
Este es el país menos visitado del mundo: un paraíso oculto que tienes que descubrir antes de que desaparezca
¿Sabes que existe un país donde podrías ser uno de los pocos turistas en pisar sus playas? Tenemos que hablar de Tuvalu, una nación insular en el Pacífico central que recibe apenas alrededor de 3.700 visitantes al año. Y mejor que siga siendo así.
Está clarísimo: hay destinos exclusivos porque están llenos de hoteles de cinco e incluso de siete estrellas, champán a discreción y restaurantes de lujo. Y luego está Tuvalu, un lugar muy exclusivo por razones muy distintas: pocas personas han oído hablar de él, aún menos han conseguido visitarlo, y puede que en unas décadas ni siquiera exista.
Este país del Pacífico es el menos visitado del mundo, según datos de la Organización Mundial del Turismo. En 2019, apenas 3.700 turistas pusieron un pie en sus atolones coralinos, una cifra insignificante comparada con los 39 millones que visitaron Francia y sus pueblos medievales ese mismo año. No es que Tuvalu no tenga atractivos, todo lo contrario, sino que la combinación de su lejanía, la falta de infraestructura turística y un problema que amenaza con hacerlo desaparecer hacen que siga siendo un rincón casi inexplorado.
Tuvalu, un país diminuto con una historia fascinante
Tuvalu es una nación de nueve islotes coralinos que suman solo 26 km² de superficie. Para ponerlo en perspectiva, es más pequeño que el aeropuerto de Madrid-Barajas. Su población ronda los 12.000 habitantes, y la vida aquí sigue girando en torno al mar, como ha sido durante siglos.
Antes de llamarse Tuvalu, este territorio era parte de las Islas Gilbert y Ellice, colonizadas por los británicos en el siglo XIX. En 1978, el país logró su independencia, convirtiéndose en una de las naciones soberanas más pequeñas del mundo. A diferencia de otras excolonias, Tuvalu mantiene una fuerte conexión con sus raíces polinesias. La lengua tuvaluana sigue siendo hablada por toda la población, las estructuras sociales se organizan en torno a clanes familiares y muchas de sus tradiciones han permanecido intactas.
Pero el dato más alarmante de su historia no es su independencia, sino su posible desaparición. Tuvalu es uno de los países más vulnerables al cambio climático, con una altitud media de apenas 2 metros sobre el nivel del mar. El aumento del nivel del océano Pacífico podría hacer que el país se vuelva inhabitable en las próximas décadas, y los científicos estiman que para 2050 una parte significativa de su territorio podría estar sumergida.
El gobierno de Tuvalu lleva años buscando soluciones: ha impulsado un plan para trasladar a sus ciudadanos a otros países, y en 2022 se convirtió en el primer país en recrearse digitalmente en el metaverso, con la intención de preservar su identidad incluso si sus tierras desaparecen.

Naturaleza intacta y hospitalidad genuina
A pesar de su tamaño y sus desafíos, Tuvalu ofrece un escenario natural impresionante. Sin turismo de masas, sus playas siguen siendo auténticos paraísos. En Funafuti, la capital, las aguas cristalinas de la laguna son únicas. Además, el Área de Conservación de Funafuti protege seis islotes deshabitados y un ecosistema marino repleto de tortugas, corales y peces tropicales.
El buceo aquí es una experiencia única. A diferencia de otros destinos donde los arrecifes han sido dañados por la actividad humana, los corales de Tuvalu siguen en excelente estado. La biodiversidad marina es espectacular, y los visitantes pueden ver desde tiburones hasta bancos de peces multicolores.
Pero lo que realmente hace especial a Tuvalu es su gente. Aquí no hay grandes hoteles ni experiencias turísticas diseñadas para visitantes extranjeros. Los viajeros que llegan son recibidos con curiosidad y hospitalidad genuina. Los lugareños invitan a compartir comidas, a participar en festivales y a conocer un estilo de vida que ha cambiado poco en los últimos siglos.
La danza tradicional fatele es una de las expresiones culturales más importantes del país. En ella, los habitantes de Tuvalu interpretan historias a través del canto y el movimiento.

El lugar en el que más desconectarás del mundo
Visitar Tuvalu es desconectar del mundo digital casi por obligación. El acceso a internet es extremadamente limitado y costoso, ya que el país depende de conexiones satelitales. Las redes móviles apenas existen y en las islas más alejadas la comunicación sigue dependiendo de radio y barcos.
Otro dato curioso: no hay cajeros automáticos en todo el país, así que los visitantes deben llevar efectivo suficiente para su estancia.

TURIUM TIPS
Dicen que son las cataratas del Niágara de Andalucía, así es la cascada más alta de Jaén
En la provincia de Jaén, concretamente en el Parque Natural de Despeñaperros, se encuentra la cascada de la Cimbarra, que puede presumir de ser el salto de agua más alto de Andalucía.