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Abadía Retuerta: una tierra bañada por el Duero y forjada por siglos de tradición vitivinícola
Abadía Retuerta es un destino enoturístico y gastronómico a menos de dos horas de Madrid. Su bodega, que se erige sobre un viñedo histórico, cuenta con una tradición vinícola que permanece intacta. De esta manera, velan por el legado de los monjes de la Orden Premostratense que hace más de ocho siglos habitaban estas tierras.
En el corazón del valle del Duero, se alza uno de los mejores hoteles de España, la majestuosa Abadía Retuerta. Este paraje no es solo una bodega; es un lugar donde la historia, el vino, la naturaleza y el arte convergen de manera única, transportando a los visitantes al pasado, mientras disfrutan de los placeres más exquisitos del presente. Abadía Retuerta es una experiencia sensorial completa, una obra maestra en sí misma. Aquí, el viñedo, el hotel-monasterio y la oferta gastronómica tejen una narrativa tan rica y profunda como los vinos que brotan de sus tierras.
Fue en el año 1146 cuando los monjes de la Orden Premostratense fundaron la Abadía Santa María de Retuerta que, en 1931, fue declarada Bien de Interés Cultural. En 2012, el legado histórico, unido al natural, inspiraron la creación de un destino enoturístico y gastronómico altamente reconocido. Entonces, abría sus puertas Abadía Retuerta.
Un entorno singular
El valle de Duero, una de las regiones vitivinícolas más importantes de España, acoge en su seno a Abadía Retuerta. Se encuentra en la provincia de Valladolid, en un entorno que parece detenido en el tiempo. Al río Duero se le debe la singularidad de su terruño, el cual dota al paisaje de unas características inigualables. La peculiaridad y su gran variedad de suelos hacen únicos e inimitables los vinos de Abadía Retuerta. Pero son las manos expertas que lo trabajan, con una cultura de dedicación y excelencia, quienes consiguen que dé este maravilloso fruto, uno de sus bienes más preciados, el vino.
La bodega se sitúa en la cuenca del río Duero y sus viñedos se esparcen por las laderas orientadas al norte, por donde el río serpentea a través de vastas extensiones de viñedos. Este enclave, con su clima extremo y suelo pobre, es, paradójicamente, el terreno perfecto para el cultivo de la vid: un espacio donde la viña lucha por sobrevivir, entregando así lo mejor de sí mismas en cada cosecha.
Pasear por los viñedos de Abadía Retuerta es experimentar la esencia del entorno. Las vides, plantadas con precisión y dedicación, revelan la conexión que existe entre el hombre y la naturaleza. En cada racimo que se forma bajo el sol, se percibe el respeto por la tierra y la pasión por la tradición vitivinícola que ha florecido en esta región durante siglos.
Una Denominación de Origen única
Los caracteres aromáticos y gustativos del vino, así como su color, pueden variar según la procedencia y composición de los suelos; son estas características las que determinan el desarrollo de la viña. Abadía Retuerta es famosa por sus vinos de pago, cada parcela de viñedo se cultiva de forma independiente. Este proceso meticuloso da como resultado vinos que no solo son excepcionales en calidad, sino que también cuentan una historia única de su lugar de origen.
Tras un arduo trabajo para recuperar un viñedo histórico, el equipo se ha visto recompensado. La bodega es una de las más prestigiosas de la zona y cuenta con una Denominación de Origen Protegida propia. Una distinción que le ha sido concedida por la Comisión Europea y que avala el vino de Abadía Retuerta como un producto con garantía de origen, calidad y tradición. Este sello pone en valor la filosofía de trabajo ligada a la viticultura ecológica y que se suma a la solidez y la firmeza que ha demostrado Abadía Retuerta a lo largo de su historia.
La finca que rodea Abadía Retuerta tiene más de 700 hectáreas de extensión, de las cuales unas 180 están dedicadas a los viñedos en los que se cultivan diferentes variedades de uva. La diversidad geológica, que incluye suelos arcillosos, arenosos y calcáreos, junto con un clima continental marcado por inviernos fríos y veranos calurosos, contribuye a la creación de vinos complejos y de gran carácter.
Las principales variedades de uva cultivadas en la finca incluyen la Tempranillo, la Syrah y la Cabernet Sauvignon. La Tempranillo, uva emblemática de la Ribera del Duero, se expresa en Abadía Retuerta con una elegancia y profundidad que destacan los matices de frutas negras, regaliz y notas especiadas. Por su parte, la Syrah, una variedad más inusual en esta región, añade un toque de exotismo con sus sabores a frutas oscuras y pimienta. La Cabernet Sauvignon aporta estructura y longevidad a los vinos.
