El nuevo hotel de superlujo en Tokio que va a cambiar la forma de entender los viajes de excelencia
La compañía tiene la vista puesta en el futuro y la expansión del extraordinario lujo que ofrece no parece tener fin, para el deleite de los viajeros más exigentes.
Aman. Cuatro letras. Una palabra sonora y sencilla (pronunciada con acento en la última a) que en sánscrito significa paz y que en el mundo hotelero es sinónimo de lo mejor de lo mejor. Aman, nacida en 1988 en Tailandia, es considerada por los viajeros de gustos más refinados y exquisitos, la marca número uno en el ámbito de la hospitalidad de ultralujo. Un tipo de lujo caracterizado por la sencillez minimalista, la buena arquitectura, el alto sentido estético, la hospitalidad acogedora, el servicio de altísimo nivel, la sensación de residencia privada, la amplitud de espacios y el bajo número de huéspedes, la atención extrema a los detalles, la suma discreción y la tranquilidad (como la que puedes encontrar en los paraísos del lujo silencioso).
Su capacidad de crear universos propios donde el tiempo parece que transcurre más despacio y de hacerlo en lugares remotos a los que uno no relaciona a priori con el lujo, como los estados de Wyoming y Utah, y países como Laos y Sri Lanka, es otra de las características de estos pequeños paraísos hedonistas. Hay verdaderas joyas de esta colección que destacan por sus localizaciones extraordinarias, como Amanwana (Indonesia) o Amanpulo (Filipinas), por detalles inolvidables que incluyen, por ejemplo, el regalo que hacen a sus huéspedes cuando dejan el hotel para agradecerles “haber dedicado su tiempo a alojarse con ellos” o el hecho de que los cubitos de hielo de algunos de sus hoteles lleven el nombre de Aman.
Así es el lujo de la elite: discreción absoluta y detalles impecables
Huyen del wow factor, de los arquitectos y chefs estrella, de las celebridades como gancho. El episodio más mediático de su historia fue la boda de George Clooney y Amal Alamuddin en el espléndido Aman Canal Grande en Venecia. La ciudad de los canales fue la primera en la que abrió una marca que en principio no parecía hecha para entornos urbanos, sino para asombrar, como por arte de magia, en medio de islas perdidas, desiertos o selvas (como estas villas con playa privada).
En sus 36 años de existencia, brillante y discreta al mismo tiempo, la marca ha ido evolucionando y creciendo. Hoy deslumbra por igual en ciudades como Tokio y Nueva York como en parajes remotos de Montenegro o Bután. El Sudeste Asiático sigue siendo su principal tablero de juego, con un número importante de resorts en Indonesia -de donde era su fundador, el legendario Adrian Zecha-, y presencia en China, Japón, Camboya, Tailandia, Vietnam, entre otros países de la región.
Ha sido precisamente Japón el país donde Aman ha inaugurado su segunda marca, Janu, una noticia largamente esperada para los viajeros más sibaritas. No todos los días nace una marca que dará tanto que hablar, que hará a tantos soñar con el pequeño universo de los cinco estrellas. Tokio ha sido el destino elegido para que la hermana pequeña de Aman Resorts haga su debut y por fin se hayan podido ver las principales diferencias entre ambas.
La primera es el precio, ligeramente más económico, si bien no es fácil que baje de los 1.000 euros la noche. La segunda es su carácter más social, más vivido, algo más informal y más joven que los Aman, considerados por los más críticos algo fríos y carentes de esa vidilla y una mínima animación que a muchos huéspedes gusta ver en los hoteles. Si Aman significa paz en sánscrito, Janu significa alma, lo que ya nos da algún indicio de lo que se busca con la nueva marca: sentimiento, conexión, emoción...
La expansión mundial de la mejor marca de hoteles
La apertura de Janu Tokyo marca el inicio de una importante expansión que incluirá destinos tan diversos como Arabia Saudi, Portugal, Maldivas o Corea del Sur, hasta abarcar 12 aperturas en los próximos años. Situado en el nuevo barrio de moda tokiota, Azabudai Hills, una zona con unos estándares en materia de sostenibilidad realmente ejemplares, Janu Tokio cuenta con 122 habitaciones y suites, ocho restaurantes y bares y un amplísimo spa y centro de bienestar y deportivo que incluye una piscina climatizada. Sus opciones gastronómicas incluyen cocina japonesa, cantonesa e italiana y ofrece una experiencia omakase a la hora de cenar para 13 comensales alrededor de una parrilla. En la semana de apertura, el hotel se ha convertido en el nuevo “place to be” de una ciudad con tanto que ofrecer.
El grupo en manos del magnate Vladimir Doronin ha hecho la apertura del primer hotel de su nueva marca con el anuncio de su próxima llegada a Dubai, una ciudad en la que están ya prácticamente todas las marcas de superlujo, desde Bulgari a Dorchester (y que es muy fácil visitar a fondo en una escala de seis horas). Y al igual que en Nueva York, Aman Resorts incluirá branded residences, igual que las dos mencionadas marcas.
La ciudad emiratí se perfila como la preferida por las nuevas elites para adquirir este tipo de superexclusivas propiedades con los servicios de la mejor hospitalidad. Aman refuerza así su presencia en Oriente Medio, región en la que tiene previsto crecer no solo con ambas marcas, especialmente en Arabia Saudí, donde posicionará además su superyate, Aman at Sea, un crucero boutique de tan solo 47 camarotes llamado a ser la joya de la corona de un segmento en pleno auge.