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Este hotel está en un pueblo precioso de Portugal yes obra de un diseñador muy conocido

Este hotel está en uno de los pueblos más bonitos de Portugal: es obra de un diseñador mundialmente conocido
Christian Louboutin inauguró el Hotel Vermelho en 2023, en la localidad portuguesa de Melides, en la costa del Alentejo.
Pocos destinos gustan más a los españoles que Portugal. Tiene pueblos blancos que nos recuerdan a los que encontramos en la costa de Andalucía, lo suficientemente cercanos como para poder respirar ese aire familiar que nos une a nuestro país vecino, pero lo suficientemente lejos como para que una visita a Lisboa aún sea algo emocionante. Y, aunque parece que todo es lo suficientemente conocido, el país luso aún tiene joyas por descubrir, como el hotel de Christian Louboutin en Melides.
Con menos de 1.500 habitantes, hace tiempo que este municipio de la costa del Alentejo se convirtió en el refugio particular del diseñador de moda. Solo faltaba una cosa: un restaurante que abriese durante todo el año y no solo durante el verano. Inconformista y de mente despierta, como todo buen artista, el francés compró los terrenos para llevar a cabo su idea, que se transformó hasta convertirse en un precioso hotel boutique de cinco estrellas.
Así es el hotel de Christian Louboutin en Portugal
A tan solo dos horas y veinte minutos de Badajoz, pero dándole la espalda a España para mirar directamente al océano Atlántico, encontramos Melides. Y es justo ahí, en el corazón de uno de esos pueblos encantadores que tiñen de blanco la costa con sus fachadas encaladas, donde nos espera el Hotel Vermelho, diseñado por uno de los diseñadores más afamados de nuestra época.

Camuflado a la perfección con la estética del municipio, cuyas blanquecinas casas recuerdan a las de la preciosa Évora, el sueño de Louboutin se encuentra a medio camino entre lo real y lo quimérico. Construido con la colaboración de la arquitecta portuguesa Madalena Caiado, el lugar brilla con sus azulejos azules y sus pinturas al fresco, que son obra de Konstantin Kakanias.
Este no es uno de esos hoteles que amontonan habitaciones prefabricadas a lo largo de un pasillo, donde los muebles apenas tienen personalidad y la corrección importa más que la perfección. El hotel de Christian Louboutin tan solo tiene 13 habitaciones, entre las que destaca la Matinha Suite, que tiene 85 m² y un balcón con vistas al jardín.
Aunque todos los cuartos tienen una clara inspiración portuguesa, con azulejos en las paredes y, en ocasiones, hasta en el cabecero de la cama, cada una de ellas tiene una personalidad propia: desde muebles de madera pintados de rojo vivo hasta baños que sorprenden con brochazos de color.

Para una experiencia aún más exclusiva, el hotel cuenta con dos villas: La Salvada, con su piscina privada y su preciosa fachada de color rosado, y La Maison des Bateaux, que ha convertido una de las casas tradicionales de Alentejo en un oasis de calma, perfecto para desconectar.
Qué ver en Melides
Melides es uno de esos pueblos pequeños que podrían pasar desapercibidos si no fuese por su espectacular belleza, que ha enamorado incluso a aquellos viajeros acostumbrados a hacer de Comporta su refugio personal durante el verano. Muchos opinan que se parecen por sus casas blancas y azules, sus campos de arroz y sus cabañas de madera.
Sin embargo, este municipio brilla con luz propia, pues tiene ese encanto que solo conservan los tesoros que están aún por descubrir. La vida local es el eje central de la localidad, en cuyo mercado se reúnen pescadores y agricultores a vender lo que han recogido sus manos, y donde los vecinos compran el producto de proximidad que sirven después en la mesa.

Además de las ruinas de la iglesia de Santa Marinha, que data de finales del siglo XV, y de las casonas que miran a la calle con sus balcones de forja, merece la pena visitar la laguna de Melides, repleta de todo tipo de aves. También la Playa de Viga, cuyas curiosas formaciones rocosas nos recuerdan a las de Las Médulas, en León.
Algunos utilizan sus playas para hacer surf, montar a caballo o hacer parapente, pero no se nos ocurre mejor manera de disfrutar de la caricia del Atlántico que tumbarte en la orilla y dejar que el mar se lleve lejos todas tus preocupaciones.