Por qué el biohacking se ha convertido en el nuevo destino de moda que gana adeptos entre los turistas que buscan algo diferente
Las instalaciones de SHA, en plena naturaleza. FOTO : SHA.

Por qué el biohacking se ha convertido en el nuevo destino de moda que gana adeptos entre los turistas que buscan algo diferente

Terapias de última generación para fulminar el estrés, programas para optimizar la producción de energía a nivel celular o planes para equilibrar el sistema hormonal, combinados con experiencias de placer y bienestar en lugares paradisiacos, son la clave del éxito de esta tendencia de turismo de calidad.

Virginia Lombraña | Julio 24, 2025

La nueva moda entre los planes de vacaciones más cool –sin entrar a consultar al gran oráculo de la IA, que ahora también se ha convertido en agente de viajes– trasciende la disyuntiva clásica de playa o montaña, norte o sur, escapada nacional o internacional… Por encima de esas opciones tradicionales se sitúa hoy en día el anhelo de bienestar físico, mental y emocional. Una tendencia creciente y donde España ocupa en estos momentos un lugar de privilegio. Tal vez porque ya hace varias décadas que empezó a explotar esta posibilidad. De hecho, hay que remontarse 17 años atrás para hablar de uno de los establecimientos pioneros en el enfoque integrativo basado en la ciencia y la salud, SHA, hoy convertido en toda una institución del llamado wellbeing.

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La infinity pool de SHA. FOTO: SHA.

Encaramado a lo alto de una colina blanca recostada sobre el Mediterráneo, aquí el tiempo se diluye y, paradójicamente, también se expande. Quien llega por primera vez a este enclave poderoso desde el que se divisa Altea pronto advierte que no se encuentra en un hotel ni en una clínica: es todo eso y algo completamente diferente. Es una tregua, un lugar donde uno no viene a escapar de nada, sino a encontrarse de verdad. A empezar de nuevo con los mismos años, pero otra edad. En mi experiencia particular, me fui con la satisfacción de saber que mi edad biológica había adelantado 12 años a la cronológica, pero también con la certeza de que mi sistema simpático estaba al límite.

Con ese punto de partida, se imponía seguir el programa de Rebalance & Energize, y resulta realmente sorprendente cómo cuatro días intensivos de tratamiento te reconstruyen, te equilibran y, lo más importante, te hacen consciente del daño que te estás infligiendo al ir a mil revoluciones por segundo. Doy fe de que, para ralentizar el ritmo, disfrutar de la procrastinación sin culpa y desactivar el pensamiento automático (y creativo) las 24 horas, no hace falta una rutina de 21 días, solo hay que dejarse fluir y disfrutar del silencio, contemplar la vista de un horizonte sin contaminación desde una hamaca de tres metros con un té relajante en la mano y sentir que la vida es justamente eso, estar en sintonía contigo mismo y con lo que te rodea.

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Las terrazas de este espacio único. FOTO: SHA.

Una escapada de salud y placer

Este es un lugar peculiar, tanto es así que muchos comentan que ha servido de inspiración para la última temporada de la serie White Lotus. Es una especie de enorme villa donde se juntan amigos y desconocidos de diferentes nacionalidades (por este orden, los más numerosos, españoles, franceses e ingleses), donde la mayor parte del tiempo vas en albornoz para poder saltar de un tratamiento a otro con comodidad, en el que la gastronomía terapéutica es pura delicatessen (además de saludable) y donde la búsqueda del bienestar y la salud no están reñidos con el placer. De hecho, en la piscina exterior puedes disfrutar de un baño a la luz de la luna o dejarte llevar por la música que ameniza la terraza buena parte del día, sin taladrarte la cabeza, como si estuvieras en un pool club de élite. Durante las cenas la etiqueta manda, aunque declinada en un estilo no demasiado formal, mientras el equipo de sala, perfectamente coordinado, sirve platos de nueva cocina que sientan bien a tu organismo y disfrutas de sesiones de música en directo. 

Al ritual de las comidas le precede un vasito de vinagre de arroz, que al comienzo sorprende y levanta suspicacias, pero que a los dos días eres tú mismo quien lo pide, porque aquí nada se impone, se explica. Durante las comidas no se sirve agua (ralentiza y complica la digestión), a menos que el huésped lo solicite (incluso vino o cerveza, si es el caso). No se enseña a contar calorías, sino a entender cómo las procesa nuestro cuerpo. No se demonizan los alimentos, se seleccionan los que desactivan la inflamación y activan el organismo. La filosofía que subyace en cualquiera de los planes que ofrecen es optimizar cuerpo y mente, desintoxicarnos, en el sentido más amplio de la palabra. La alimentación, basada en principios de cocina energética y medicina oriental, se transforma en una pedagogía del gusto. Alcalina, sin gluten, sin azúcares refinados, sin procesados… pero llena de matices, de texturas, de respeto por el ingrediente. Buscan que los ingredientes sean de origen vegetal y marinos, procurando que, además, lleven la etiqueta de ecológicos, de temporada y de proximidad.

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El spa. FOTO: SHA.

Con todo, lo bueno de este lugar es que nada es obligatorio, todo son sugerencias, que tú mismo adoptas porque observas enseguida que procuran un efecto beneficioso. Es más, ni siquiera tienes que permanecer todo el día en el recinto, aunque, realmente, es lo que apetece, porque estás en una especie de resort todo incluido de élite.

