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Precioso y lleno de cascadas: el paisaje natural sacado de un cuento que está en España

Esta es la ciudad donde nació Drácula: una joya medieval con casas de colores y calles de piedra
Dentro de la mítica Transilvania, Sighișoara pervive como un reducto de la época medieval, llena de fortalezas e historias por descubrir.
En Transilvania las leyendas lo cubren todo como lo hace el azul oscuro del cielo por las noches. Vayas donde vayas, las historias de vampiros te esperan aquí y allá: es en esta región donde se cuenta que está el castillo de Drácula, esa sangrienta fortaleza situada muy cerca de Braşov que fue testigo de las atrocidades del conde. Y algo más al noroeste, en Sighișoara, encontramos la que supuestamente fue su casa natal.
Con poco más de 30.000 habitantes, esta pequeña ciudad sigue anclada en la Edad Media. Amurallada, auténtica, y llena de historia y color, es uno de esos destinos que se descubren dando largos paseos por el casco histórico, o visitando los castillos, los pueblos fortificados y los viñedos de los alrededores.
Esta es la ciudad medieval sin turistas que vas a querer visitar
Cuando llegas a Sighișoara, en el corazón de Rumanía, te recibe un laberinto de calles adoquinadas y casas de colores pastel dignas de un escenario de cuento. Su belleza es tal que el centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999. Además, es una de las pocas ciudades amuralladas que permanecen habitadas en la actualidad.
Muchos años han pasado desde que los sajones fundaran la ciudad allá por el siglo XII. Lo que antaño fue un bastión contra los invasores, un punto estratégico que resistió los ataques extranjeros y supo resurgir una y otra vez de sus cenizas, hoy es una ciudad moderna con alma medieval. De aquel pasado sobreviven aún nueve torres defensivas y tres kilómetros de murallas que abrazan la totalidad del casco antiguo.

Uno de los torreones que ha sabido mantenerse en pie es la Torre del Reloj. Si desde abajo sorprende por las figuras giratorias que representan los días de la semana, desde lo más alto ofrece una de las mejores vistas de la ciudad. A sus pies, las calles serpentean entre las fachadas brillantes, creando un encantador laberinto de piedra y casas de colores.
Lo mejor de todo es que aquí no hay multitudes ni lugares contaminados por la influencia del turismo masivo: no encontrarás restaurantes concebidos como trampas para los visitantes, ni largas colas a la puerta de los principales monumentos. En su lugar, hay cafés donde probar papanasi recién hechos y tiendas de artesanía que mantienen viva la tradición local.
Qué ver en Sighișoara
Más allá de la Torre del Reloj, emblema de la ciudad y uno de los monumentos más espectaculares con sus 64 metros de altura, el pequeño casco histórico de Sighișoara está lleno de rincones que merece la pena ver. Sin ir más lejos, muy cerca encontramos la Piața Cetății, o Plaza de la Ciudadela: el corazón de la parte medieval de la ciudad, rodeado de casas de colores, tiendas locales y pequeños cafés donde disfrutar de una pausa.

Además, del centro de la ciudad parte una curiosa escalera cubierta que lleva hasta otro de los lugares imprescindibles. Hablamos de la Escalinata de los Escolares: 176 peldaños resguardados bajo un túnel de madera que lo protege de la intemperie y que nos conducen hasta la Iglesia de la Colina, un templo gótico del siglo XV que vigila la ciudad desde lo alto.
Pero si hay algo por lo que es conocida Transilvania es por las historias de vampiros, y Sighișoara no iba a ser diferente. De hecho, se dice que aquí nació el conde Drácula: concretamente en la Casa de Vlad Dracul, que hoy día se ha convertido en un restaurante donde puedes probar la cocina tradicional de esta zona de Rumanía.