
Esta ruta de senderismo pasa por marismas y playas paradisíacas: es la más bonita de Andalucía
Si buscabas una ruta de senderismo llana, esta es la tuya. Además de un paraíso perfecto para el verano. Adéntrate en las Marismas de El Rompido y sigue la Flecha, baño incluido.
Ya solo dejarse caer por El Rompido (Cartaya), entre Islantilla y Punta Umbría, merece la pena. Por su encanto marinero y por su situación privilegiada en el levante del Paraje Natural Marismas del Río Piedras y Flecha del Rompido. Este nombre, casi letanía, que ya recita su privilegiada naturaleza, nos pone sobre aviso. Le pasa a la Ribeira Sacra, esa Galicia a vista de pájaro. Pero si uno, además de recrearse en el pueblo y sus paisajes, se echa a andar por los alrededores en una ruta de senderismo por Andalucía, la experiencia será redonda. Solo su horizontalidad ya sobrecoge.
Partimos de que se encuentra frente a un estuario y no frente al océano, lo que lo hace ya único en nuestra geografía marítima. No es la Huelva montaraz de la Sierra de Aracena y los Picos de Aroche, ni la fronteriza con Portugal, y ni tan siquiera la de Doñana y las Marismas del Guadalquivir, aunque en algo se parece. Es la Huelva de la ruta de los faros.
La ruta de senderismo de Huelva que tiene río y playa
En este enclave onubense, al encanto de El Rompido, como pueblo de pescadores con sus barcas varadas en la orilla, uno de los más bonitos de España, y sus playas kilométricas, se suma la belleza de una formación arenosa tan singular como La Flecha, un entorno virgen en constante crecimiento, a razón de 30 metros por año, y abierto, ahora sí, al Atlántico, al que se puede acceder en barca.

Una de las rutas de senderismo que permiten contemplar esta lengua de tierra de más de 13 kilómetros de longitud es la del Río Piedras, llamativa por la singular variedad de ecosistemas, a la que se accede desde la zona de aparcamiento del centro comercial, junto al faro.
Un sendero que además está adaptado para la personas con movilidad reducida y que cuenta con cuatro áreas de descanso a lo largo de sus escasos cinco kilómetros. Nadie puede perderse sus vistas. Tampoco las aves que pueblan estos parajes, por lo que hay que pertrecharse de prismáticos por si asoma el ostrero o el pato colorado, dos asiduos de la zona.
Un camino entre el agua por pasarelas de madera
El camino transcurre por una pasarela de madera situada junto a la marisma que se extiende hacia la desembocadura del río y que va paralela a las instalaciones deportivas de los complejos hosteleros que también inundan el lugar. Tras salvar el Caño del Tendal, uno de los brazos tributarios de la marisma, el sendero se bifurca en dos direcciones y da inicio al tramo circular.
Si optamos por la izquierda, bordearemos la marisma en dirección al río, además de mirador en mirador, participando de la indudable belleza paisajística, incluyendo la Isla del Vinagre y los restos de las antiguas salinas tradicionales, cuyas balsas han sido reutilizadas para los cultivos marinos.

En cambio, por la derecha, nos adentraremos en un bosque de pinar litoral con abundancia de retamas, lentiscos, jaras e incluso algunos ejemplares de sabina marítima. Lo bueno de este tramo es que se eleva, no mucho porque esto es una auténtica planicie, pero sí lo suficiente para tener una estupenda panorámica de El Rompido, su puerto deportivo y las Marismas del Tendal.
Las Marismas del Río Piedras, La Flecha y El Rompido
Justo en el momento de iniciar el camino de retorno, se nos presenta la opción de alargarlo por las Marismas de San Miguel o por La Turbera. El primer sendero, de apenas dos kilómetros, entra perpendicularmente a la marisma y, además, por pasarelas que permiten salvar el cruce de los tres brazos que lo atraviesan y así hacernos testigos de la dinámica fluvial. Aquí las plantas están acostumbradas al exceso de sal y agua, caso de la salicornia. Y agitan sus alas el archibebe o la avoceta, además de gaviotas y cormoranes.
En cuanto al segundo camino, el de La Turbera, un poquito más largo (4,5 km), se encuentra en la margen izquierda de este Paraje Natural, es circular y tomado por los pinos, que nos darán cobijo, con abundante flora arbustiva. Nos llevará hasta el tramo final del Piedras, justo antes de su desembocadura, y al lado de varias explotaciones dedicadas al cultivo de la almeja. Desde aquí se ve el puerto de El Terrón, la Ermita de la Bella, e incluso La Antilla, pertenecientes a Lepe.

Para poner la guinda a esta escapada perfecta para el verano, nada como coger el ferry que cruza a La Flecha. Su valor ecológico y paisajístico es enorme. Una vez en ella, quienes quieran seguir pateando pueden pasear hasta la otra punta, literal, la de la Playa de Nueva Umbría, frente a la del Portil, en el otro lado del Río Piedras, zona "continental". Un auténtico paraíso virginal y también nudista, animado por dunas y exuberante vegetación. El baño en estas aguas será igualmente paradisiaco.
De vuelta a tierra firme, la visita a conciencia por El Rompido es obligada. Sus casas blancas, típicas de pescadores, y sus calles con nombres como Goleta o Fragata son un reclamo. Todo aquí, como puede suponerse, sabe a salitre. Hasta la iglesia está consagrada a Nuestra Señora del Carmen, o sea, a la patrona de los marineros, que sale en procesión el último domingo de julio.