Esta ciudad muy cerca de Venecia es perfecta para una escapada veraniega: es el secreto mejor guardado del Adriático
Piran es una ciudad eslovena que se adentra con todo su esplendor en el Adriático. FOTO : UNSPLASH

Esta ciudad muy cerca de Venecia es perfecta para una escapada veraniega: es el secreto mejor guardado del Adriático

Está en Eslovenia, cerrando la península de Istria junto a Croacia y es de espíritu veneciano. Piran tiene todo lo que estás buscando este verano. Una puesta de sol magnífica sobre el Adriático entre edificios barrocos y casas de colores.

Ángeles Castillo | Julio 10, 2025

Piran suena a música celestial por su belleza, pero también por ser cuna del virtuoso violinista, compositor y estudioso Giuseppe Tartini. O sea, a barroco. El público aún sigue rindiéndose a sus pies en la fastuosa plaza ovalada que por poco no es un puerto y en la que su estatua se alza victoriosa desafiando al tiempo sobre un suelo con la nobleza del mármol. Tartini, un maestro al que solo pudo superar Paganini, otro revolucionario del instrumento que elevó a los altares Stradivarius.

Y tal vez sea un violín el que dé la nota perfecta para describir el carácter de esta ciudad, irremediablemente turística, enclavada en la costa adriática, que siempre es objeto, hay que reconocerlo, de nuestros desvelos. Piran te atrapa con sus mil y un dones. Marinera, musical, artística y luminosa en todos los sentidos. Y, por si fuera poco, desperdigándose con vocación de casi isla y queriendo adentrarse en el mar con su monumentalidad de cuño italiano. Las casas de colores la pintan más bella todavía.

Piran, la llamada Venecia eslovena

Estamos en una ciudad de Eslovenia, hemos de decir, aunque frente a Venecia, lo cual siempre imprime carácter. El país es pequeño, pero de gran biodiversidad, y geográficamente goza de una posición inmejorable. Con los Alpes guardándole las espaldas, culminando la península de Istria, croata en su mayoría, y el mar nombrado de fondo como escenario de ciudades y pueblos que atraen como un imán. Caso de Piran, ciudad pequeña, recoleta, que encima está amurallada desde el siglo VII y luce una iglesia con un campanario veneciano que recorta su perfil marítimo. En italiano, Pirano. Que, al fin y al cabo, es la otra lengua que aún se habla en estas tierras bilingües.

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La ciudad de Piran en torno a la plaza Tartini y junto al mar. FOTO: UNSPLASH/LEONARD NIEDERWIEMMER.

Si nos ponemos etimológicos, Piran deriva del griego "pyr", que significa fuego y hace referencia a las hogueras del faro. Su historia es una amalgama de culturas, porque, aparte de haber pertenecido a Italia tras la Primera Guerra Mundial, fue de los dominios del Imperio romano y el bizantino, volviéndose todo un castrum, y también austriaca y hasta francesa en años sucesivos. A raíz de la Segunda Guerra Mundial, fue asignada a Yugoslavia, igual que toda Istria. Hasta que en 1991 se constituyeron las repúblicas de Eslovenia y Croacia. Y este devenir de la historia y los siglos, con su derivada mezcolanza, se nota.

La flor de sal en una ciudad artística y cosmopolita

También decir que Piran, sin desmerecer todos sus atributos, se hizo grande por sus salinas, que se extienden por el Parque Natural de Strunjan y el de Sečovlje. Por su flor de sal, que aún continúa dando aliento a esta ciudad pintoresca y cosmopolita, más marina que playera, encantadoramente grandiosa y llena de tentaciones que pueden ser arquitectónicas, gastronómicas o artesanales. Las tiendecitas llenas de propuestas creativas te sorprenderán en consonancia con el resto.

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La iglesia de San Jorge con torre veneciana corona la estampa de Piran. FOTO: UNSPLASH/NIKITA KARASIOU.

En agosto, además, como pasa en muchos de nuestros pueblos, esta ciudad costera eslovena se viste de fiesta. El propio compositor renace con el verano gracias al Festival Tartini, de música de cámara, que este año tiene lugar del 23 de agosto al 5 de septiembre. El violín dice mucho de Piran por su elegancia y refinamiento, que quedan estampados precisamente en la Casa Tartini, la natal del músico, con frescos y todo. O en la Casa Veneciana, de estilo gótico y color rojo, que un comerciante puso a disposición de su amante allá por el siglo XV, de lo que dejó constancia en la fachada con la inscripción: "Déjales que hablen". Otro mercader de Venecia, con ecos shakesperianos.

Una iglesia con torre veneciana sobre la colina

Hay otra plaza más, la del Primero de Mayo, centro neurálgico medieval, rodeada de edificios barrocos y con una cisterna del XVII para recoger el agua de la lluvia. Entonces, Piran se eleva. Trepando hacia su parte alta y amplificando la panorámica sobre el golfo de Trieste, se llega a la iglesia de San Jorge y su famosa torre con casi 50 metros de altura, que, como anticipábamos, está inspirada en el campanario de San Marcos en Venecia.

Y luego se desciende y el mar llama como sirenas que cantan, con sus transparencias y su muy poblado fondo. Los eslovenos evitan la sobrepesca. Pero la cosa se pone fácil porque hay zonas de baño acondicionadas a las que se accede mediante escaleras y presumen de solárium.

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Piran es tan portuaria y monumental que parece un cuadro. FOTO: UNSPLASH/LEONARD NIEDERWIEMMER

Es fácil sentirse un poco un barco. Ahí están el Museo Marítimo y también el Teatro Tartini, dando cuerpo a esta ciudad tan adriática. Si se enfila el paseo marítimo, dibujando la bahía, se llega a Portoroz, con animado puerto deportivo y famoso desde antiguo, cuando los monjes del lugar descubrieron el poder curativo de sus aguas termales.

Por cierto, Piran es peatonal, por lo que habrá que dejar el coche en los estratégicos aparcamientos de la entrada. Por eso también tiene tanto encanto. La majestuosidad viene igualmente porque cuando el viento quiere y el horizonte asoma en todo su esplendor se dejan ver los Alpes y los Dolomitas, y es cuando se habla ya con palabras mayores.

TURIUM TIPS

El Art Hotel Tartini está en pleno Piran con todo el atractivo de un hotel boutique. Patio trasero, jardín en la azotea, restaurante gourmet y bar de cócteles. Un total de 47 habitaciones donde reina el diseño y hay arte por todas partes. Desde 131 euros.
Un espectáculo que despertará tus sentidos. Así se presenta el restaurante Stara Gostilna, que se enorgullece de todos sus secretos, no ya culinarios, sino creativos. Escondido entre las antiguas casas de Piran, ofrece un menú degustación de ocho platos (130 euros) o tres (30 euros) que es un paseo por la costa eslovena con los sabores del Kras e Istria. Y está junto al paseo marítimo.
A una hora de Piran se halla el muy literario castillo de Predjama, brotando de la roca como si fuese un milagro medieval de hace por lo menos ocho siglos y, por supuesto, rodeado de leyendas. De hecho, lo habitó el Robin Hood esloveno.
Cerca muy cerca está la cueva Postojna, un conjunto de 24 kilómetros de túneles y galerías, con estalactitas y estalagmitas que han terminado formando pilares, de los que se pueden recorrer cinco, viaje en tren por el interior incluido. Dicen que es la cueva más visitada de Europa. Está en la región del Carso (Kras en esloveno).