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La joya más sorprendente de Vietnam: Ninh Binh, el paisaje que parece sacado de un sueño
Esto es lo que no puede faltar en tu ruta por Vietnam: Ninh Binh, el paisaje que parece sacado de un sueño
Escenario de películas, antiguo bastión imperial y uno de los paisajes más hipnóticos del sudeste asiático, Ninh Binh es mucho más que “la bahía de Halong terrestre”: es el Vietnam más puro, sin filtros.
Para entender Ninh Binh hay que retroceder más de mil años, a cuando Vietnam aún no existía como nación. En el siglo X, este valle rodeado de montañas de piedra fue elegido por el rey Đinh Bộ Lĩnh como sede de su reino: Hoa Lu, la primera capital del Vietnam unificado.
Lo hizo por una razón práctica y simbólica: las montañas funcionaban como muralla natural y los ríos eran las arterias que conectaban con el norte y el mar. En ese laberinto de piedra y agua nació el germen del país moderno. Hoy, las ruinas de la ciudad imperial sobreviven entre arrozales, y los templos dedicados a los reyes Đinh y Lê recuerdan que antes de ser un destino turístico, Ninh Binh fue el corazón político de un pueblo que aprendió a resistir.
Desde la ventana de un tren que llega desde Hanói, el paisaje se transforma poco a poco. El asfalto se diluye, los edificios se achican y el horizonte se llena de montañas cubiertas de vegetación. Al amanecer, una neblina densa flota sobre los arrozales y los campesinos trabajan descalzos en el agua, como si nada hubiera cambiado desde hace siglos.
Ninh Binh es una de esas maravillas naturales que merece la pena visitar, un raro lugar donde la naturaleza y la historia se han puesto de acuerdo para crear una belleza que no necesita nada más. Apenas dos horas al sur de Hanói, Ninh Binh te obliga a bajar el ritmo. La llaman “la bahía de Halong terrestre”, pero en realidad tiene personalidad propia: más silenciosa, más salvaje y, por suerte, menos saturada.

Los imprescindibles de Ninh Binh
Tam Coc y Trang An son los nombres que aparecen en todas las guías. Pero lo que marca la diferencia en Ninh Binh no es el destino, sino cómo lo recorres. En Tam Coc, el clásico paseo en barca por el río Ngo Dong merece un buen madrugón: a las siete de la mañana no hay casi nadie y las barqueras —mujeres locales que reman con los pies— te llevan por un recorrido de cuevas, arrozales y acantilados donde solo se escucha el sonido del agua y los pájaros. La técnica del remo con los pies, por cierto, tiene más de un siglo: nació como una forma de liberar las manos para sostener el paraguas, y hoy es símbolo de la destreza femenina del delta del río Rojo.
Trang An, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2014, es más largo y monumental. Sus canales atraviesan túneles naturales y templos ocultos entre montañas. Parte de Kong: Skull Island se rodó aquí, pero lo interesante es el ritmo del agua, la luz que entra a través de las cuevas y la sensación de estar dentro de un paisaje que no pertenece del todo a este mundo. Si prefieres una experiencia más íntima, evita las rutas más turísticas y elige el circuito 3, menos transitado y con un tramo de lago donde apenas pasan barcas.
El punto más fotogénico es el mirador de Hang Múa, con sus 500 escalones tallados en piedra que conducen a una panorámica que corta la respiración. Desde arriba, los arrozales se dibujan como un mosaico verde y dorado, y los karsts parecen flotar sobre el valle. Si subes al amanecer, el esfuerzo se convierte en recompensa: las nieblas matutinas te regalarán el mejor paisaje.

Dónde dormir y dónde comer en Ninh Binh
Ninh Binh se disfruta a fuego lento. Es un lugar para quedarse, no para tachar de una lista. Para dormir, el Tam Coc Garden Resort ofrece el equilibrio perfecto entre autenticidad y confort: cabañas de piedra rodeadas de arrozales y piscina infinita para disfrutar del lujo silencioso. También destaca Aravinda Resort, un refugio sostenible y contemporáneo que utiliza materiales locales y organiza clases de meditación al amanecer.
La gastronomía local tiene identidad propia. Aquí, la carne de cabra de montaña es una institución: se cocina a la parrilla o salteada con citronela, y se sirve con hojas de higuera y arroz crujiente (com cháy). En los pequeños restaurantes familiares de Hoa Lu o Gia Sinh aún se prepara de forma tradicional, con especias cultivadas en el propio valle. Si prefieres algo más internacional, Bamboo Bar & Restaurant ofrece platos vietnamitas con un toque contemporáneo, y Chookie’s Beer Garden tiene una atmósfera relajada ideal para terminar el día con una cerveza artesanal y conocer a otros viajeros.
Un consejo: pasa por el mercado de Tam Coc temprano. Los puestos de frutas, flores de loto y pescado fresco abren a las seis de la mañana, y podrás ver cómo los aldeanos negocian los precios.

Planes alternativos en Ninh Binh
Uno de los rincones más sorprendentes es el Parque de Aves de Thung Nham, un humedal rodeado de selva donde miles de garzas, cigüeñas y cormoranes regresan al atardecer. Pocos visitantes lo incluyen en su ruta, pero es una joya para los amantes de la naturaleza. Se puede recorrer en barca o a pie, y en los meses de invierno (de noviembre a abril) la concentración de aves es impresionante.
En la parte histórica, Hoa Lu conserva la esencia del Vietnam medieval. Los templos dedicados a los reyes Đinh y Lê están construidos en piedra y madera de teca, con tejados curvos y relieves de dragones. Más allá del valor arquitectónico, lo fascinante es el entorno: las montañas que los rodean crean una especie de anfiteatro natural que explica por qué este lugar fue elegido como fortaleza hace más de mil años.
Para recorrer los alrededores, lo mejor es alquilar una bicicleta o una moto eléctrica y perderse por los caminos rurales entre Tam Coc y Bich Dong, donde una pagoda del siglo XV se incrusta literalmente en la roca. Si tienes suerte, verás campesinos lavando o niños jugando junto al río. Son escenas que parecen sencillas, pero dicen mucho sobre la identidad rural que el país aún conserva.

Cómo llegar y cuándo ir
Ninh Binh está a 90 kilómetros al sur de Hanói, y se puede llegar fácilmente en tren (unas dos horas), autobús o con conductor privado. Esta última opción es la más práctica si viajas en grupo o con equipaje, y permite hacer paradas en pueblos intermedios como Van Long, otra reserva natural con menos turistas.
El clima es tropical, con estación seca de noviembre a abril y lluviosa de mayo a octubre. La mejor época es entre mayo y junio, cuando los arrozales están en plena cosecha y el valle se tiñe de dorado. Si viajas en invierno, la niebla matutina y las temperaturas suaves crean una atmósfera más íntima y silenciosa.
