Este jardín botánico es espectacular: está en el norte de España y parece sacado de una película de Wes Anderson
Marimurtra alberga más de 4.000 especies vegetales. Foto : Wikimedia Commons

Este jardín botánico es espectacular: está en el norte de España y parece sacado de una película de Wes Anderson

Colgado sobre un acantilado con vistas al Mediterráneo, el Jardín Botánico Marimurtra es uno de esos lugares donde la naturaleza se organiza como si tuviera sentido del humor y gusto por la simetría.

Aleks Gallardo | Septiembre 9, 2025

Algunas personas coleccionan sellos. Otras, casas en la Toscana. Carl Faust, un alemán afincado en Cataluña a principios del siglo XX, coleccionaba plantas exóticas y preguntas sobre la vida. En lugar de responderlas en un laboratorio, decidió hacerlo al aire libre, sobre una ladera escarpada en Blanes, donde la tierra se deshace en acantilado y el mar actúa como telón de fondo. El resultado fue el Jardín Botánico Marimurtra, un lugar tan improbable como armonioso que parece diseñado por un botánico con espíritu de escenógrafo.

Hay algo en este jardín que desarma. Tal vez sea esa geometría mediterránea que combina cactus altísimos con columnas blancas, bancadas de piedra con pasarelas escondidas, o quizá el pavimento de ladrillo artesanal que parece siempre recién barrido. El caso es que aquí, la naturaleza se exhibe como en un desfile: ordenada, fotogénica, algo caprichosa. Tan caprichosa, que uno podría pensar que no estamos en la Costa Brava.

El Jardín Botánico Marimurtra: un paraíso con 4.000 especies

Marimurtra es una experiencia sensorial que combina botánica, arquitectura, paisaje y esa especie de paz que dan los lugares cuidados con mimo. Alberga más de 4.000 especies vegetales, distribuidas en tres zonas diferenciadas: la subtropical, la templada y la mediterránea, cada una con su propia dramaturgia vegetal. Los cactus y suculentas de la zona árida parecen esculturas modernas. Las palmeras y helechos del jardín subtropical se balancean en una preciosa coreografía. Y entre los olivos, los pinos y las lavandas de la zona mediterránea, uno puede reconocer los olores de ese verano perfecto.

Pero si hay un lugar que resume el alma del jardín es el Templete de Linneo. Situado en el extremo del acantilado, este pequeño pabellón blanco con columnas dóricas se asoma al mar como una diva en su balcón. Desde allí, la vista es sencillamente inolvidable: un Mediterráneo limpio, casi sólido, que contrasta con el verdor organizado del jardín y el azul eléctrico del cielo. No es raro ver a visitantes haciendo fila para hacerse la foto de rigor. Aunque si uno madruga o va entre semana, todavía puede disfrutarlo sin interrupciones.

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El impresionante acantilado del Jardín Botánico Marimurtra. Foto: Turisme Blanes

Botánica, arquitectura y una pizca de locura

Detrás de esta joya botánica no está un aristócrata, ni un científico retirado, sino un personaje de novela: Carl Faust, un comerciante alemán de productos químicos que, a partir de los años 20, dedicó su fortuna a crear un jardín para el estudio y la divulgación de la botánica. Su visión era tan científica como humanista: quería que Marimurtra fuera un lugar donde aprender, contemplar y pensar. Y lo consiguió. Hoy el jardín está gestionado por la Fundación Carl Faust, que conserva el patrimonio vegetal y el espíritu divulgativo del fundador.

La arquitectura del jardín tampoco se queda atrás. Además del célebre templete, hay pequeñas escalinatas, pérgolas cubiertas de vegetación, bancos estratégicamente colocados y senderos que se bifurcan como en un relato de Borges. Todo está pensado para invitar al paseo pausado y a la observación.

Marimurtra es también un lugar vivo. Además de visitas turísticas, acoge actividades educativas, programas de voluntariado, investigaciones científicas y hasta algún que otro concierto al aire libre. Su apertura al público no ha desdibujado su esencia: sigue siendo un refugio para amantes de las plantas, estudiantes de biología, fotógrafos empedernidos y urbanitas necesitados de belleza con sentido.

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Las vistas desde el jardín. Foto: Vicenzo Montagna (Unsplash)

¿Cuándo ir y cómo aprovecharlo al máximo?

El Jardín Botánico Marimurtra está abierto todo el año, pero primavera y principios de otoño son sin duda los mejores momentos para visitarlo. No solo por el clima, sino porque muchas especies están en su esplendor y hay menos visitantes que en los meses de verano.

La entrada general ronda los 8 euros y se puede comprar online o en taquilla. También se organizan visitas guiadas bajo reserva, muy recomendables si quieres conocer más sobre las especies y la historia del lugar. Y si te apetece convertir la excursión en una escapada redonda, el centro de Blanes está a pocos minutos a pie, con buenas opciones para comer, pasear por el paseo marítimo o incluso bañarte en alguna de sus calas rocosas.

En un entorno turístico dominado por el exceso, de gente, de ruido, de souvenirs—, Marimurtra es un milagro de contención, gusto y coherencia. A veces, basta con saber mirar. O con dejarse mirar por el paisaje.

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Escaleras en el Jardín Botánico Marimurtra. Foto: Wikimedia Commons

TURIUM TIPS

Bajar a Cala Sant Francesc: a solo 2 km del jardín. Playa tranquila, ideal para snorkel en aguas cristalinas y tumbarse al sol. 
Subir al Castillo de Sant Joan: a continuación del jardín, este castillo medieval ofrece vistas espectaculares del litoral, Sierra de les Gavarres y Montseny —precioso al atardecer.
Pasear por el Camino de Ronda costero: sendero junto al mar que conecta el jardín con Cala Sant Francesc y continua hacia el sur, bordeando acantilados y calas escondidas.