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Esta ciudad es la nueva capital mundial del diseño: un museo al aire libre lleno de murales y hoteles boutique
Descubrimos el enésimo resurgir de la capital de Florida. Atrás quedaron los años de Corrupción en Miami. Corregidos los excesos de aquella época, MIA entró en el siglo tras su paso rehab. Hoy, dos décadas y media después del efecto 2000, las inversiones millonarias y las políticas regenerativas han hecho que la ciudad viva un momento envidiable.
Superada la resaca de los 80 y 90, Miami entraba en el nuevo siglo convertida en meca arquitectónica. Los estudios más importantes del mundo elevaban las cotas de ego e ingenio dejando su rúbrica frente a la bahía vizcaína. Pero el impulso definitivo llegó en 2002, al convertirse en la sede transatlántica de la todopoderosa feria Art Basel. En pocos años pasó a ser uno de los epicentros globales del arte. Incluso a nivel de urbanismo, hoy es un referente internacional por la reconversión de zonas altamente peligrosas en barrios donde la creatividad es la moneda de cambio. Como el ya consolidado Design District, la restauración integral del distrito Art Déco o el desarrollo más reciente de Wynwood.
Todos ellos son buena muestra del crisol cultural del que hace gala la ciudad, pero no siempre fue así. Y aunque no es fácil transmutar un estigma en virtud, hoy apenas quedan ecos de los lamentos de antaño por el exceso de inmigración o por la presencia de colectivos que visibilizaban su escandalosa diversidad. En 2025 es ese mestizaje el garante de una riqueza que le otorga un halo de exotismo y libertad único.

Mucho por ver y disfrutar
El verdor tropical todo lo envuelve y lo refresca celebrando ese calor húmedo que da vida a Miami. Al pasearla descubres cómo la ciudad se despliega en cada distrito con una identidad caleidoscópica a prueba de prejuicios. Aquí te damos unas pistas de cada uno de ellos para que sepas qué te espera en sus calles.
South Beach, la famosa playa del sur, es un icono internacional en el que el art decó se cita de forma inesperada con el Atlántico. The place to be para el entretenimiento, las salidas nocturnas y días interminables junto a una lengua infinita de arena blanca como la harina.
El Design District, originalmente una plantación de piñas y, más tarde, un distrito desfavorecido y deprimido, es hoy meca de arte y shopping de lujo. Esa fusión de compras, museo al aire libre y galerías le da un aura única que lo convierte en un destino en sí mismo.

Little Havana es un pedazo de cuba en el corazón de Miami... ¿o al revés? No siempre lo tienes claro… La calle 8 y sus aledaños saben, huelen y suenan a Cuba. Tópicos e idiosincrasia se mezclan con la personalidad local, creando una curiosa intersección de culturas. Así lo demuestran sus murales alegóricos, los restaurantes o las partidas de dominó al aire…
En Wynwood, lo que antes eran calles prohibidas son, ahora, uno de los lugares más concurridos de la ciudad. Sus coloridos murales se han convertido en todo un reclamo y conforman un museo callejero en el que se exhiben obras a gran escala de algunos de los artistas callejeros más influyentes. Aquí se suceden almacenes reconvertidos en tiendas de diseño, tiendas de ropa de segunda mano o cervecerías artesanales.
Y Downtown y Brickle han pasado de ser el centro financiero al barrio de moda para inversores… Cada vez edificios más altos y más sofisticados se disputan un pedazo de cielo que rascar. Un paseo por aquí cuando cae la tarde y se levanta la brisa es una buena clase de arquitectura contemporánea. Un sinfín de grúas se eleva como una marea de hierro a modo de metáfora de la prosperidad que ha vuelto a Biscaine Bay. Desde la orilla divisarás las islas Venetian, el colmo del chic en Miami; construidas de forma artificial y hogar de las mayores fortunas. Al sur, no te pierdas la villa-museo Vizcaya y sus jardines. Reflejos del esplendor de la zona al comienzo del siglo XX.

Boutique y bueno, dos veces bueno
Alojarse en propiedades boutique llenas de encanto y sabor local siempre aporta un extra. ¿Un buen ejemplo? Esmé Hotel, merecedor de varias llaves Michelín y miembro del selecto sello Preferred Hotels & Resorts. Sus 145 habitaciones se reparten entre once edificios interconectados por patios y paseos, con un estilo que navega entre el biophilic chic de Miami, los toques coloniales y guiños al estilo de vida mediterráneo.
Fundado en 1920 como colonia para artistas tenía un aire tan cautivador que fue elegido por el propio Al Capone para instalarse en la ciudad y abrir una sala de juegos clandestina. Hoy, tras una reforma millonaria firmada por Jessica Schuster, conserva su original feeling inspirador y sexy. Además, su inmejorable ubicación, en pleno South Beach, y junto a la recoleta y pintoresca Española Way, es ya un reclamo.

Un puzle de la mejor hospitalidad
Una agradable sorpresa al cruzar el lobby, además de la amabilidad del equipo, es que se trata de un espacio con carácter propio, donde las antigüedades, el arte y la artesanía tienen un papel destacado. Madera, mármol y una infinidad de textiles se combinan con maestría con una paleta de color poco habitual que se sumerge en los tonos joyas como el rubí o el esmeralda.
Cada edificio cuenta con una identidad, un estilo y hasta un cromatismo propio, así como sus habitaciones, amplias para el estándar de la ciudad y concebidas como espacios para la calma; el contrapunto perfecto al ambiente trepidante que se vive fuera del hotel.
La profusión de detalles elegidos con un agudo sentido del humor, el mobiliario hecho a medida y sus camas kilométricas se fusionan creando espacios llenos de encanto y una cierta naturalidad hogareña que recorre todo el hotel. Hay una curiosa mezcla entre un legado que se reimagina con respeto, los elementos art déco y un toque de modernismo tropical.

Comer (y beber) bien a cualquier hora
Otra de las grandes y gratas sorpresas en Esmé es su apuesta por la gastronomía. Cuentan con 13 conceptos gastro distintos y en algunos de ellos la influencia en la cocina española es más que notoria, como en Tropezón, inspirado en platos andaluces fusionados con otros orígenes mediterráneos. Para los amantes de la carne, The Joyce, un salón para 45 comensales, es el lugar perfecto. Y si se te antoja algún cocktail, no te pierdas su última incorporación: The Bamboo Room, la coctelería tipo Tiki, obra de los siempre geniales Trader Vic’s.

The Roof, la terraza más deseada de Miami
En la última planta, y diseñada como un beach club urbano, la azotea del hotel se ha convertido en un icónico oasis tropical en Instagram. A primera hora puedes unirte a las actividades de la mañana, como sus deseadas sesiones de yoga. Según avanza el día, la piscina se convierte en la protagonista absoluta. Rodeada de day beds y espacios privados permite refugiarse durante las horas más calurosas. Al caer la noche, las sesiones con DJ y el restaurante mediterráneo hacen del lugar uno de los hotspots de Miami para locales y un público internacional bien informado.
