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Este es el destino perfecto para alargar el verano: está a orillas del lago más bonito de Suiza

Este es el destino perfecto para alargar el verano: está a orillas del lago más bonito de Suiza
No son los fiordos, pero casi. En el lago de Lucerna no solo podrás darte un baño entre montañas, sino también navegar en un barco de vapor, además de cruzar el puente de madera cubierto más famoso. No te pierdas este enclave idílico suizo.
Esta vez no se trata de una piscina natural espectacular como las de Madeira. Ni de esas playas con aguas cristalinas y sus arenas doradas. Hemos puesto la mirada en el lago de Lucerna. También llamado de los Cuatro Cantones, es una enorme masa de agua de leyenda, pero no porque nos lo parezca, que también, sino porque lo es. Su pasado está vinculado nada menos que al mito de Guillermo Tell, famoso por su puntería. Atinamos nosotros también este verano en Suiza. Tiempo de bañarse, navegar y de practicar vela, remo, buceo o surf. Y de no perder el tren.
Qué hacer en el lago de Lucerna en verano
Con o sin el héroe de la independencia suiza, este territorio es mágico. Aquí también, como pasa en Italia con el Lago de Orta, todo gira en torno a las aguas, dibujando un paisaje bendecido por alturas alpinas y prealpinas. Como la de Rigi, nombrada Reina de las Montañas y con el tren de cremallera más antiguo de Europa. O la de Pilatus, con otro tren similar, pero este el más empinado del mundo. Salva un desnivel de 1.635 metros y una pendiente máxima del 48%.

Esto es la Suiza central y los cantones en cuestión son los de Uri, Schwyz, Urterwalden y la propia Lucerna. No se entiende esta última ciudad monumental sin su lago, que, metafóricamente, lo inunda todo. Aquí admirarás la inmensidad de la naturaleza mientras navegas por estas orillas a la que se asoman pueblos preciosos. Como en los fiordos noruegos, pero con un clima más suave. En efecto, se avecina un verano marítimo a bordo de uno de los barcos de línea que salen con la misma frecuencia que nuestros autobuses.
Cualquier trayecto te permitirá adentrarte en este paisaje lacustre y observar cómo cambia la arquitectura de una bahía a otra. Más popular o más sofisticada. Y no solo eso, también te tocará elegir entre uno de los nostálgicos vapores de ruedas de paletas, muy en consonancia con el entorno, o una de las joyas de la flota lucernense, el Diamant.

Y, al margen de las aguas y los barcos, hay que patearse de arriba abajo la propia Lucerna y cruzar esa obra de la ingeniería más artística que es el Kapellbrücke, el puente de la Capilla. Y es que aquí abundan los puentes de madera. Este, en concreto, es el puente cubierto más antiguo de Europa (1332), atesora pinturas en su interior y cruza el río Reuss desde el muelle Rathausquai, en el centro histórico, hasta la parte nueva.
Por qué te va a encantar la ciudad de Lucerna
Preside el Kapellbrücke la fabulosa Torre del Agua (Wasserturm), octogonal y de más de 34 metros de altura, que fue parte de las fortificaciones. La habita una colonia de vencejos reales, que cada año, desde hace decenios, anuncian con su llegada la primavera. Para colmo, esta ingeniosa obra hidráulica incluye una presa de agujas de 1860, encargada de regular el nivel del agua.

El casco antiguo es otro cantar, igualmente incomparable. Es medieval y se conserva intacto, ajeno al paso del tiempo. Pero también es gótico, con la Haus zur Gilgen como prueba; renacentista, a juzgar por sus plazas y buena parte de sus edificios; manierista, como se ve en el ayuntamiento; barroca, con un ejemplar como la iglesia de los Jesuitas; y moderna, con la sala de conciertos KKL Luzern, obra maestra del arquitecto francés Jean Nouvel, para confirmarlo. Ojo también con sus plazas y la muralla de Musegg (Museggmauer) y sus nueve torres, del río al lago, por la que querrás pasear.