Panorámica de la Gran Mezquita. FOTO: Royal Mansour Casablanca

Casablanca, al otro lado de la gran pantalla: cosmopolita, abierta y con una sorprendente vida nocturna

La apertura de Royal Mansour en la capital financiera de Marruecos nos revela un destino poco turístico, pero sorprendente.

Germán Jiménez | 1 Ago 2024

Royal Mansour Casablanca es la nueva joya de la corona. Un descubrimiento en (y para) todos los sentidos que compartimos contigo tras conocer, en primera persona, la esperada segunda propiedad del sello hotelero del rey Mohamed VI.

Noblesse obligue… Este cultismo francés significa, según el diccionario de la L´Academie, “quien se proclame noble debe comportarse como tal”. Y tratándose del nuevo hotel del rey de Marruecos no se podía esperar menos. Máxime, cuando Royal Mansour Marrakech, su primera incursión en el sector y epítome del lujo, había dejado el listón extraordinariamente alto.

Pero, salvo porque el nivel de excelencia y el mimo al cliente son valores intrínsecos a la marca, pocas comparaciones caben entre ambas propiedades. Aquella, un exclusivo conjunto de riads bajo la protección de la Kutubía. Ésta, un edificio modernista de 1953, en pleno corazón de la inesperadamente desarrollada y bulliciosa Casablanca.

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Vista del espectacular lobby del hotel, a base de materiales nobles. FOTO: Royal Mansour Marrakech

Esta nueva apertura es una declaración de amor a la localidad donde hunde sus cimientos, pero también a su pasado y a su futuro. Buena muestra de ello es la monumental obra del artista Charles Kalpakian que preside el vestíbulo: un estilizado mapa de Casablanca vista desde el aire, convertido en delicado mosaico de vidrio, espejo, latón y cobre, trabajado como marquetería artesanal contemporánea.

Al otro lado de esta pieza icónica se levanta el paludario, con centenares de peces, que es tanto terrario como acuario y simboliza un mundo mitad terrenal, mitad acuático. Otra alusión a la esencia urbana pero también marítima de Casablanca, primer puerto de Marruecos.

Y como metáfora de lo que este hotel representará para la ciudad y el país, bien nos vale la pasarela de cristal que conecta sus dos torres. Suspendida en el aire, en el piso 23, es un símbolo transparente del vínculo entre épocas y culturas.

Lujo elevado a la enésima potencia

Solo unas cifras de titular tienen sentido en esta renovación histórica: ocho años de intensa renovación, 30.000 m2 de setenta tipos distintos de mármol, más de 600 obras de arte… Y, para dar una dimensión del nivel de servicio que puedes encontrar, valga como ejemplo que un equipo de más de mil empleados atiende sus 149 habitaciones. Más del triple del ratio habitual en los hoteles de lujo. Y esto lo notas nada más cruzas sus puertas.

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Habitación Deluxe Junior Suite. Foto: Royal Mansour Casablanca

Al llegar al lobby percibes una sensación embriagadora… Un espacio luminoso, coronado por cientos de ramos de orquídeas, en el que se suceden los materiales nobles a un ritmo frenético. Y esto es sólo la antesala de lo que espera en las habitaciones. Todas ellas, reflejo de una opulencia palaciega al más puro estilo retro-nostálgico de Wes Anderson y donde la mejor artesanía marroquí convive con arte contemporáneo y humaniza la tecnología más puntera. Aquí, el art-déco sirve de hilo conductor desde el interiorismo hasta los uniformes del personal que parecen sacados de un desfile haute couture de los años 50.

Estancias palaciegas de estilo ecléctico

Podríamos considerar este hotel como un resort urbano boutique. Grandes dimensiones, pero un número muy contenido de habitaciones. Eso sí, todas ellas, desde la categoría de acceso, son toda una declaración de intenciones: quien se aloje aquí se sentirá y será tratado como un rey. Desde los 45 metros cuadrados hasta 130 metros de las excepcionales suites dúplex y triplex y, finalmente, los ultralujosos apartamentos privados en los pisos 16, 17 y 18.

De hecho, la altura del edificio se ha elevado considerablemente para acoger estas exclusivas residencias. Cuentan con superficies entre los 150 y los 220 metros cuadrados y su decoración personalizada está inspirada en cuatro temáticas: moda, literatura, música y cine.

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Uno de los apartamentos tematizados del hotel, inspirado en el mundo de la moda. FOTO: Royal Mansour Marrakech

Pero si quieres descubrir qué cotas de lujo puede alcanzar Royal Mansour Casablanca no te pierdas la Suite Royale: más de 1.200 metros cuadrados, cuatro dormitorios, sala de cine, gimnasio, spa con hammam y un jardín colgante en el piso 24, accesible por un ascensor privado y que ofrece una vista panorámica de Casablanca y la Gran Mezquita. La ciudad a tus pies y solo el cielo y el océano en el horizonte.

