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Sin aeropuerto, sin turismo masivo y con playas casi vírgenes, Folengrados es una isla griega pequeña, escarpada y todavía poco conocida. Y precisamente por eso, merece estar en tu radar.
Si estás planeando una escapada a las islas griegas y no soportas las multitudes de Santorini ni las fiestas interminables de Mykonos, apunta este nombre: Folegandros (o Folengrados, como aparece en los mapas). Es una isla pequeña, escarpada y bastante desconocida que forma parte del archipiélago de las Cícladas, en pleno mar Egeo, entre Milos y Santorini. Tiene solo 32 km, no tiene aeropuerto y, hasta hace pocos años, ni siquiera tenía un turismo organizado. Y eso, en Grecia en 2025, es prácticamente una rareza. Ni cruceros, ni cadenas hoteleras, ni villas de diseño griegas. Lo que hay son playas salvajes y pueblos encalados.
Folegandros se recorre en un día, pero se disfruta en varios. Llegar requiere ferry y cierta predisposición a moverse con calma. La isla cuenta con tres núcleos principales: Karavostasis, el puerto donde atracan los barcos; Chora, el pueblo principal, encaramado a un risco con vistas espectaculares; y Ano Meria, una aldea agrícola dispersa con casas tradicionales y tabernas. Hay pocos coches, muchos caminos de tierra y una sensación constante de estar alejado de todo. No es una isla "secreta" como tal (porque eso ya no existe), pero sí lo bastante tranquila como para que todavía te sientas un poco pionero al visitarla.
Datos clave: pequeña, escarpada y auténtica
La isla mide unos 32 km y cuenta con poco más de 700 habitantes censados. Su orografía es accidentada, con muchos acantilados y pocas playas accesibles por carretera. Esto la hace menos atractiva para el turismo de masas, pero perfecta para quien busca tranquilidad.
Curiosamente, Folegandros ha estado habitada desde tiempos prehistóricos. Se han encontrado restos del periodo cicládico (III milenio a.C.) en varias zonas de la isla. Durante la Edad Media fue ocupada por los venecianos y, más tarde, por el Imperio Otomano. En el siglo XX, fue uno de los lugares donde el gobierno griego exilió a presos políticos, debido a su aislamiento.

Qué ver y hacer en Folegandros
Chora, la capital, está situada sobre un risco con vistas al mar. Es probablemente uno de los pueblos más bonitos de las Cícladas, pero sin el bullicio de otras islas. Sus calles son peatonales y, en verano, las terrazas de la plaza principal se llenan de gente cenando al aire libre.
Uno de los iconos de la isla es la iglesia de Panagia, en lo alto de una colina junto a Chora. Se puede subir caminando en unos 15 minutos por un camino empedrado con vistas espectaculares. No es solo una buena foto: desde ahí se entiende bien la geografía de la isla, su estructura en terrazas y su aislamiento.
Las playas son otro de los puntos fuertes, aunque la mayoría requiere caminar o ir en barca. Algunas de las más populares son:
El senderismo es una buena forma de recorrer la isla. Hay varios caminos señalizados entre Chora, Ano Meria y las playas. En total, se pueden recorrer unos 20 km de rutas sin necesidad de vehículo. Y si hace calor, las paradas en el mar lo compensan.

Comer a la griega
Uno de los mayores placeres de Folegandros está en la mesa. O mejor dicho, en la mesa al aire libre, a la sombra de una parra y con una jarra de vino local medio vacía. La isla cuenta con recetas que saben a hogar y paciencia. En las tabernas de Ano Meria, un pueblito agrícola del interior, puedes probar la matsata, una pasta casera tradicional que se sirve con carne de cabra o pollo, y cuyo sabor recuerda a lo que se cocina sin prisa.
La mayoría de los ingredientes se cultivan o crían en la isla. El queso kalasúni, de cabra y con carácter, es otro imprescindible. Y no te vayas sin probar los higos secos, el pan rústico o los tomates confitados.
