
Este parador dentro de un palacio está rodeado de piscinas naturales
El Parador de Jarandilla de la Vera es uno de los hoteles más bonitos de Cáceres, pues se encuentra en un castillo-palacio donde residió uno de los reyes más importantes de España.
¿Quién no se ha dejado embelesar alguna vez por los preciosos escenarios de las películas de Disney? ¿Y quién no ha soñado, en su más tierna infancia, con ser un rey, príncipe o princesa para así poder dormir en el interior de un palacio? Si bien no es fácil convertirse en miembro de la realeza de un día para otro, lo cierto es que lugares como el Parador de Jarandilla de la Vera te dan la oportunidad de dormir como un verdadero royal.
Decir que aquí puedes sentirte como un rey no es, ni de lejos, una exageración. Este hotel de cuatro estrellas se encuentra en pleno Valle de la Vera, en el antiguo castillo-palacio de los Condes de Oropesa, donde el monarca Carlos V residió antes de marchar al monasterio de Yuste. Desde el patio de armas hasta las almenas, cada rincón de este lugar te hará sentir como la persona más exclusiva del mundo.
Un paseo por el interior del Parador de Jarandilla de la Vera
El Parador de Turismo de Carlos V fue construido en el siglo XV. Se trata de una construcción de estilo gótico que se erigió, usando materiales como la sillería y la mampostería, sobre una antigua fortaleza musulmana. Centenares de años de historia se ocultan entre los gruesos muros del lugar, entre los que paseó el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Pasado y presente se unen en uno de los hoteles más especiales de la red de Paradores de España: junto al foso original, una amplia piscina permite a los huéspedes darse un baño relajante; en el patio de armas, ideado para servir de lugar de entrenamiento de las tropas, hoy encontramos una acogedora terraza donde es posible disfrutar de una agradable cena al aire libre.

Toda la belleza del Valle de la Vera parece estar contenida, a pequeña escala, en este recinto amurallado. En los jardines crecen olivos y naranjos que inundan el aire de aromas cítricos. Desde las ventanas de las habitaciones, las montañas devuelven la mirada, cubiertas por un manto de vegetación que se tiñe de verde en primavera y se torna dorado durante el otoño.
Quizás la guinda del pastel sea su restaurante, donde los frutos de la tierra extremeña dan forma a una carta que mezcla la calidad de la alta cocina con los sabores de la gastronomía española de corte tradicional.
Las piscinas naturales del Valle del Jerte
A tan solo 50 kilómetros de Jarandilla de la Vera, el Valle del Jerte florece en el norte de Cáceres y tiñe la región de flores de cerezo, hojas de encina y castañas que alfombran el suelo en cuanto llega el otoño. En verano, el sol incide de manera directa sobre el terreno, entre la sierra de Gredos y las aguas del Tiétar. Para compensar, Extremadura regala a quienes se aventuran a explorar sus entrañas una serie de piscinas naturales donde cualquiera querría bañarse una y otra vez.
Rodeada de árboles, el caudal de la Garganta de Cuartos se desliza entre enormes piedras. Limpia y pura, el agua permite ver el fondo y se lleva consigo la tensión del día a día, a medida que te dejas mecer por su relajante vaivén. Se encuentra situada en un entorno privilegiado, entre robledales y alisos, y bajo un precioso puente medieval.

Más tranquilo aún es el entorno de la Garganta de Jaranda, donde las mansas pozas se convierten en el lugar perfecto para descansar. Aquí el granito recubre el suelo, el silencio inunda el ambiente y los árboles proporcionan oasis de sombra que permite huir a los bañistas de la incisiva luz del sol.
Sin duda, la zona de baño más impresionante de este rincón se encuentra bajo la Cascada del Diablo: una impresionante cascada que cae a plomo, desde 70 metros de altura, sobre la piedra granítica, creando una zona de baño preciosa y muy difícil de igualar.
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