Un hotel comprometido con su destino

Pero, quizá, lo que más llame la atención es el componente social que hay en este proyecto y en el resto la Colección Royal Mansour. En un país como Marruecos, donde la capilaridad y la codependencia familiar son muy importantes, emplear a un millar de profesionales en un hotel implica apoyar a muchos miles de personas.

Y, más allá de su lujoso posicionamiento, la estrategia de Royal Mansur y su expansión están muy ligadas al objetivo de crear destino turístico en zonas del país poco visibilizadas hasta el momento. Una forma, también, de generar riqueza local, fijar población, crear puestos de trabajo cualificados y atraer viajeros que generarán un impacto muy positivo en dichas localidades. Lujo con conciencia, una forma de hacer bien, haciendo bien los negocios.

Cuidarte por dentro y por fuera

Aquí, todo gira en torno al huésped y sus apetencias. Alimentar su cuerpo y alma es algo que se toman muy en serio. A nivel gastronómico, hay tres restaurantes que ya se han convertido en referentes de la ciudad.

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Le Sushi Bar. FOTO: Royal Mansour Marrakech

Le suhshi bar, bajo la atenta mirada del chef Keiji Matoba. La Braserie, que rinde homenaje al pasado francés de Casablanca. Y La grande table marocaine, que sirve lo mejor de la cocina tradicional local con aires renovados.

Y, para tratar tu cuerpo tan bien como tu paladar el Royal Mansour Spa, concebido como un santuario de bienestar, ofrece los beneficios de un auténtico hammam marroquí, masajes y tratamientos de vanguardia.

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Royal Mansour Spa. FOTO: Royal Mansour Marrakech

La sensación de que aquí el tiempo se detiene aquí es adictiva. Sus más de 2.500 metros dedicados al cuidado del huésped se reparten en dos plantas y su equipamiento es similar al de la más lujosa clínica. Cuenta, también, con un amplio gimnasio donde sus entrenadores personales pueden crear una rutina de entrenamiento a medida.

La noche de Casablanca, esa ciudad que tampoco duerme

Al ponerse el sol tras la Gran Mezquita, una vista maravillosa que puedes contemplar desde el roof top terrace del hotel, Casablanca muda su piel. El bullicio de sus calles se traslada a algunos de los clubs más inesperados que puedas imaginar y, fuera de ellos, el Atlántico baña las calles con un húmedo sosiego.

La escena nocturna aquí nos da una imagen cosmopolita, inclusiva y moderna, con una identidad a medio camino entre dos tiempos y muchas culturas. Los expatriados ponen una nota de color que no desentona bajo los focos de lugares tan especiales, como los que te descubrimos a continuación:

Le balcon 33, situado en el corazón de La Corniche. Este legendario restaurante con sala de espectáculos te hará viajar en el tiempo. No te extrañe si llegas a la una de la mañana y te encuentras todas las mesas ocupadas degustando un buen tajine de cordero… Las cosas buenas se hornean con tiempo y hay que saborearlas con calma.

Si quieres descubrir un local al estilo más europeo, tu lugar es el chic Villa Othelo, en uno de los barrios residenciales con varias plantas inspiradas en el mejor clubbing internacional.

Y si eres de los que trasnochan, tu lugar es: Amstrong, un local al más puro estilo underground neoyorquino donde la música en directo es el mejor motor para bailar hasta altas horas de la madrugada. Quizá, al volver al hotel escuches los cantos a la oración antes de despuntar el alba… ¡Cosas que solo pasan en Casablanca!

TURIUM TIPS

Disfruta del servicio de ‘concierge’. Es una atención exquisita, 24 horas a tu disposición, y pueden organizar visitas privadas y personalizadas.

Haz un ‘shopping’ distinto. En sus zocos encontrarás la mejor tradición artesanal: maravillosas piezas de cerámica, madera tallada o textiles.

Conoce a fondo la Gran Mezquita. Adentrarte en ella con el experto guía del hotel, que te hará ver y entender este monumento con otros ojos.

Sumérgete en el arte urbano. La ciudad es un gran museo al aire libre, con decenas de obras de artistas internacionales en La Corniche, su paseo marítimo.

Visita un icono cinematográfico. Si eres un nostálgico o un cinéfilo, acércate al Rick’s Cafe, una réplica del club que Bogart regentaba en el film de Michael Curtiz.