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Este es el paraíso secreto de la alta sociedad italiana: un pueblo de cuento en la Toscana

Este es el paraíso secreto de la alta sociedad italiana: un pueblo de cuento bañado por el mar en la Toscana
Entre fortalezas renacentistas, clubs privados junto al mar y hoteles con historia, Porto Ercole mantiene un aire exclusivo que lo convierte en uno de los refugios favoritos de la élite italiana.
Cuando se habla de verano chic en Italia, hay nombres que se repiten siempre salen: la costa de Amalfi, Portofino o Costa Esmeralda en Cerdeña. Sin embargo, Porto Ercole rara vez aparece en esa primera lista, y mejor, al menos para sus asiduos. En esta pequeña localidad del Monte Argentario no hay un despliegue de yates de 60 metros anclados en fila como en Mónaco. Aquí, el lujo se mide en la discreción, en los apellidos que suenan en los registros de la nobleza y en la capacidad de mantener a raya al turismo masivo que ha invadido otros rincones del Mediterráneo.
Lo curioso es que, pese a su bajo perfil internacional, Porto Ercole fue escenario de uno de los episodios más célebres del arte europeo: aquí murió Caravaggio en 1610, en circunstancias tan oscuras como muchas de sus pinturas. Ese guiño histórico, unido a la huella de los Médici en las murallas y fortalezas que todavía protegen la bahía, demuestra que este puerto ha sido estratégico mucho antes de convertirse en refugio de aristócratas, actores y financieros romanos.
Una bahía con murallas y fortificaciones
El Monte Argentario, conectado al continente por dos largas franjas de arena (la Giannella y la Feniglia), es en sí mismo un accidente geográfico llamativo. Porto Ercole se asienta en la parte oriental, protegido por colinas y con un puerto natural. La estampa está dominada por tres fortalezas: la Rocca Spagnola, el Forte Filippo y el Forte Stella, construcciones defensivas que hoy ofrecen vistas espectaculares sobre la costa y que, más allá de la historia militar, son un recordatorio de la importancia estratégica del puerto.
La vida en verano se organiza en torno a la piazzetta frente al puerto, donde se concentran cafés y restaurantes de pescado fresco. Aquí se mezclan familias italianas que llevan generaciones veraneando en la zona con visitantes de paso que llegan desde Roma en menos de dos horas. Porque ese es otro de los secretos de Porto Ercole: su proximidad a la capital lo convierte en el escondite preferido de muchos romanos acomodados que huyen del caos urbano.

Hoteles de película y clubs privados
Si hay un nombre que concentra gran parte del magnetismo de Porto Ercole es Il Pellicano. El hotel, fundado en los años 60 por un aviador americano y su mujer inglesa, se convirtió rápidamente en el destino de la jet-set internacional: Jackie Kennedy, Charlie Chaplin o Sophia Loren pasaron por sus terrazas con vistas al Tirreno. Hoy, bajo la gestión de la familia Sciò, sigue siendo uno de los hoteles más deseados de Europa, con un mix de glamour retro y servicio impecable que atrae tanto a diseñadores de moda como a millonarios que valoran la privacidad por encima de todo.
Pero no es el único. El Argentario Golf & Wellness Resort ofrece una experiencia más contemporánea, con un campo de golf de 18 hoyos y un spa de nivel internacional. Y para quienes buscan la inmersión total en la vida marina, los stabilimenti balneari de la zona funcionan como clubs privados frente al mar.
Los precios, como era de esperar, son altos. Una tumbona en pleno agosto puede costar lo mismo que una noche en un hotel de tres estrellas del interior de la Toscana. Pero esa es la lógica del Monte Argentario: el lujo no se explica, se paga.

Gastronomía y excursiones de alto nivel
En lo gastronómico, Porto Ercole ofrece un abanico que va desde la trattoria marinera hasta el restaurante con estrella Michelin. Il Pellicano alberga Il Pellicano Restaurant, dirigido por Michelino Gioia, con una propuesta que mezcla la tradición italiana y técnicas de alta cocina. En el puerto, La Sirena es famosa por sus espaguetis con bogavante, y en la cercana Orbetello, el plato estrella es la bottarga de mújol.
Las excursiones desde Porto Ercole son parte del plan. Hacia el norte se llega en pocos minutos a Porto Santo Stefano, desde donde parten ferris a las islas de Giglio y Giannutri, auténticos paraísos para los que disfrutan del buceo y las aguas cristalinas. En tierra firme, la Reserva Natural Duna Feniglia es perfecta para recorrer en bicicleta y terminar con un baño en playas salvajes. Y si la idea es un viaje cultural, el sur de la Toscana ofrece pueblos como Capalbio, con su castillo medieval y el surrealista Giardino dei Tarocchi, un parque de esculturas diseñado por Niki de Saint Phalle.
