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El fiordo más pequeño de Noruega es también el más espectacular y casi nadie lo conoce

El fiordo más pequeño de Noruega es también el más espectacular: un paisaje natural precioso que casi nadie conoce
Entre montañas que parecen inabordables y aguas que reflejan un silencio casi intacto, el Nærøyfjord se mantiene como uno de los luegares más especiales de Noruega (y hay muchos). Pequeño, remoto y exclusivo.
En Noruega se cuentan más de mil fiordos, siendo Stranda la ciudad favorita de los españoles para visitarlos y ver las auroras boreales. Sin embargo, hay uno que no suele estar en la lista de quienes viajan por primera vez al país. Se llama Nærøyfjord, mide apenas 17 kilómetros de largo y tiene en algunos tramos menos de 250 metros de ancho. Es, oficialmente, el fiordo más pequeño de Noruega, pero quienes lo conocen aseguran que no hay otro igual.
No aparece en la mayoría de los itinerarios turísticos masivos porque no tiene el tirón comercial de lugares como el Geirangerfjord o el Lysefjord. Precisamente ahí está la gracia: mientras los autocares y cruceros atracan en otros rincones del país, aquí la experiencia se siente casi privada. Y, aunque no lo es, lo cierto es que no hace ninguna falta; la escala del lugar ya impone algo difícil de encontrar: lujo natural.

Una ubicación privilegiada
El Nærøyfjord está en la región de Vestland, en el suroeste de Noruega, y forma parte del famoso Sognefjord, el fiordo más largo y profundo del país. La diferencia es que este brazo estrecho es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2005 y, a pesar de ello, sigue recibiendo una fracción de visitantes en comparación con sus vecinos.
La pequeña localidad de Gudvangen se encuentra en uno de los extremos del fiordo y suele ser el punto de acceso más habitual. Desde aquí se despliega un paisaje de paredes rocosas casi verticales, cascadas que cuelgan directamente de las montañas y granjas históricas que aún se mantienen activas.
Un dato curioso: el Nærøyfjord debe su nombre al dios nórdico Njord, protector de la navegación y el mar. No es casualidad, porque recorrerlo en barco es todavía la manera más auténtica de conocerlo.

Diferentes opciones para visitarlo
Aunque la experiencia más popular es hacer el crucero clásico de dos horas entre Gudvangen y Flåm, la clave para disfrutar del Nærøyfjord sin sentir que formas parte de una horda de turistas es organizarse de otra manera:
Si buscas evitar las aglomeraciones, lo ideal es visitar el fiordo temprano por la mañana o al final de la tarde, cuando las excursiones organizadas no han comenzado o ya han pasado.

Alojamientos y visitas que solo encontrarás aquí
El lujo en esta parte de Noruega se mide en la sensación de acceder a algo reservado para pocos. Un buen ejemplo es el 29/2 Aurland, un pequeño hotel boutique ubicado en un antiguo puesto de telégrafos de 1894. No parece un alojamiento al uso: sus habitaciones combinan diseño escandinavo contemporáneo con piezas vintage cuidadosamente escogidas, y el comedor funciona casi como un club privado en el que cada cena se convierte en un ritual de lo más íntimo.
La experiencia gastronómica más sorprendente de la región, sin embargo, está unas horas más al sur, en el fiordo de Hardanger. Allí flota Iris, un restaurante que parece más un objeto espacial que un comedor, parte del ambicioso proyecto Salmon Eye. No es solo un lugar para comer: es una expedición de seis horas que comienza en barco desde Rosendal, incluye un aperitivo en la isla de Snilstveitøy y culmina en un edificio futurista que funciona también como centro de aprendizaje sobre sostenibilidad marina.
Entre cada etapa, los paisajes se convierten en parte del menú, hasta llegar al comedor donde se sirve una sucesión de platos de alta cocina pensados para replantear la relación con los productos del mar.
El bienestar también tiene aquí un sello muy particular. En el Lærdal Hotel han instalado una sauna sobre el fiordo, una construcción de madera minimalista que permite salir del calor seco directamente al agua helada. No hay spa urbano que compita con esta sensación.

Más allá de los fiordos
Quedarse solo con la navegación por el Nærøyfjord sería perderse parte de su contexto. Uno de los secretos mejor guardados de la zona es la ruta de senderismo a Bakkanosi. La caminata requiere unas seis horas y cierta resistencia, pero la recompensa es una panorámica que deja en segundo plano a miradores mucho más famosos como Preikestolen.
La cultura vikinga también tiene un hueco inesperado en Gudvangen. El Viking Valley puede parecer, a primera vista, un parque temático, pero en realidad es un proyecto impulsado por arqueólogos y artesanos que reconstruye un poblado con una precisión poco habitual. Participar en un taller de forja o remar en un barco vikingo de madera no es una actividad que esperabas, pero te encantará.

Unos kilómetros más allá, el diminuto pueblo de Undredal aporta un giro gastronómico. Apenas 70 habitantes y más de 500 cabras mantienen viva la producción del geitost, un queso marrón caramelizado con un sabor dulce y salado a la vez. Se vende en la cooperativa local, en un espacio que funciona más como punto de encuentro del pueblo que como tienda turística.
Y para los que buscan un final distinto al clásico crucero, el Flåmsbana es uno de los trenes panorámicos más famosos del mundo, pero el truco está en hacer solo un tramo y combinarlo con bicicleta en el valle de Flåm. Menos saturado, más auténtico y con la sensación de descubrir el paisaje a tu ritmo.
