La Mezquita de Tornerías, una joya arquitectónica del Toledo de las tres culturas convertida en centro turístico y artesanal
Interior de la Mezquita de Tornerías, en Toledo. FOTO : AYUNTAMIENTO DE TOLEDO.

La Mezquita de Tornerías, una joya arquitectónica del Toledo de las tres culturas convertida en centro turístico y artesanal

Un prodigio del arte andalusí que alberga el Centro Regional de Artesanía y la Oficina de Turismo Regional. Más patrimonio histórico-artístico y más belleza para Toledo, pero también más disfrute turístico y cultural para los visitantes. Así es la Mezquita de Tornerías.

Ángeles Castillo | Junio 5, 2025

Toledo está que se sale. A la Sinagoga del Tránsito o el Monasterio de San Juan de los Reyes, por no hablar de la Catedral o el Alcázar, hay que sumar ahora la Mezquita de Tornerías. Una joya del arte andalusí que vuelve a estar abierta tras un arduo proceso de rehabilitación que ha durado siete años. Estos impresionantes edificios, y son muchísimos más, dejan más que claro por qué la ciudad del Greco lo es también de las tres culturas. Recorrerla siempre es inspirador, un auténtico lujo.

Sin salir de la monumental capital castellana, se puede visitar en un día la animada judería con un pie en el pasado sefardí, dar fe de los sobresalientes templos cristianos y terminar peregrinando a esta proverbial mezquita, fechada en torno al siglo IX y que podría ser la más antigua de la provincia. Un legado arquitectónico sumamente delicado cuya recuperación, sustentada por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, ha corrido a cargo de un equipo integrado por arqueólogos, con Arturo Ruiz Taboada al frente; los arquitectos Javier Alguacil y Luis Moreno, del Estudio AMA, y el conservador-restaurador de bienes culturales Luis Miguel Muñoz, de Alcaén Restaura. Se trataba indudablemente de un tesoro de incalculable valor, hoy ganado felizmente para la ciudadanía y el disfrute turístico y cultural.

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Toledo, la ciudad de las tres culturas, con el Alcázar en lo alto. FOTO: Javier Álamo / Pixabay.

Pongamos que la Mezquita de Tornerías, la última en uso de la península ibérica, ha vuelto a situarse en el centro, se mire como se mire. O, tirando de geometría, en el triángulo de oro que forma junto al Teatro de Rojas, que llegó a ser corral de comedias, y el Corral de Don Diego y Salón Rico, con tanta historia que no se puede contar. Sí decir que fue un corral de tipo islámico que funcionó como alcaicería, antiguo mercado de la seda, y que es una prueba más del asombroso urbanismo medieval conservado.

Por qué vas a sentir el síndrome de Stendhal en Toledo

Toledo es, sin temor a exagerar, nuestra Florencia, con sus preciosos cigarrales y el Tajo atravesándola como un Arno. Podríamos haber dicho Roma, por su relevancia, pero aquí, como en la ciudad toscana, es posible sentir los coletazos del llamado síndrome de Stendhal, por hacer más literario el viaje. Una reacción casi física ante tanta belleza. Si hacemos caso al escritor, “sensaciones celestes y sentimientos apasionados”. Cosas de la sensibilidad.

En las Tornerías, embriaga contemplar el bosque de arcos de herradura en una cuidada disposición de ladrillo y mampostería. Planta cuadrada y cuatro columnas de baja talla que organizan el espacio en tres naves y generan nueve compartimentos. Unas matemáticas que se ven culminadas con bóvedas baídas, o de pañuelo, excepto en la parte central, donde es nervada, tipo linterna. Sin duda, hay que verlo para creerlo. Como el canónico mihrab, sobre el muro de la quibla, que, de forma excepcional, no mira hacia la Meca, sino hacia el suroeste, y en cuyo interior se han encontrado restos de una venera, es decir, un ornamento en forma de concha tradicional de este tipo de edificaciones. En materia cultural, o mejor, multicultural y artística, Toledo apenas tiene rival.

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Entrada de la mezquita. FOTO: AYUNTAMIENTO DE TOLEDO.

Lo extraordinario de este lugar, por si fuera poco, es que consta de dos plantas, algo inusual, para salvar el desnivel del terreno. De tal manera que a la vieja sala de oración se accede por la Plaza del Solarejo, mientras que a la planta baja se entra directamente desde la Calle de Tornerías. Una entrada esta última que, ojo al dato, conserva como cimentación cuatro arcos de herradura, que debieron de formar parte de una construcción de planta basilical de época visigoda. Por lo demás, a esta mezquita se la encuentra sin buscarla, en pleno casco histórico, si es que no lo es todo Toledo. No olvidemos que ostenta el título de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Llega el momento de suspirar.

Espacios de coworking y talleres en una mezquita histórica

La Mezquita de Tornerías, por cierto, es mucho más que un hito a visitar y un placer estético con el que deleitarse. Alberga la Oficina de Promoción Turística de Castilla-La Mancha, es decir, el lugar al que recurrir para recabar información sobre rutas, patrimonio, parques arqueológicos, gastronomía o eventos, y el Centro Regional de Artesanía, que estará a pleno rendimiento después del verano. De nuevo, no solo un centro de expresión de la herencia artesanal, sino un punto de encuentro de innovación y tradición, con espacios de coworking, talleres en vivo o exposiciones que tienen como objetivo acercar los oficios de siempre al público de ahora. Y habría que sumar la historia, sobre la que esta edificación, datada entre los siglos IX y X, podría dar lecciones magistrales.

La verdad es que todo son sorpresas en este significativo rincón, al que se llega por el Arrabal de los Francos, como se conocía en tiempos. Así que habrá que echarle imaginación y revivir cuando aquí se hallaba también, más allá de la alcaicería, el zoco de los bruñidores y el de los cambiadores. Un centro comercial de los de antes. Y en parte lo sigue siendo porque, puertas adentro, la Mezquita de Tornerías, en este deseo de preservar y promover las técnicas ancestrales que han pasado de generación en generación, acogerá una tienda donde se venderán las piezas de los artesanos de la región, en el marco del sello Legado Artesano (ya es posible comprar libros de especialistas en la materia).

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Detalle de la mezquita. FOTO: AYUNTAMIENTO DE TOLEDO.

La exposición que revive el arte del damasquinado en Toledo

A vueltas con la historia, y con el turismo, esta mezquita conservó su culto incluso después de la toma de la ciudad por Alfonso VI, en el siglo XI, pero fue desacralizada por los Reyes Católicos entre 1498 y 1505. Hoy también es sala de exposiciones, para dar cuenta de la riqueza cultural de estas tierras quijotescas. Como decíamos, un triángulo de oro y además en la tierra del damasquinado. Esto nos lleva de cabeza a la exposición abierta hasta el 10 de julio, El Fascinante Arte del Damasquinado: Entre Éibar y Toledo, que muestra más de 160 piezas realizadas según esta técnica, que consiste en incrustar hilos de oro y plata sobre un lienzo de hierro o acero. Deslumbran sus joyas, los objetos suntuarios, los espejos o las piezas de escritorio. Una labor que aún perdura, pero que está seriamente amenazada. De ahí el interés en que el damasquinado sea declarado Bien de Interés Cultural, y lo será pronto. Se espera también que el Abdón de Paz, el ejemplo del barroco civil más distinguido, antiguo Palacio del Canónigo Obrero, sea la sede del futuro Museo de Toledo. Apuntalando, visto lo visto, la gran belleza (entradas y visitas guiadas, en mezquitadetornerias.es).