La Milla de Oro del Vino de la provincia de Valladolid, la cuna española del turismo ‘slow’

| 20 Dic 2021

El turismo 'slow', con su retorno a la naturaleza, al bienestar primario y a las raíces, es una de las tendencias turísticas de 2022, como apunta el informe The Excellence Tourism Shift, de Turium. En España, esa fórmula se explota con éxito desde hace años en la provincia de Valladolid con su afamada Milla de Oro del Vino y su oferta de altísima calidad basada en el turismo enológico, el 'wellness', la naturaleza y la gastronomía.

El llamado turismo slow, que ya estaba ganando espacio antes de la pandemia, se va a consolidar como una forma de viajar diferente y segura, en la que lo importante para el viajero es vivir nuevas experiencias que le hagan sentirse protagonista de su propio viaje. Y ahí, la provincia de Valladolid, la cuna española del slow tourism, gracias a la Milla de Oro del Vino, tiene mucho que ofrecer.

Partiendo de un enoturismo de altísima calidad, la provincia de Valladolid ofrece al viajero nuevas sensaciones y posibilidades. La provincia cuenta con cuatro rutas del vino certificadas (Ribera del Duero, Rueda, Cigales y Toro) y, sobre todo, con algunas de las bodegas más exclusivas del panorama enológico español. Esa mezcla de tradición y modernidad hacen de la provincia de Valladolid un referente nacional e internacional y sirven para concluir que Valladolid es vino.


La bodega Protos, obra del arquitecto Richard Rogers. Por encima de ella, el castillo de la localidad de Peñafiel, sede del Museo Provincial del Vino de Valladolid.


Los lugares emblemáticos salpican toda la provincia castellanoleonesa, pero los 27 kilómetros que separan las localidades de Sardón de Duero de Peñafiel son la punta de lanza de toda esa oferta enoturística. La conocida como Milla de Oro del Vino de la provincia de Valladolid acoge todo aquello que reclama el turista más exigente, el viajero que disfruta con calma, sin prisa, de una experiencia única, en la que él mismo decide protagonizar su propia historia, lo que hace que cada viaje sea diferente, único y exclusivo. Ese viajero que, tras meses de restricciones y confinamientos, necesita experimentar y renovar viejas sensaciones, que sabe que ahora, por fin, es tiempo de vivir y, sobre todo, es tiempo de sentir.

A lo largo de esos pocos kilómetros, a derecha e izquierda del padre Duero, se arraciman las bodegas más emblemáticas de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Referencias enológicas imprescindibles para el amante del buen vino que se elabora en edificios singulares. Bodegas tradicionales que alternan con modernas bodegas de nuevo trazo, en una mezcla perfecta entre recuperación del patrimonio y los nuevos diseños arquitectónicos. Elaboradores que encierran en cada botella su paisaje, su terruño, su forma de cuidar y mimar la naturaleza que los rodea para ofrecérnoslo concentrado en cada copa.


Habitación en el hotel de la afamada bodega Abadía Retuerta LeDomaine.


Fuera de la Denominación de Origen Ribera del Duero, pero en las fértiles tierras de la Milla de Oro del Vino, están las ilustres bodegas Mauro, propiedad del reputado enólogo Mariano García, o Abadía Retuerta, levantada en una abadía del siglo XII en Sardón de Duero. En este cogollo enológico vallisoletano, ya en Peñafiel, se levantan bodegas como Protos, Paco de Carraovejas o Ailón, del grupo Vega Sicilia. Y en esta misma localidad, enclavado su castillo, está el Museo Provincial del Vino de Valladolid. Emilio Moro, Hacienda MonasterioDehesa de los Canónigos y la popular Pesquera son vecinas de Pesquera de Duero, y a pocos kilómetros, en Curiel de Duero, están Comenge Legaris. En Quintanilla de Arriba está la bodega Aalto, en Valbuena de Duero, Vega Sicilia y Matarromera, y en Quintanilla de Onésimo, el autodenominado ‘corazón’ de esta Milla de Oro, Pingus –la bodega del aclamado Peter Sisseck– Arzuaga Navarro, Viña Mayor o Finca Villacreces, en una finca de 110 de hectáreas de las que 64 corresponden a viñedos salpicados en un bosque de viñedos centenarios.

Pero no todo es vino en la Milla de Oro del Vino de la provincia de Valladolid. Entre las bodegas brotan hoteles de cinco estrellas que brindan experiencias sensoriales diferentes, que ofrecen una amplia oferta vinculada al turismo enológico, pero también al turismo wellness. Y, por supuesto, una cuidada selección de restaurantes que subliman al máximo la inmensa calidad de productos de esta tierra, cercanos y procedentes de productores locales.


Sala de barricas en la bodega Dehesa de los Canónigos.


Todo eso es la Milla de Oro del Vino de la provincia de Valladolid. El origen de todo está en el respeto profundo a la tradición, a la tierra, a la historia. Y, al mismo tiempo y precisamente por ese respeto, una apuesta absolutamente decidida por la innovación, por la calidad, por la excelencia. Un coupage perfecto entre lo que es la Ribera del Duero y lo que quiere ser: la cuna del slow tourism en España, del turismo enológico de altísima calidad y de las experiencias wellness y gastronómicas más intensas para atraer a ese viajero que sabe que no necesita viajar muy lejos para encontrar un destino único. Que sabe que solo tiene que acercarse a la provincia de Valladolid, en el corazón de Castilla y León, para disfrutar de esto y mucho más.