el más clásico en la tradición valenciana. Se prepara en paella, con el arroz extendido en capa fina, y aquí sí: el socarrat es protagonista. Es menos aparatoso que los anteriores, pero tiene algo adictivo. Cada grano está suelto, impregnado de sabor. En la Albufera, aunque el seco de pollo y conejo es el rey histórico, muchos restaurantes lo versionan con marisco para quienes vienen buscando mar en cada bocado.
