
La ruta de senderismo más bonita y artística está en Salamanca y sale de un pueblo precioso
Hay castaños, robles y jaras, pero también camas orgánicas, peces de piedra y árboles-dragón. Por algo esta ruta de senderismo en Salamanca se llama el Camino de los Prodigios.
Todos los caminos tienen su encanto, pero esta ruta de senderismo está llena de magia. No hablamos de trasgos y otros duendes, sino de las intervenciones artísticas que llenan el Camino de los Prodigios. Al estilo de los caminos que nos encontramos cuando pasamos un fin de semana en La Mayenne, en la ribera del Loira. Es un ejemplo perfecto de land art, aquel movimiento surgido en Estados Unidos en los años sesenta que abogaba por mezclar arte y paisaje, y que en España ya encontramos en el bosque encantado de Oma.
Esta propuesta artística se empeña en crear una atmósfera de asombro en la docta Salamanca, dentro de la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y de Francia, curiosamente. Aquí es donde se enmarca el pintoresco Camino de los Prodigios, un sendero circular de 10 kilómetros que une los municipios de Miranda del Castañar y Villanueva del Conde de una manera particular.
No solo vas a encontrar el bosque de madroños más grande de Europa, robles y castaños junto a olivos, cerezos o viñedos, sino obras de arte creadas por Alfredo Omaña, Félix Curto, Marcos Rodríguez y Pablo S. Herrero. Una exposición al aire libre que hace de esta ruta de senderismo un paseo mágico.
Así es la ruta de senderismo del Camino de los Prodigios
Aunque la belleza de los árboles, los líquenes o el musgo ya asombra, aquí las sorpresas vienen en forma de camas orgánicas aquí y allá, hasta diez, pensadas por Rodríguez y enraizadas, literalmente, en el entorno.
También de un banco tocado por los Rolling Stones con la frase "Hey you, get off my cloud" (Hey, tú, salte de mi nube), que cambiará tu manera de sentarte para contemplar cuanto te rodea. O la presencia del mismísimo don Miguel de Unamuno, el emblemático escritor tan vinculado a esta tierra, por cortesía esta vez de Curto: "Hubo árboles antes que hubiera libros, y acaso cuando acaben los libros continúen los árboles…".

Este artista es también quien propone dar más vida a los peces echándoles agua. Se han quedado de piedra en la fuente que hay a la entrada de Villanueva. No serán los únicos peces a lo largo del sendero. La fantasía hace que un árbol se convierta en dragón o que de pronto aparezcan huevos dorados de algún animal mitológico.
Rodríguez integra en este peculiar animalario a una familia de tortugas. No hay techo para la imaginación, pero sí una escalera que brota de una cama y pretende alcanzar los sueños. Las obras están expuestas ante los ojos del paseante y, simultáneamente, a los efectos de la climatología, del imbatible paso del tiempo y de la erosión.
De Miranda de Castañar a Villanueva del Conde
Bajando nosotros también de la nube, ¿por dónde empezar? Una vez en Miranda de Castañar, hay que descender hasta el puente que cruza el Arroyo de San Benito para coger el sendero que se abre paso por este fértil, frondoso y bucólico territorio en dirección a Villanueva del Conde para volver al mismo sitio tras dibujar el círculo. Ambos pueblos son conjuntos histórico-artísticos, por lo que merece la pena, y mucho, detenerse. El senderismo sigue pueblo adentro.
Miranda del Castañar tiene castillo, muralla, calles empedradas, casas blasonadas y una plaza de toros cuadrada del siglo XVI, que es uno de sus principales reclamos. Además, desde la ermita de la Virgen de la Cuesta, en lo alto de un cerro y flanqueada por los ríos San Benito y Francia, hay unas vistas espectaculares de estos valles.
En cuanto a Villanueva, llama la atención por la distribución de sus casas, ya que forman un recinto amurallado cerrado desde el siglo XVIII para proteger "las huertitas", a las que se accede por "las callejinas". Aquí también están construidas a la manera propia de la Sierra de Francia con sus tramoneras (pilares verticales), mampostería de granito, grandes balconadas de madera y esgrafiados en sus fachadas. Tampoco hay que perderse la iglesia parroquial de San Fabián y San Sebastián, ni la ermita del Humilladero, ambas del XVII.

Los Caminos de Arte en la Naturaleza de Salamanca
El Camino de los Prodigios forma parte de los Caminos de Arte en la Naturaleza, junto con el Asentadero-Bosque de los Espejos, que conecta Sequeros, Las Casas del Conde y San Martín del Castañar; el Camino de las Raíces, en torno a La Alberca, y el Camino del Agua, que va de Mogarraz a Monforte de la Sierra.
Todos ellos discurren por la Sierra de Francia y tienen trazado circular con una distancia entre siete y diez kilómetros. Esta zona, la del Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia, es un laberinto de valles escondidos de gran valor medioambiental. De ahí que esta maravilla haya sido declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO.