
Este pueblo medieval es el más bonito de Salamanca: lleno de flores y declarado Conjunto Histórico-Artístico de España
En la provincia de Salamanca, concretamente en la Sierra de Francia, se encuentra la Alberca. Un pueblo tan bonito que fue declarado Conjunto Histórico-Artístico de España hace casi un siglo.
Hay lugares que parecen sacados de un cuento o de una película de Disney: rincones como el pueblo alemán de Rotemburgo o el pintoresco Eguisheim, en Francia, cuyas estrechas calles recuerdan a los escenarios de La Bella y la Bestia. Ese aire mágico y encantador que se esconde entre calles de piedra y balconadas de madera también lo podemos encontrar en España, en lugares como La Alberca.
Su belleza es tal que está incluido en el listado de Los Pueblos más Bonitos de España, pero eso no es todo. A este reconocimiento relativamente nuevo se le suma uno mucho más antiguo, que recibió en 1940: el de Conjunto Histórico Artístico. Fue el primer pueblo de España en recibir esta protección, lo que explica el excelente estado de conservación en el que La Alberca ha llegado a nuestros días.
Así es el pueblo más bonito de Salamanca
Cuando uno baja del coche en La Alberca y se adentra en las calles empedradas que llevan hasta el corazón del pueblo, no siempre logra soportar el impulso de mirar su reloj para comprobar que el tiempo sigue fluyendo como solía hacerlo antes de llegar. Es por su profundo carácter medieval, que engaña a los sentidos y confunde a la mente, haciéndonos creer que hemos viajado a otra época.
A los tiempos en los que este pueblo, habitado desde antes de que los romanos pusieran un pie en la Península Ibérica, destellaba con la llegada de los nuevos vecinos que se asentaron aquí cuando Alfonso IX de León decidió repoblar estas tierras, donde judíos, cristianos y musulmanes convivieron en paz.

Fruto de esta convivencia es la arquitectura típica del siglo XVII que ha sobrevivido a lo largo de cuatro siglos y que recuerdan a una judería, por su entramado laberíntico, pero también al recogido centro de las ciudades islámicas. A pie de calle, las casas se sostienen sobre pilares de piedra que crean soportales. Soportales que ocultan, sobre las puertas, dinteles donde aparece grabada las fechas de construcción de las casas, tan impresionantes como antiguas.
Si alzamos la vista, nos encontramos con el que quizás sea el signo más reconocible de la arquitectura tradicional de esta zona de Salamanca: los entramados de madera que recubren las fachadas y trepan hasta confundirse con los balcones cubiertos de flores, que hacen que el pueblo rebose de color aquí y allá.
Una forma diferente de ver La Alberca
La Alberca es mucho más que casas de piedra y madera, su neoclásica iglesia de Nuestra Señora de la Asunción o sus numerosas ermitas. Es naturaleza en estado puro, tradición y relax. Es uno de esos lugares que merece la pena conocer a fondo, poco a poco, como si el tiempo no corriera en nuestra contra.
De otra forma, quizás sería imposible conocer los productos artesanos que se elaboran con mimo en el interior del municipio. Hablamos, sobre todo, de los bordados serranos que decoran colchas, manteles y algún que otro traje tradicional. Este tipo de tejido muestra coloridas figuras de animales, seres mitológicos y motivos vegetales, y ha sido declarado Bien de Interés Cultural de Carácter Inmaterial.

A veces los paños y los mantones cuelgan de las ventanas de las casas: una forma de engalanar el pueblo y demostrar que sigue teniendo carácter propio. Pero hay talleres, como Hoyos-Calama, donde los diseños cubren las paredes y los estantes, cubren las camas y se transforman en zapatos o almohadones.
Pero La Alberca no es solo su tradición artesana. También merece la pena conocer su tradición ganadera. Al fin y al cabo, en los alrededores, la dehesa salmantina se extiende hasta donde alcanza la vista, y el toro de lidia pasta tranquilo entre las encinas. Y, por supuesto, también sus viñedos y sus bodegas. Bodegas como Cámbrico, donde la uva Rufete crece en viñas centenarias, donde la esencia de este municipio permanece intacta.