Ni Budapest ni Bath, la ciudad con las mejores aguas termales está en Francia y es perfecta para desconectar
Baños con propiedades medicinales, mucho silencio y una buena dosis de desconexión. Una visita a Vichy y a sus aguas termales es el mejor plan de relax.
Algunas ciudades son famosas por sus edificios monumentales, sus importantes museos o por sus discotecas. Al escuchar el nombre de otras, como Budapest o Bath, pensamos inmediatamente en sus aguas termales, que se han convertido en un reclamo irresistible para quienes las visitan. También ocurre con Vichy, una ciudad del centro de Francia donde el arte y la relajación se unen de formas impensables.
La majestuosidad de sus balnearios es tal que en 2021 la UNESCO los incluyó en la lista de Patrimonio Mundial, junto a los de otras ciudades europeas como Baden bei Wien o Montecatini Terme. Su fama no es producto de un día: ya en la época romana sabían de las propiedades terapéuticas de unos baños que alcanzaron su máximo esplendor durante el siglo XIX.
De paseo por la ciudad francesa de las aguas termales
No es necesario viajar hasta Hungría para darse un baño relajante en unas termas con siglos y siglos de historia. Los baños medicinales de Vichy se encuentran muy cerca de España, concretamente en el corazón de la región francesa de Auvernia-Ródano-Alpes. Olvídate de las piscinas al uso y las instalaciones de paredes blancas y aspecto aséptico. En esta pequeña ciudad el relax viene envuelto en capas y capas de historia.
Una historia que se hace evidente en cuanto pones un pie en la ciudad. Aquí, construcciones como el Palacio de Congresos - Ópera, que data de finales del siglo XIX, pintan el casco histórico con tintes clásicos, oro y marfil. Por fuera, este edificio bajo y alargado presume de Art Noveau. Dentro, la luz del sol se cuela a raudales a través de la cúpula, e iluminan las delicadas filigranas que decoran el interior.
Merece la pena dedicar parte del día a caminar por las calles del centro y admirar desde abajo los edificios construidos durante los primeros años del siglo pasado: un mosaico de edificios neovenecianos, góticos, flamencos y modernistas. También acercarse a los Chalets de Napoleón III, de estilo inglés, o perderse en el vestíbulo de las Fuentes y pasar por debajo de la columnata de hierro forjado.
Pero quizás el edificio más emblemático sea el Gran Establecimiento termal: un balneario construido entre finales del siglo XIX y principios del XX en estilo neomorisco que ya es todo un icono de la ciudad. Bajo su gran cúpula, decorada en tonos dorados y azules, el agua fluye cargada de minerales y atrae a cientos de personas de todas partes del mundo, que vienen aquí en busca de descanso, alivio y desconexión.
Una exposición dentro de un balneario histórico
El Gran Establecimiento Termal, conocido también como Centre Thermal des Dômes, no solo es un templo del bienestar. De vez en cuando, al amparo de su gran cúpula, la relajación y el arte se unen. ¿El resultado? Una simbiosis curativa para el cuerpo y el alma, que alivia los dolores y alimenta el espíritu.
Por eso incluso aquellos que no planean bañarse en las aguas medicinales se acercan al balneario. Al fin y al cabo, no todos los días se tiene la oportunidad de contemplar la obra de figuras como Isabel Muñoz. La fotógrafa española, que ha ganado el World Press Photo en dos ocasiones y ha sido Premio Nacional de Fotografía en 2016, expone allí La mano izquierda de la oscuridad.
La muestra ofrece un recorrido por una trayectoria de décadas, que le ha permitido recolectar éxitos y recuerdos en casi cualquier rincón del mundo. Pese a estar en Vichy, al pasar entre las fotografías es fácil dejarse llevar hasta los lugares que la fotógrafa ha visitado. Sus retratos, cargados de sentimiento y significado, muestran mucho más que el exterior de quienes aparecen en ellos que, de algún modo, desnudan su esencia ante esta mujer siempre armada con una cámara.
La inauguración tiene lugar el viernes 20 de junio, aunque la exhibición permanecerá abierta hasta el 28 de septiembre de 2025. Nunca es mala idea visitar esta ciudad, cargada de historia y edificios preciosos, pero la presencia de la artista en uno de sus balnearios más famosos, hace que el viaje merezca aún más la pena.
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