
Ni Oma ni Rascafría, el bosque más bonito de España están en Galicia
Entre helechos milenarios, robles infinitos y aguas color esmeralda, Fragas do Eume esconde el antídoto perfecto al verano sofocante. Un oasis natural donde Galicia es más Galicia que nunca.
"Galicia es verde porque llueve". ¿Cuántas veces has oído esta frase como si fuera la gran revelación meteorológica del siglo? Probablemente demasiadas, y casi siempre como advertencia antes de unas vacaciones en el norte. Pues bien, es hora de darle la vuelta al tópico: Galicia es verde porque sabe lo que hace, y el Parque Natural Fragas do Eume es la prueba de ello.
Si quieres un verano en modo alternativo, además de la Ribeira Sacra o las playas gallegas, el bosque atlántico mejor conservado de Europa, y el más bonito de España, es el destino más apetecible para refrescar cuerpo y mente. Porque aquí el sol y la sombra llevan siglos de relación estable, y el calor es solo una anécdota pasajera.
Lo primero que hay que aclarar es que las Fragas no son un bosque cualquiera. En realidad, es un Parque Natural declarado en 1997 que preserva un ecosistema excepcional de ribera que bordea el río Eume. Aquí, los árboles compiten en altura, y las copas forman un toldo natural que convierte la temperatura en una maravilla climática que ya quisieran muchas terrazas urbanas.
Esta reserva, con casi 9.000 hectáreas de vegetación exuberante, es el hábitat perfecto para robles, castaños, helechos gigantes y líquenes tan antiguos que podrían haber visto crecer la mismísima Catedral de Santiago.
Parque Natural Fragas do Eume: mucho más que senderos
Al internarte en Fragas do Eume, lo primero que notarás es que la cobertura móvil es escasa. Y eso, lejos de ser un problema, es justo el planazo del verano. Aquí toca desconectar: el único feed que vas a actualizar será el de tus pulmones con aire puro. Pero tranquilos, instagramers: los rincones más fotogénicos del parque merecen guardar la batería, especialmente el Monasterio de Caaveiro, un tesoro románico del siglo XII enclavado en un promontorio que domina el valle y el río. Subir hasta allí requiere esfuerzo, sí, pero el premio es la sensación de haber entrado en una postal medieval.
Cuentan los mayores de la zona que las fragas están habitadas por duendes conocidos como "trasnos", espíritus bromistas que suelen extraviar a quienes caminan distraídos. No te asustes, lo peor que pueden hacerte es confundirte en un cruce de caminos. Y, sinceramente, perderse entre tanta belleza no es un drama, es más bien una suerte.

Aguas color esmeralda y chapuzones clandestinos
Si hay algo que define un verano alternativo es renunciar a las playas saturadas para apostar por baños secretos. El Eume lo pone fácil, con pozas de aguas turquesas escondidas a lo largo de sus senderos. Ojo, la temperatura del agua no supera nunca los 18 grados, lo que convierte cada baño en una experiencia intensa. Es frío, sí, pero la recompensa de salir renovado y con la mente más despejada que nunca compensa el sobresalto inicial.
¿Dónde están estos baños improvisados? Es parte del juego descubrirlos, pero por facilitar las cosas: la poza de A Figueira y el Pozo de Santa Cristina son dos paradas imprescindibles. Ambos sitios ofrecen una privacidad casi absoluta, rodeados de vegetación que multiplica la sensación de aislamiento. Un consejo: lleva zapatos adecuados para el agua, porque las piedras de río no entienden de delicadezas.

Gastronomía y descanso
Terminar una ruta en Fragas do Eume con un hambre feroz es un clásico de la zona. La buena noticia es que aquí comer bien es casi obligatorio. Puedes acercarte a Pontedeume o Monfero, localidades vecinas, donde las tabernas de siempre comparten protagonismo con propuestas más sofisticadas. Apuesta sin dudas por el pulpo á feira, empanadas recién horneadas o una buena ración de queso de tetilla.
Para alojarse, hay desde casitas rurales con vistas a las fragas hasta pazos restaurados donde la piedra centenaria es un reclamo irresistible. Sin embargo, para una experiencia más exclusiva, establecimientos como Casa Piñeiro en Monfero ofrecen encanto rural con un nivel de confort premium, un punto de partida ideal para explorar el parque en profundidad.
Un verano alternativo en el Parque Natural Fragas do Eume no es solo una opción distinta para combatir el calor, es descubrir una Galicia que sorprende y refresca a partes iguales. Porque, aunque llueva, aquí lo único que cala hasta los huesos es la sensación de bienestar absoluto. Este verano, deja atrás las multitudes y regálate un descanso auténtico en el bosque más gallego de Galicia.
