
Una ermita escondida dentro de un volcán es la escapada más sorprendente del otoño: está en el norte de España
¿Te imaginas una ermita construida dentro del cráter de un volcán? En pleno Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa se esconde la ermita de Santa Margarida de Sacot, uno de los secretos mejor guardados de Girona.
Una borrasca llega al norte de España y trae consigo el aroma a tierra mojada y ese viento inquieto que anuncia el otoño. Pero quedarse en casa no es una opción, no cuando en la comarca de la Garrotxa el paisaje se transforma con la llegada de la nueva estación. En el pequeño pueblo medieval de Santa Pau, la naturaleza se mezcla con la historia, y en el corazón de un antiguo volcán, emerge la ermita de Santa Margarida de Sacot.
Los entendidos dicen que es la iglesia más bonita del mundo, y no nos extraña. Aun si ignorásemos los muros de piedra de su exterior y nos esforzásemos por no prestar atención a su recogido interior, seguiría siendo completamente único. ¿El motivo? Su remota ubicación en el cráter del volcán de Santa Margarida, que la ha convertido en una de las visitas imprescindibles del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa.
La historia de la ermita que sobrevivió a los elementos
Si hacemos caso al devenir de la historia, lo acertado sería pensar que la ermita de Santa Margarida de Sacot no debería existir. Y cualquiera creería que alguna vez fue arrasada por la lava del volcán en el que se encuentra, pues es un hecho que a día de hoy este templo de origen románico sería solo ruinas de no haber sido por las restauraciones.
Sin embargo, hace 13.000 años que no se registra actividad volcánica en la comarca de la Garrotxa. De hecho, fue la tierra y no el fuego quien se ensañó con esta pequeña iglesia, allá por el siglo XV, y a punto estuvo de erradicar su belleza para siempre. Ocurrió entre 1427 y 1428, cuando la zona se vio asolada por una serie de movimientos sísmicos que provocaron el derrumbe de la estructura.

Tuvieron que pasar más de 400 años para que la capilla medieval fuese reconstruida, siete siglos después de su edificación original. El templo, que según cuenta la leyenda se levantó tras aparecer una imagen de la santa en el cráter del volcán, fue por fin restaurado en 1865. Poco tiempo después, para salvar la figura que representa a Santa Margarida de los horrores de la guerra civil, se la trasladó al Museu d'Art de Girona, donde aún se puede contemplar.
Motivos para visitar la Zona Volcánica de la Garrotxa
No podríamos elegir un solo motivo para visitar la Zona Volcánica de la Garrotxa. Lo primero que se nos viene a la mente son sus pueblos, preciosos y llenos de encanto medieval, que la convierten en el lugar ideal para hacer una escapada de otoño en Cataluña. Algunos, como Castellfollit de la Roca, están en lo más alto de un risco basáltico, y se asoman al precipicio como si quisieran vigilar desde allí el resto de la zona. Otros, como Sant Joan de les Fonts, sorprenden con castillos por los que no pasa el tiempo.

Después, recordamos su gastronomía, que es única en el país debido al origen volcánico de esta tierra, donde crecen las famosas judías de Santa Pau, las patatas de la fértil Vall d’en Bas. Aquí se elabora la ratafia, un licor hecho a base de nueces y hierbas aromáticas. Y, cuando el frío del invierno aprieta, los fesols de Santa Pau se cocinan con butifarra y setas.
Aunque tal vez lo más bonito sean sus paisajes naturales, o al menos eso es lo que nos da por pensar cuando nos adentramos en la fageda d'en Jordà: un bosque de hayas que se extiende a lo largo de la colada del volcán del Croscat y crea rincones completamente idílicos. En otoño, cuando las hayas se tiñen de dorado, la Garrotxa se convierte en un paisaje de cuento. Si buscas una escapada que mezcle historia, naturaleza y calma, esta ermita en el corazón de un volcán te espera.