Los mejores restaurantes de Menorca para ver el atardecer con el mar de fondo

Los expertos en visitar Menorca aseguran que esta isla española tiene sus propios biorritmos. Algo pasa cuando el sol roza el horizonte y se ralentiza el paso: se bajan las voces, se apuran las copas y todas las miradas se dirigen hacia el mar, convertidas en un silencioso ritual colectivo. No es Ibiza con sus fiestas infinitas ni Mallorca con sus chiringuitos premium. Es Menorca, discreta, auténtica y absolutamente consciente de cómo sus atardeceres atrapan sin necesidad de filtros. 

Perdida en el Mediterráneo, es más que playas turquesas y calas que parecen piscinas naturales. Cuando el sol se pone, este rincón balear demuestra por qué ha conquistado a sibaritas que no conciben despedir el día sin una buena mesa junto al mar. Para ayudarte a decidir dónde capturar el mejor atardecer y, de paso, cenar con los pies enterrados en la arena, aquí van cuatro recomendaciones imprescindibles que suman vistas increíbles, buena gastronomía y un ambiente de lo más relajado.

Binibeca: atardecer en clave mediterránea

El pueblo de pescadores de Binibeca es ya famoso por sus casitas blancas encaladas que se apiñan frente al mar, pero si buscas algo más que un paseo pintoresco, este lugar se convierte en un imprescindible al atardecer.

La terraza del Bambu Menorca es el spot más buscado. Su estilo relajado y una carta mediterránea bien pensada –calamares crujientes con mayonesa de lima, gambas al ajillo o pizzas artesanales al horno de leña– hacen que la experiencia sea completa. Mientras el sol desaparece, la luz juega a hacer brillar  los blancos del pueblo. 

Cova d’en Xoroi, entre los mejores restaurantes de Menorca

Cova d’en Xoroi es la ubicación más emblemática para ver caer el sol en Menorca. Situada en un acantilado que roza los 30 metros sobre el nivel del mar, este lugar combina historia, vistas panorámicas y música en directo. Se dice que aquí vivió Xoroi, un náufrago cuya leyenda persiste en las paredes de piedra.

Aunque es conocido por sus sesiones de DJ al caer la noche, conviene llegar temprano para ocupar un buen rincón desde donde contemplar cómo el Mediterráneo cambia de color. La carta es sencilla, pensada más para acompañar el momento que para cenas abundantes.

Son Bou: la postal perfecta

La playa más extensa de Menorca es también una de las favoritas cuando se busca despedir el día pisando arena fina. En Son Bou, el cielo despejado regala algunos de los atardeceres más impactantes, con una paleta de tonos anaranjados, rojizos y violetas que merece la pena contemplar sin prisas.

La oferta gastronómica aquí está bien servida por restaurantes como Ses Garces. La mejor opción: reservar mesa justo en la arena y disfrutar del espectáculo sin levantarse de la silla, mientras la temperatura cae suavemente y las luces cálidas iluminan discretamente las mesas.

Cala Blanca: gastronomía con calma marinera

En la costa oeste, Cala Blanca guarda uno de esos secretos que los locales intentan preservar. Esta pequeña bahía destaca por la tranquilidad de sus aguas. Aquí, los restaurantes se sitúan literalmente a pie de playa, con las mesas casi hundidas ligeramente en la arena. Un buen ejemplo es el Restaurante Miramar, con pescados y mariscos frescos llegados a diario del puerto de Ciutadella. Las gambas rojas, el calamar relleno y la caldereta menorquina suelen llevarse los aplausos. Y no es para menos.

Consejos prácticos para un atardecer redondo

Recuerda que en temporada alta, la popularidad de estos lugares obliga a reservar con antelación, sobre todo en restaurantes con acceso directo a la arena. Además, aunque el atardecer menorquín dura poco más de media hora, vale la pena llegar con tiempo suficiente para elegir una buena ubicación, relajarse y disfrutar lentamente del espectáculo.

Sea cual sea el lugar elegido, Menorca regala cada tarde una despedida memorable, de esas que invitan a quedarse mucho más tiempo del planeado. La combinación perfecta: buena mesa, buena compañía y un atardecer inolvidable.

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