Este recóndito hotel en una antigua fortaleza de Mallorca te contagiará su legado de amor y respeto
La entrada de Cap Rocat. Foto : Cap Rocat.

Este recóndito hotel en una antigua fortaleza de Mallorca te contagiará su legado de amor y respeto

Imagina un hotel que cultiva el encanto mediterráneo y que en tiempos fue una fortaleza. Así es Cap Rocat, un mirador abierto a la Bahía de Palma y una oda al auténtico lujo mallorquín.

Ángeles Castillo | Julio 10, 2025

El lugar lo tiene todo para emocionar. La Mallorca más auténtica es un paraíso embriagadoramente mediterráneo. Ese mar tan nuestro que nos devuelve lo que en su tiempo fue a buscar Frédéric Chopin, como los viajeros más románticos. El polaco lo encontró en Valldemossa, en una de las celdas de su Cartuja, “muy cerca de lo más bello del mundo”, escribió. Más allá de este preludio musical que suena a “nocturnos”, adentrándose en la Bahía de Palma, en Cala Blava (Lluchmajor), existe un refugio al amparo de un Área Natural Protegida al que ir, por supuesto, pero sobre todo al que volver siempre.

Cap Rocat fue una fortaleza militar y hoy es un lugar entregado a la calma que siempre da a un horizonte inmenso. Y para verlo no hay que salirse a ningún mirador privilegiado, que también. Basta con asomarse desde cualquiera de sus 30 habitaciones, abiertas todas al mar. Lo mediterráneo está igualmente en su spa, cavado en las profundidades, por donde se cuela el silencio más rotundo y la luz más natural.

Y también en su restaurante La Fortaleza, galardonado con dos Soles Repsol, y en manos del chef y director gastronómico Víctor García, que envuelve de elegancia, con porcelana colonial y manteles de lino, la cocina local. Una ceremonia gastronómica siempre de noche que, llegado el verano, se traslada a la azotea del castillo.

Mientras, el Sea Club, frente al mágico entorno del Caló de la Reina, sublima la gastronomía vacacional entre el blanco y el azul. Además, Saddle Madrid desembarca por segundo año consecutivo en pleno julio y agosto, con su estrella Michelin, para ofrecer un menú degustación a la hora de cenar.

Turismo responsable bajo un cielo de Miró lleno de aves

Estar aquí es, sin más rodeos, un lujo. Se trata, de hecho, de un edificio declarado Bien de Interés Cultural y catalogado como Monumento Nacional, que se funde con el paisaje. Un proyecto arquitectónico de restauración que le debemos al estudio de Antonio Obrador, con el propósito de preservar la singularidad del complejo y minimizar el impacto medioambiental, y por el que obtuvo, entre otros, el prestigioso Premio Europa Nostra.

La fortaleza permite contemplar en todo su esplendor las aguas de la reserva marina de la bahía, con sus praderas de posidonia y toda su biodiversidad. Lo mismo que el cielo azul, muy de Miró, por donde alzan el vuelo pardelas, cormoranes, paíños o gaviotas, como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) que es. Se agradece, y mucho, que en este recodo balear se practique hasta este punto el turismo responsable.

Cap Rocat se abre, entra la brisa, y tanto sus patios como su terraza junto a La Fortaleza se transforman en escenario excepcional para eventos y las noches de verano. Tan predispuestas a la tranquilidad, el buen vino, como recién escanciado de la crátera, y las conversaciones sin final. O sea, las bondades de la vida lenta, del viaje como experiencia vital, de las tradiciones locales como raíz y de ese reconectar, subrayan sus responsables, con “la esencia de lo que nunca debimos dejar de ser”. Quieren recuperar las sensaciones de antaño, “cuando los viajes se hacían sin prisa y con el objetivo de vivir experiencias que hicieran crecer el alma”.

