
Parece un museo, pero es el hotel favorito de la alta sociedad italiana: lámparas de Murano, mosaicos artesanales y vistas al Mausoleo de Augusto
Si hablamos de hoteles de lujo en la capital italiana, tenemos que mencionar Bvlgari Hotel Roma, el favorito de la alta sociedad italiana.
Glamour y diseño son dos palabras que bien podríamos utilizar para describir brevemente Roma. Basta un corto paseo por la Ciudad Eterna para toparse con docenas de tiendas de lujo, en cuyos escaparates se dan cita las mejores joyas, las prendas más exclusivas y los accesorios más brillantes. Sin embargo, la vida de la alta sociedad romana se desarrolla más allá de la Via del Condotti, en el interior de los mejores hoteles. Hoteles como el de Bvlgari, que se ha convertido en todo un icono del lujo, pese a que abrió sus puertas, tras una reforma, hace menos de dos años.
En el interior de Bvlgari Hotel Roma
Si algo tuvieron claro los emperadores romanos fue esto: el arte de la construcción denota una grandeza mucho mayor que la destrucción. Aunque se embarcaron en multitud de guerras en pos de la conquista de territorios, poco o nada queda de su afán belicista; sin embargo, su faceta edificadora ha llegado hasta nuestros días en forma de edificios como el Mausoleo de Augusto. Justo enfrente, se erige este hotel que, si bien aún no podemos describir como histórico, ha dejado una huella innegable en el trazado de la capital italiana.

Y es precisamente eso lo que nos recibe al entrar en Bvlgari Hotel Roma: un mapa que combina el trazado de la Antigua Roma con el de la ciudad actual. Es justo ahí, en los pequeños detalles, donde este cinco estrellas se diferencia de sus competidores. En el mármol de las paredes y las mesas, en los suelos de terrazo y en los mosaicos cuidadosamente restaurados. En definitiva, en todos y cada uno de los elementos que visten tanto los espacios comunes como las 144 habitaciones y que hacen que el huésped no se sienta como en casa, sino aún mejor.
La joya de la corona es la Bvlgari Suite. Hay mucho que descubrir aquí dentro, más allá de las vistas directas al mausoleo, que te permiten disfrutar la Roma más monumental desde la comodidad de tu cuarto. Al fin y al cabo, cabe mucho lujo en 300 metros cuadrados, especialmente si los muebles son obra del arquitecto y diseñador Antonio Citterio, y las telas que embellecen las paredes, de la icónica marca veneciana Rubelli.
Con cocina privada, un gran comedor dominado por una mesa de mármol y la posibilidad de agrandarla uniéndola a las suites adyacentes, no parecería descabellado que quienes la disfrutan decidiesen quedarse aquí en lugar de disfrutar la ciudad. ¿Quién necesita ir a las termas de Caracalla, cuando tu bañera de Mármol Arabescato Corchia está directamente inspirada en ellas?
Habitaciones, más habitaciones y cocina de alto standing
No hace falta alojarse en la suite más exclusiva para disfrutar de una experiencia inolvidable en el corazón de Roma. Si quieres una opción más modesta, puedes optar por una de las habitaciones premium, si es que una estancia de 50 metros cuadrados puede presumir de modestia. Su interior contrasta con el austero exterior del hotel, gracias a la explosión de colores y materiales con el que el estudio encargado de la reforma ha logrado encapsular todo el encanto mediterráneo entre cuatro paredes.
También merece la pena, si te lo puedes permitir, dejarse caer por alguna de las suites de menor nivel. Las Junior Suites, sin ir más lejos, cuentan con mármoles de colores y mosaicos en los baños, muebles de madera de la mejor calidad y vistas a la Plaza Augusto Imperatore y a la Via della Frezza. Y si te apasiona la moda, entonces te encantará la Serpenti Suite, que se sumerge de lleno en los motivos, texturas y colores de Bvlgari.

Pero la experiencia en Bvlgari Hotel Roma va mucho más allá del color. Igual de importante aquí es el sabor, la pieza central de los cinco espacios gastronómicos con los que el chef Niko Romita, ganador de tres estrellas Michelin, deleita tanto de día como de noche a la alta sociedad italiana. Quizás nuestro preferido sea Il Ristorante - Niko Romito, donde el menú, que reinventa la cocina italiana tradicional con platos como la escarola glaseada con crema de piñones, los tagliolini fríos y la sopa de calabacín, se mezcla con unas vistas espectaculares de la ciudad.