
Cómo hacer más llevadero el síndrome postvacacional: los mejores trucos para volver a la rutina
Volver de vacaciones no debería sentirse como un castigo. Con algunos datos, consejos realistas y una mirada sin dramatismos, se puede suavizar el golpe del regreso a la rutina y superar el síndrome postvacacional.
¿No crees que hay algo perverso en la forma en que funcionan las vacaciones? Pasan volando y, de repente, estás de vuelta frente al ordenador con la bandeja de entrada desbordada. Da igual si las has diseñado con Inteligencia Artificial o si has disfrutado de un resort de lujo silencioso, el contraste entre desayunar sin prisas en un hotel de cinco estrellas y madrugar para enfrentarte al metro en hora punta es tan brutal que la psicología ha tenido que ponerle nombre: síndrome postvacacional.
No es un capricho millennial ni una exageración del primer mundo. Según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, hasta un 30 % de los trabajadores pueden experimentar síntomas como apatía, insomnio, irritabilidad o falta de concentración durante los primeros días tras el regreso. No exageremos, no se trata de una enfermedad, pero sí de un malestar real que conviene abordar con herramientas prácticas.

El síndrome postvacacional y la vuelta a la realidad
Los expertos coinciden en que la intensidad del síndrome depende de dos factores: la duración de las vacaciones y el grado de satisfacción con el trabajo. Cuanto más largas son las vacaciones y menos te gusta lo que haces, más cuesta volver a la rutina. En países como Japón o Estados Unidos, donde los periodos de descanso son más breves, el impacto es menor simplemente porque apenas hay tiempo para desconectar de verdad.
En Europa, sin embargo, agosto es casi un ritual. Cerrar el portátil tres semanas seguidas tiene beneficios evidentes para la salud, pero también genera un choque emocional a la vuelta. El cerebro se acostumbra rápido a la recompensa inmediata (descanso, ocio, libertad) y protestará cuando vuelvas a exigirle horarios rígidos y obligaciones.
De hecho, un estudio de la experta Jessica Bloom mostró que el bienestar conseguido en vacaciones tiende a disiparse en un plazo medio de unas pocas semanas si no se gestiona bien la reincorporación.

Estrategias para sobrevivir al regreso
Un poco de perspectiva
Conviene también recordar que el síndrome postvacacional tiene un componente cultural. En Francia lo llaman la rentrée y lo viven con cierta solemnidad, como el inicio de un nuevo ciclo. En España solemos dramatizarlo más, quizá porque septiembre nos recuerda que el verano se acabó y que toca enfrentarse al trabajo, al colegio de los niños y a la rutina completa.
Lo interesante es que este malestar puede ser una señal útil. Si la vuelta te provoca un rechazo desproporcionado, quizá sea momento de replantearte tu relación con el trabajo. Según Gallup, solo el 15 % de los empleados en el mundo se sienten realmente comprometidos con lo que hacen. En ese contexto, no extraña que muchos vean septiembre como una condena.
Tener esto en mente puede cambiar la forma de gestionar la vuelta. Si tu empleo te resulta insufrible, ningún truco de productividad va a arreglarlo. Pero si se trata de un bajón puntual, aplicar algunas de las estrategias anteriores marcará la diferencia.
La parte positiva de la vuelta a la rutina
La buena noticia es que el síndrome postvacacional no dura demasiado. La mayoría de las personas recuperan el ritmo en un plazo de entre 7 y 15 días según la psicóloga Begoña Sánchez. El cuerpo se adapta, la agenda se ordena y la sensación de caos desaparece. El problema no es la vuelta en sí, sino la forma de interpretarla.