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Esta es la mejor escapada de fin de semana: tiene cascadas, pozas y piscinas naturales

Esta es la mejor escapada de fin de semana: tiene cascadas, pozas y piscinas naturales
Alicante no solo es playa y más playa, sino que esconde en su interior increíbles paisajes de montaña. Como Les Fonts d’Algar, donde se puede hacer un refrescante recorrido fluvial entre cascadas, pozas, canales y piscinas naturales. Adiós calor.
Hay Alicante más allá de la preciosa Altea, con playas kilométricas, o el también playero Santa Pola, frente a la isla de Tabarca, el secreto mejor guardado de la Comunidad Valenciana. Un Alicante montañoso que se perfila en las alturas de la sierra de Aitana, el Puig Campana, el Montcabrer o el Cabeço d'Or. También en la sierra de Bernia, en cuya sombra se resguarda un paraíso de piscinas naturales, saltos de agua, canales y cascadas llamado Les Fonts d'Algar, perteneciente al municipio de Callosa d’en Sarrià, donde es posible quitarse de encima el sofocante calor. Del mar a la montaña en un abrir y cerrar de ojos.
Les Fonts d’Algar, un área de gran valor ecológico con cascadas
Es curioso porque es un vergel llamando a la calma que está a solo un paso del frenético Benidorm, alejándose del mar y adentrándose en la sierra, en la tierra del níspero, que, dicho sea de paso, tiene hasta denominación de origen propia. Callosa, quédate con el nombre, por si tus ansias vacacionales te llevan hasta esta geografía mediterránea, en la Marina Baja.
Después ya será cuestión de ir, en plan Livingstone, en busca de las fuentes. No son las del Nilo, claro, pero sí las del Algar, todo un "locus amoenus" virgiliano, ese lugar bucólico antológico. Los amantes de la naturaleza, desde luego, lo agradecerán. Porque, además, desde aquí se puede iniciar el ascenso al Bernia.

Y no solo son las piscinas naturales, con una temperatura que no pasa de los 18º ni siquiera en verano, sino el agua precipitándose en cascadas, como la de El Toll de la Caldera, que, para colmo, cae sobre una poza increíblemente azul. Todo ello en medio de un paisaje esculpido en roca caliza. Se trata de un paraje fluvial, que se puede recorrer por un circuito de 1,5 km, de gran valor ecológico, por lo que está protegido, vigilado por socorristas en temporada alta y con acceso restringido.
Imposible quedarse todo el día. Desde el 1 de julio y hasta el 31 de agosto, las visitas se reparten en tres sesiones, al término de las cuales hay que abandonar el recinto. Se puede ir de 9 a 13 h, de 13 a 16 h o de 16 a 20 h. La tarifa de adulto son 8 euros, mientras que los niños de 4 a 10 años pagan 3. Hay precios reducidos para estudiantes, jubilados, discapacitados y grupos.
Un pícnic en un paraíso natural rodeado de agua
Una vez dentro, hay que cumplir ciertas normas. Por ejemplo, no está permitido el acceso con comida a la zona de baño. Únicamente a la de pícnic, con mesas a la sombra, aseos, máquina de refrescos y área de juegos infantiles. En el caso de utilizarla, hay que acceder por la entrada 2, donde hay una consigna gratuita para dejar los víveres hasta que llegue su hora. Nada de bebidas alcohólicas ni de envases de cristal. Ni de mascotas, por lo menos hasta el 15 de septiembre.
Es aconsejable llevar calzado adecuado. O sea, escarpines o cangrejeras para entrar en el río, y zapato plano y cómodo para moverse por los alrededores. Por lo demás, hay aparcamiento gratuito junto a la Oficina de Turismo, a 700 metros de la entrada principal de Les Fonts d'Algar.

Tras este reconfortante baño y el placer de estar rodeado de agua y naturaleza en todo su esplendor, uno puede dejarse caer por Guadalest, un pueblo precioso con vistas impresionantes que te dejará con la boca abierta. Benidorm y Guadalest, de nuevo puro contraste. Aquí se tiene la sensación de poder tenerlo todo a la vez.
Y luego queda Callosa, una antigua alquería musulmana que, tras la reconquista cristiana en el siglo XIII por el rey Jaime I de Aragón, fue adquirida por el almirante Bernat de Sarrià, pasando a ser su primer señor feudal. De ahí su nombre: Callosa d'en Sarrià, convertida en centro del señorío. Después fue de distintas familias nobles hasta llegar a la actualidad, en que la baronía de Callosa pertenece a la familia Crespí de Valldaura.
Qué ver en Callosa d'en Sarrià
De aquel ayer queda hoy parte de la estructura urbana medieval, de sus murallas y castillo, declarados Bien de Interés Cultural. De hecho, aún se puede cruzar por una de las puertas originales de la vieja ciudad: el Portal, con un arco de medio punto. La iglesia de San Juan Bautista data de 1578 y representa el periodo de transición del barroco al neoclásico, con cúpula de azulejos azules típicamente mediterránea, que tanta magia pone a la estampa.

Y también se puede visitar el lavadero de El Poador de la Font Major, este ya del XVIII, que llegó a tener 12 caños y a albergar a más de setenta personas. Allí iban las mujeres a lavar la ropa y llenar los cántaros. En 1910 se cubrió con un tejado a dos aguas. Y es una de las imágenes emblemáticas del pueblo, que nos lleva hasta la "Yerma" de Lorca. Voces cantando aquello de "en el arroyo frío lavo tu cinta, como un jazmín caliente tienes la risa".