Su método se centra en disciplinas clave: nutrición saludable, medicina preventiva y well-aging, medicina holística, estimulación cognitiva, diagnóstico preventivo avanzado, bienestar y equilibrio interior, y rendimiento físico. Y se organiza conforme a diferentes programas, en función de los objetivos de cada huésped: Rebalance & Energize (para alcanzar la máxima vitalidad y el equilibrio físico y mental); Leader’s Performance (rendimiento óptimo para quien vive en condiciones de alta exigencia); Intensive Detox & Optimal Weight (reactivación metabólica para alcanzar el peso ideal); y Advanced Longevity (enfoque preventivo para ralentizar el envejecimiento prematuro). A lo que hay que añadir su nueva Unidad de Salud de la Mujer.

Si por algo se ha caracterizado, desde su creación, este santuario de la longevidad es por redefinir el concepto de salud integrativa. Lejos de las modas pasajeras del wellness de escaparate, SHA propone una mirada profunda: medicina occidental de vanguardia, terapias naturales y biohacking de última generación conforman un programa inspirado en lo bueno de la filosofía oriental y lo mejor de la medicina más puntera, todo desde un punto de vista holístico. Entre las pruebas que realizan están el análisis de composición corporal, el escáner 3D, la medición de signos vitales, el oxytest (para determinar el grado de oxidación del organismo), prueba de biorritmos del cortisol, neuromodulación no invasiva, ozonoterapia GAH intravenosa, medición de la acumulación de productos de glicación avanzada, crioterapia, terapia de hipoxia hiperoxia intermitente, sesiones de neurotécnica… Cada hora, según tus necesidades, tienes programado un plan a medida, que puedes ir consultado cómodamente a través de la app, donde encuentras organizada tu agenda al milímetro.

De alguna manera, todo resulta fácil y orgánico en este lugar, que inspira paz y tranquilidad. Sus muros blancos, su luz natural, sus ventanales abiertos al horizonte parecen sugerir que la belleza no está solo en lo estético (que también, y de hecho, tienen lo último en dermoestética, tratamientos capilares y estética dental preventiva), sino en lo funcional: un cuerpo que respira bien, que digiere sin esfuerzo, que duerme un sueño reparador, que despierta con deseo de estar vivo. Lo que más me gusta es que no venden juventud, enseñan a cultivar longevidad.

El cuerpo como sistema operativo

En SHA, el cuerpo se trata como un sistema inteligente, no como armazón o un enemigo a doblegar. En este espacio diseñado para aumentar la esperanza de vida con calidad, los biomarcadores constituyen la hoja de ruta, donde se evalúa desde el nivel de metales pesados que tienes hasta la calidad del sueño REM. Decodificados todos esos datos, se diseña una serie de actuaciones para luchar contra el envejecimiento y ganar vitalidad y salud, conciliando todo esto con una estancia superplacentera, unas vacaciones diferentes.

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Tecnología, diseño y funcionalidad conviven en SHA. FOTO: SHA.

En sus programas de biohacking, los huéspedes –ejecutivos al borde del burnout, artistas y personas anónimas que quieren invertir en sí mismos– se convierten en aprendices de su propia biología. Se les enseña a modular su cortisol, a optimizar su mitocondria, a entender el impacto del ayuno en su metabolismo. No hay dogmas, solo información precisa. Por eso tampoco hay soluciones universales, sino mapas personalizados que tienen como premisa la medicina preventiva. Gracias a esa radiografía genética, epigenética, hormonal, digestiva…, sientes que conoces tu cuerpo y rompes con la inercia para recuperar el instinto y tomar buenas decisiones.

Más allá del lujo

SHA es lujo, eso es innegable. Pero no un lujo superficial, aquí no hay mármol ni mayordomos siguiéndote, aunque la hospitalidad resulta exquisita y la ambientación no puede ser más acogedora. Su lujo es otro: el del silencio, el sueño profundo, la energía sostenida, todo en aras de la longevidad.

Los espacios no están pensados para impresionar, sino para respirar. Las 89 habitaciones (con vistas a la montaña o la bahía), 12 residencias y 1 villa carecen de alfombras rojas o lámparas barrocas, pero tienen camas enormes ultraconfortables y terrazas impresionantes desde las que mirar sin prisa y acaparar vitamina D. Instalaciones modernas y funcionales, como su gimnasio.

Alejados del bullicio, el lugar invita a caminatas conscientes entre pinos mediterráneos, sopas de miso al atardecer –un alimento del que es prescriptor uno de los doctores antiaging más reconocidos de Europa, Vicente Mera, director médico de SHA– y sesiones de meditación con cuencos tibetanos. La ciencia y la calma se alinean en una estancia que resulta de lo más reparadora y estimulante, un plan de vacaciones diferente.

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La Grand Suite de SHA. FOTO: SHA.

Al fin y al cabo, lo que ofrece SHA es algo muy simple: recordar cómo se siente estar bien. Y una vez que uno lo recuerda, lo demás –el estrés, el insomnio, la fatiga crónica, el ruido interior– deja de ser normal.

Y si Altea se queda muy cerca como viaje de verano, siempre tienes la opción de viajar al SHA del caribe mexicano, que acaba de abrir en plena península del Yucatán, y el año que viene a Emiratos Árabes, donde están ultimando el proyecto, una isla de longevidad. Lo “malo” es que si lo pruebas, vas a querer repetir. Al menos, eso dicen las estadísticas, pues el 50% de los huéspedes son recurrentes. Tantos no pueden estar equivocados…