Este es el pueblo medieval mejor conservado del norte de España: tiene un castillo en el centro y está rodeado de volcanes
Santa Pau es uno de los pueblos más bonitos de Cataluña. Foto : Pexels.

Este es el pueblo medieval mejor conservado del norte de España: tiene un castillo en el centro y está rodeado de volcanes

Muchos desconocen que en España existe un pueblo medieval oculto entre volcanes. Hablamos de Santa Pau, en la provincia de Girona, una maravilla que merece la pena descubrir.

Lucía Lorenzo | Junio 9, 2025

Paisajes maravillosos, mucho sol, algunas de las mejores playas de Europa y municipios preciosos que parecen detenidos en el tiempo. Cualquier viaje por España basta para darse cuenta de que vivimos en un país increíblemente rico en belleza natural y patrimonio histórico. Esos son precisamente los pilares que sostienen el majestuoso Santa Pau, en la provincia de Girona.

Este pueblo medieval se encuentra en la comarca de la Garrotxa, y no tiene nada que envidiarle al cercano Castellfollit de la Roca. Al fin y al cabo, su ubicación privilegiada en el corazón del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa convierte el suyo en uno de los paisajes más espectaculares que encontramos en el norte de España.

Santa Pau, el pueblo medieval rodeado de volcanes

Entre Olot y Mieras encontramos un pequeño pueblo medieval que, de lejos, podría pasar desapercibido. Con apenas 1600 habitantes, Santa Pau llama la atención, primero por su entorno natural. Está rodeado de bosques que verdean durante esta época del año, y de volcanes espectaculares que llevan miles de años dormidos.

Sin embargo, su casco histórico es otro de los grandes atractivos. Fundado en el siglo XIV alrededor del castillo medieval, en cuyo sólido cuerpo se aprecia una mezcla de estilos gótico y románico. De forma cuadrada, en su robusto exterior destacan los arcos geminados y de medio punto que protegen la entrada y dejan entrar la luz a través de las ventanas.

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El casco histórico medieval de Santa Pau. Foto: Turismo de la Garrotxa.

Pero la fortaleza es solo el comienzo. Las calles de piedra, las casas de dos pisos con balcones de madera y flores en las fachadas y los edificios de mampostería convierten este en uno de los pueblos medievales mejor conservados de Cataluña.

En el Firal dels Bous, el nombre que recibe la plaza mayor de la localidad, los arcos apuntados sostienen el peso de las construcciones que observan pasear a los vecinos. En la misma plaza encontramos uno de los edificios más bonitos del lugar: la iglesia de Santa María, austera y sencilla, pero con un alto campanario al que, inevitablemente, se dirigen todas las miradas.

Así es el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa

Cuando pensamos en volcanes en España, se nos viene a la mente inevitablemente Cumbre Vieja, el volcán que arrasó buena parte de La Palma en 2021, o el Timanfaya, en Lanzarote. Sin embargo, la Garrotxa es una de las pocas zonas volcánicas de nuestro país que han registrado actividad en los últimos 15.000 años.

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El volcán de Santa Margarita. Foto: Turismo de la Garrotxa.

Pero no te alarmes, pues no se prevé una erupción inminente, y la última registrada en esta zona de la península ocurrió hace 13.000 años, aproximadamente. De hecho, a día de hoy, los cráteres son uno de sus principales atractivos turísticos: hay más de una docena en el término municipal de Santa Pau, y crean un paisaje precioso.

Uno de los más bonitos es el volcán del Croscat, situado en la sierra de Santa Bárbara. Cubierto por completo de árboles, presenta en uno de sus lados una grieta que llega desde la base hasta la cumbre y permite ver su interior. Una maravilla de la naturaleza que, abierta en canal, se muestra ante nosotros en todo su esplendor.

TURIUM TIPS

Una de las mejores formas de visitar la Zona Volcánica de la Garrotxa es con un viaje en globo, que te llevará sobre las cumbres del Croscat, Roca Negra y Santa Margarita. Además, también podrás vislumbrar los Pirineos y, como telón de fondo, el horizonte azulado del mar Mediterráneo.
Para dormir, reserva una habitación en el hotel Cal Sastre, un pequeño alojamiento con ocho habitaciones cuidadosamente decoradas. Si visitar el pueblo merece la pena, contemplar los montes aledaños desde la ventana de tu cuarto pondrá la guinda del pastel a una experiencia inolvidable.
Pero Cal Sastre también es un restaurante, y uno de los buenos. Aquí la protagonista es la cocina tradicional y nunca faltan los fesols de Santa Pau, las judías típicas de la zona, el buen vino ni buenas carnes, como la mejilla de ternera prensada y el pato. De postre, la crema catalana es todo un imprescindible que no decepciona.