Una tierra hecha para disfrutar
Las playas son uno de los atractivos de la Región de Murcia. FOTO : D.R. / ADOBE STOCK

Una tierra hecha para disfrutar

Calas escondidas, pueblos con encanto, festivales de música, gastronomía marinera… la Región de Murcia es sinónimo de lujo silencioso.

Ángeles Castillo | Mayo 29, 2025

La Región de Murcia es para el verano, como las bicicletas. En esta Comunidad, que aún conserva la capacidad de asombrar al más curtido de los viajeros, la felicidad viene rodada. Solo hay que probar los Baños de Somogil, en Moratalla; tumbarse en la arena dorada de Calblanque; o pisar las históricas calles de Caravaca de la Cruz para darse cuenta de hasta qué punto es un paraíso, en cierto modo, virginal y aún por descubrir.

Ahora que se atisba el estío, es buen momento para cantar sus excelencias. Porque este territorio no solo es La Manga, esa lengua de tierra asomada a dos mares: el mayor, el Mediterráneo, y el Menor, con mayúsculas. También Cabo de Palos, espacio privilegiado para el buceo, o las Salinas de San Pedro del Pinatar, refugio de aves.

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La Cueva de la Horadada, en Yecla. FOTO: D.R. / ADOBE STOCK.

Siguiendo por la costa, que lleva el nombre de Cálida, hay que echar el ancla en Mazarrón y recalar en Bolnuevo, con sus Gredas (esas setas rocosas), habiendo pasado antes por Cartagena y visitando La Azohía y la Batería de Castillitos, sobre el Cabo Tiñoso, y la encantadora Isla Plana.

Costeando se llega hasta el litoral de Lorca; hay que poner el foco en Calnegre, antes de arribar a Águilas, con su entorno playero natural, el embarcadero del Hornillo, sus molinos y el castillo asomado al mar. Y conviene pasearse por la cercana y familiar Calabardina, a la sombra del majestuoso Cabo Cope.

Aire puro

Aquí hay naturaleza para dar y tomar. Y no solo en sus arenales; la Región de Murcia atesora paisajes sorprendentes. Es el caso del Barranco de Gebas, un escenario lunar que fue fondo marino, entre Alhama y Librilla. O del Valle de Ricote, un verdadero oasis donde no hay que perderse las norias tradicionales, que se siguen utilizando para regar huertas pequeñas.

Además, en uno de sus pueblos, Blanca, está la Fundación Pedro Cano, la ocasión perfecta para adentrarse en la obra de este gran pintor, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

Otro de los lugares que vale la pena visitar es el Cañón de Almadenes, entre Calasparra y Cieza. El mejor rincón para practicar turismo activo y enrolarse en un paseo fluvial por el Segura a bordo de una barca neumática o un kayak. Entre paredes que alcanzan los 150 metros y por el mismo camino por el que suelen transitar las nutrias…

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Parque Regional de Sierra Espuña. FOTO: D.R. / ADOBE STOCK.

A buen ritmo

Quien prefiera las actividades culturales de la Región de Murcia, tiene múltiples opciones, como los festivales. Nada comparable a un concierto en el Auditorio Parque Torres de Cartagena en La Mar de Músicas, sobre el Teatro Romano y dominando la ciudad. Hay hasta una Mar Chica, con programación infantil. Suenan también con ímpetu el Festival de Jazz de San Javier o el Cante de las Minas de La Unión. Además del Murcia On, Las Noches del Malecón o el Animal Sound, en la capital.

La gastronomía es capítulo aparte. Las marineras, para abrir boca, son todo tesoro regional, pero hay muchas otras las delicias, como el pastel de carne, el zarangollo o los arroces, entre los que es ganador el caldero, típico de Cartagena y el Mar Menor. Siempre acompañados con un vino de Bullas, de Yecla o de Jumilla, sus tres denominaciones de origen, para quien quiera entregarse a los placeres báquicos. De postre, los paparajotes y, para terminar, el café asiático no podían ser más murcianos. Con todo esto, damos fe, resulta más fácil ser feliz.