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“Lo que no se mide no mejora, y lo que no mejora se deteriora, y no podemos permitírnoslo en el turismo”
Esta experta en tecnología señala que se debe abandonar la parametrización del éxito basada en el número de visitantes.
Lleva más de 17 años demostrando que la inteligencia de los datos puede construir un mundo mucho más resiliente y próspero. Al frente de una de las empresas referentes en IoT (internet de las cosas) y gemelos digitales medioambientales, su propósito es claro: transformar la sostenibilidad en una ventaja competitiva.
¿Cómo se gestionan la masificación y todo lo que conlleva: utilización de recursos, huella de carbono…?
Este es el elefante en la habitación del que nadie quiere hablar. No podemos seguir vendiendo la postal idílica de nuestro país mientras por detrás el ecosistema se ve afectado. Nuestra propuesta es sencilla: dejar de gestionar a ciegas. Los gemelos digitales medioambientales actúan como el ojo que todo lo ve y el cerebro predictivo del planeta.
¿En qué consiste exactamente esta puntera tecnología?
Es un entorno virtual de una entidad real. Se diseña mediante datos y modelados algorítmicos y ayuda a simular escenarios futuros para conocer el efecto que tendrá una medida antes de implantarla.
¿Qué situaciones se pueden replicar antes de ser ejecutadas?
En realidad, casi cualquiera que tenga un impacto en el entorno. Por ejemplo, puedes saber si abrir otra playa más o un sendero va a colapsar el tráfico, saturar los servicios o dañar especies protegidas. O si un nuevo festival disparará el consumo de agua y la generación de residuos hasta límites insostenibles.
¿Cuáles son los beneficios de la implantación de este sistema?
Se evitan errores costosísimos, optimizas la inversión, minimizas la huella negativa y, lo más importante, tomas decisiones basadas en la evidencia, no en intuiciones o en la presión del corto plazo. Se gana rapidez, seguridad y eficiencia.
Todo parecen ventajas. Entonces, ¿qué barreras persisten para que los destinos no adopten este mecanismo?
En realidad, lo tenemos todo para triunfar. El talento existe, y las generaciones más jóvenes están deseando trabajar en soluciones para reducir el cambio climático. Por otro lado, no faltan datos, es que no sabemos qué hacer con ellos o no estamos dispuestos a invertir en las infraestructuras que los recojan y procesen de forma inteligente. O a cederlos. Así que diría que lo que falta es la sensación de urgencia. Es la historia de siempre: preferimos apagar fuegos que prevenir incendios.
En los próximos años se movilizarán cientos de millones en los Planes de Sostenibilidad Turística en Destino. ¿Qué criterios se deberían aplicar para que esos fondos generen resultados visibles?
Lo primero es que se garantice la sostenibilidad en el tiempo de estos proyectos. Parece que en España innovamos a golpe de financiación europea. El reto ahora es seguir haciéndolo sin ella. Hay que pensar a largo plazo y garantizar la interoperabilidad de esas soluciones, que no sean estancas.
¿Cómo se mide la rentabilidad de invertir en sostenibilidad?
Por un lado, la eficiencia puramente operativa se traduce directamente en un ahorro significativo de costes. Por otro lado, la reputación y la marca son cruciales. El visitante es cada vez más consciente, y ser percibido como un lugar o un establecimiento sostenible es un activo invaluable. Por último, la mera conservación del destino ya debería ser un objetivo. No podemos agotarlo y robarle el sustento a las próximas generaciones.
¿Está preparada esta industria para priorizar la calidad?
Llevamos décadas midiendo su buena salud por la cantidad de viajeros que recibimos. Pero, ¿es ese el KPI que necesitamos? Si queremos aportar valor, necesitamos redefinir radicalmente estos indicadores. La excelencia no es un eslogan del segmento de lujo; es la capacidad de un destino para prosperar sin autodestruirse. Y para nosotros este concepto es un dato operativo.
Si pudieras predecir el futuro, como hacen vuestros gemelos digitales, ¿qué escenario ideal te gustaría ver en 2030?
Mi visión es que en 2030 España se convierta en líder mundial no solo por el sol y por su gastronomía, sino por ser el destino más inteligente y sostenible del planeta. Y lo será gracias a su capacidad de innovación tecnológica aplicada.