Cuveé Palomar: legado, historia y tradición
El vino Cuvée Palomar es la muestra del conocimiento y de la excelencia, fruto de la paciencia y la dedicación. Simboliza la elegancia, una sensibilidad especial y la búsqueda de la perfección. Se trata de un blend que presenta una finura y complejidad exquisitas. Es el equilibrio perfecto entre la acidez y madurez propias de la finca.
Cada botella encapsula perfectamente la armonía natural entre el clima, el suelo y la variedad de uva, lo que convierte a cada añada en una cata única. Las clases que tienen más presencia son la Tempranillo del Duero, que le aporta la tipicidad; la Garnacha, que le da un toque hedonista, y el Graciano, que le aporta la acidez. El resto son testimoniales, aunque aportan esos matices que los afinan y realzan.
Según Agustí Peris, sumiller y gerente del restaurante Refectorio, “la elaboración del vino es un proceso, casi una alquimia, en la que el vino se va enriqueciendo de compuestos estructurales y se va suavizando lentamente. Una catarsis gustativa”.
El Cuvée Palomar se caracteriza por su equilibrio entre frescura y cuerpo, lo que la hace versátil para maridar con una gran variedad de platos. Agustí Peris lo describe como “un vino agradable, redondo, con narrativa de terroir, integrado gustativamente”. En nariz es intenso y perfumado con aromas florales y notas de fruta roja y negra: grosella, frambuesa, ciruela y zarzamora. En boca tiene una entrada amable, fluida y aromática. Taninos muy finos, un gran vino que destaca por su delicadeza con un suave y largo final.
Experiencias en torno al vino
Conocer Abadía Retuerta es una experiencia en sí misma, por toda la historia que alberga y la tradición conservada en el tiempo. Si, además de visitar la bodega, te apetece probar algunos de sus vinos, puedes asistir a una cata de la Gama Completa o participar en Inmersión Enológica. Además, la Cata de Barricas te permite aprender sobre los procesos de maduración y experimentar la influencia de los distintos tipos de madera.
Para presenciar y saborear el legado de Abadía Retuerta, la Cata de Añadas Históricas Desde 1996 es la experiencia adecuada. Guardados celosamente en la Cueva de los Monjes, cada uno de estos ejemplares es el alma y el corazón de la bodega, el reflejo de un proyecto en el que el vino es una forma de vida. Y por último, Aroma Lab es una actividad para catar y comprender el vino de una forma diferente y divertida, perfecta para hacer en grupo. Una pista, la nariz y las risas serán las grandes protagonistas.
Restaurante Vinoteca, el culmen de este viaje a través de los sentidos
Otro pilar que convierte a Abadía Retuerta en inolvidable es la gastronomía. Son varios los espacios y las propuestas que disfrutar y en todas ellas el vino inspira, vertebra y ensalza el discurso culinario. Porque, precisamente, se trata de un gran viaje a través de los sentidos.
Entre toda su oferta gastronómica, destacan Refectorio, Calicata, Terroir Bar, Hospedería y Vinoteca. Este último es el único restaurante de este destino experiencial que abre todos los días en horario de almuerzos y cenas, lo que hace que la propuesta sea muy variada.
De la cocina de Vinoteca cabe destacar su estrecha relación con el viñedo y la bodega, creando una sinergia entre la comida y el vino. Este restaurante se encuentra sobre La Cueva, que en su momento fue la cilla o almacén y que hoy alberga la colección privada de la bodega: 8.500 botellas, que incluyen todas las añadas de la finca desde 1995.
Su espacio se concibe como una taberna castellana contemporánea, y, por ende, su propuesta gastronómica. “Se trata de una cocina tradicional renovada, que apuesta por el producto de temporada, de proveedores locales, y que combina sabores familiares, muy reconocibles, además de apoyarse en los productos frescos de nuestro Huerto de los Monjes” destaca Ramón García, chef del restaurante Vinoteca y jefe de cocina del hotel Abadía Retuerta LeDomaine.
Abadía Retuerta es mucho más que una bodega; es un lugar donde el tiempo, la historia, el arte y la naturaleza se fusionan para ofrecer momentos únicos e inolvidables.
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