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La ciudad más peatonal del mundo está en Europa: es perfecta para vivir y nos encanta visitarla

Esta es la ciudad donde mejor se vive del mundo: es la más peatonal y está en Europa
Un informe de una compañía australiana acaba de nombrar Múnich como la ciudad más peatonal del mundo, lo que la convierte en una de las mejores para vivir.
Cuando viajamos, nos dejamos obnubilar por la belleza de los destinos que visitamos, por la oferta de museos y galerías de arte o por su cercanía con otras grandes ciudades. Sin embargo, esas no son las características en las que nos fijamos cuando estamos buscando un lugar para vivir. Al fin y al cabo, hay cosas más relevantes, como la posibilidad de recorrer el casco histórico a pie, sin que nos moleste el ruido de los coches. Algo que encontramos en lugares como Múnich, que acaba de ser nombrada la ciudad más peatonal del mundo.
Así lo ha reconocido Compare The Market, una compañía australiana que ha analizado factores como la superficie que se puede recorrer caminando, el número de zonas libres de coches, el precio del transporte público y la cantidad de carriles bici que hay en cada destino, entre otras cosas. Y la ciudad alemana del Oktoberfest ha salido victoriosa.
Por qué Múnich es la ciudad más peatonal del mundo
Cuando hablamos de las ciudades más peatonales del mundo nos referimos a aquellas que destacan por poner las cosas fáciles a los peatones. Destinos seguros, con aceras bien pavimentadas, que se pueden recorrer de forma fácil a pie, en bici o a bordo del transporte público. Es decir, lugares donde tener coche no es una obligación, sino una opción más.
El top cinco lo componen, empezando por abajo, París y Helsinki. En el podio encontramos a la que los alemanes llaman München, seguida de Milán y de Varsovia. Para encontrar una ciudad española en el podio tenemos que irnos hasta el séptimo puesto, ocupado por Madrid y sus grandes avenidas.

Pero, ¿qué es lo que tienen todas ellas en común? Servicios médicos accesibles para todo el mundo (a un kilómetro de distancia de su domicilio, aproximadamente); carriles bici que asfaltan la ciudad de parte a parte, a lo largo de kilómetros y kilómetros; espacios verdes donde respirar hondo y llenarse los pulmones de aire fresco, y un alto porcentaje de población que vive cerca de zonas peatonales.
Así que no nos extraña que Múnich encabece la lista, porque recordamos bien las amplias explanadas verdes de Englischer Garten, Luitpoldpark y Japanischer Garten: un jardín japonés cruzado por puentes y sembrado de templetes, lagunas y árboles coloridos que enamora a quien lo visita. Y porque hemos paseado por Odonsplatz, por Karlsplatz y por los alrededores del Palacio Nymphenburg, con su precioso lago lleno de cisnes.
Múnich como nunca antes lo habías visto
Berlín, Hamburgo, Múnich… Mucho se ha dicho de las grandes ciudades alemanas: lugares donde la historia antigua y la arquitectura moderna confluyen para dar lugar a paisajes que, al bañarse por el sol, reflejan como la superficie de una piedra preciosa. Si pensamos en la capital de Baviera, se nos viene a la mente el Oktoberfest, la cervecería Hofbräuhaus y el Allianz Arena.
Pero hay tesoros que solo se muestran ante quienes se alejan un poco del gentío y deciden seguir el rumbo de los locales, que de vez en cuando esquivan la enorme silueta de la Residenz, el antiguo Palacio Real de los monarcas bávaros, y deciden perderse por los jardines del Palacio de Nymphenburg.

De estilo barroco, por sus estancias también caminaron los miembros de la dinastía de Baviera. No obstante, tiene otro aire más relajado, que quizás viene de que aquí, lejos de discutir los asuntos importantes para el país, la familia real venía a desconectar rodeados de edificios barrocos, iglesias neoclásicas y pinturas al fresco.
Al caminar por el jardín de estilo inglés, uno entiende por qué este es el “castillo de las ninfas” (eso es lo que significa su nombre en español), pues da la sensación de que aquí y allá, bajo la superficie del enorme estanque o entre los parterres de flores de colores, se esconden criaturas fantásticas.

Una ciudad perfecta para cualquier época del año
Mientras que en las grandes ciudades españolas parece que el verano incita a quienes viven en ellas a irse, en Múnich los meses centrales del año son lo suficientemente cálidos como para resultar agradables, pero no tan calurosos como para resultar agobiantes. Cuando el sol está alto, los muniqueses se reúnen en torno al río Isar. Y entonces comienza la magia.

Las aguas limpias y claras invitan a todo el mundo a bañarse. Y eso es precisamente lo que sucede. Los más atrevidos se lanzan a las aguas frías y bravas para nadar o incluso surfear en agua dulce. Los menos osados, prefieren las aguas calmadas y tratadas de Naturbad Maria Einsiedel, una piscina alimentada por las aguas del Isar.
En los alrededores no es raro ver animados grupos haciendo barbacoas, en las zonas adaptadas para ello, y disfrutando del buen tiempo. Pero no te preocupes si no llegas con los utensilios necesarios, pues muy cerca, la cervecería Zum Flaucher ofrece mesas al aire libre rebosantes de comida típica.
Si bien es cierto que la zona se vacía parcialmente cuando el invierno se acerca, bañarse en Múnich siempre es una opción. Si hacerlo al aire libre no es posible, los locales se resguardan en el Müller'sche Volksbad, un baño municipal donde los locales se dejan calentar en las saunas de inspiración romana, bajo las pinturas murales de principios del siglo XX.
Tampoco después, cuando las temperaturas amenazan con hundirse por debajo de los 0ºC, pierde vida la ciudad. Entonces, se cambia la cerveza por el Glühwein, su popular vino caliente, y los baños en el río Iser por el patinaje sobre hielo en el Canal de Nymphenburg. Y los atardeceres junto al agua, por puestas de sol desde la torre de Alter Peter.