Un verano mallorquín frente al mar, con piscina y entre acequias

Y qué fácil resulta lograrlo paseando entre sus árboles, sus estanques con gárgolas y sus acequias, oyendo el agua saltar desde los caños sin tener esta vez que añorar el mar, que está en todas partes, o sumergiéndose en la piscina de agua salada que se hace infinita sobre una de las murallas de la vieja fortificación. La piedra, a todas luces monumental, es de marés (arenisca) y está perfumada con el jazmín, la santolina, el pino o el romero, que se cuelan hasta un interior en el que el olor es también a libros y hogar.

El bello recital del exterior continúa puertas adentro. Patios, calles, torres secretas y almenas talladas en la roca han pasado a ser cuidadísimas habitaciones, todas con terraza, a veces incluso en plural. Las Doble Fortaleza, por ejemplo, tienen techos abovedados y suelos de piedra autóctona, además de una butaca pensada para leer. Por su parte, las Suites Cap Rocat presumen de sofá, mesita de café y de textiles con el típico estampado mallorquín.

La Suite El Cabo destaca por sus grandes bóvedas, su salón, un baño que es casi spa, una piscina con zonas ajardinadas y un gazebo desde donde disfrutar de las impresionantes vistas. Las Suites del Mar, en cambio, son casitas de estilo mallorquín, rodeadas de jardín, con alberca y porche.

Y, por último, las habitaciones Centinela están excavadas en la roca en lo que eran antiguos puntos de defensa, donde se escondían los cañones. Sorprenden sus suelos de mármol, sus muros de piedra viva y sus techos de madera, además de dos baños con puertas de espejo para ver reflejado el mar. No falta una pequeña piscina privada que mira al horizonte.

Empezábamos con Chopin y terminamos con el Festival Cap Rocat de música clásica, que el hotel alberga desde 2021 y que se encuentra entre las grandes citas musicales del verano europeo. Está organizado por la Fundación Madina Mayurqa en colaboración con Cap Rocat y bajo la batuta del griego Ilias Tzempetonidis, director artístico del Teatro San Carlo de Nápoles.

Esta quinta edición será del 1 al 3 de agosto y contará con estrellas como la soprano sudafricana Pretty Yende, la pianista kazaja Evgenia Startseva, el tenor sardo Francesco Demuro o la soprano ruso-austriaca Anna Netrebko. No podía haber mejor escenario.

El lujo de ser sostenible

Demostrando que el verdadero lujo está en cuidar, preservar y devolver vida a la tierra, Cap Rocat se ha convertido en el primer hotel en registrar un Proyecto de Absorciones de Carbono en Baleares. Esta nueva iniciativa, verificada por AENOR, se llama Es Pagos Regenera y sitúa a este hotel a la vanguardia de la hotelería nacional en términos de sostenibilidad.

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La finca agroforestal Es Pagos Regenera. Foto: Cap Rocat.

Al nombrar Es Pagos nos referimos a una finca agroforestal en el corazón de la isla con más de cinco siglos de historia y más de 250 hectáreas, ahora consagradas a la agricultura regenerativa, que durante las próximas tres décadas absorberá más de 13.700 toneladas de CO2.

La idea es compensar así las emisiones del propio Cap Rocat, que ya cuenta con medidas de eficiencia energética para reducir todo lo posible su huella. Pero es que, además, incluye regenerar el suelo y recuperar cultivos tradicionales como olivos, algarrobos, cítricos o cereales antiguos, al tiempo que se reactiva la economía local agraria.

En definitiva, Es Pagos será un lugar que hará posible la cohabitación armónica de biodiversidad, memoria agrícola y tecnología. Este proyecto se ha diseñado desde la gestora hotelera internacional Marugal Hotel Management, en línea con sus compromisos de excelencia en el logro de los objetivos de sostenibilidad ambiental, social y económica. Como dice su fundador, Pablo Carrington, “la restauración de la fortaleza y nuestra dedicación a prácticas ecológicas reflejan nuestro compromiso con la isla de Mallorca y su patrimonio natural y cultural”.