Un espacio versátil y con personalidad, sorprende al comensal que busca lugares auténticos y con un twist. Foto: ABYA.

Un viaje por la gastronomía del mundo desde el corazón de Madrid

Ubicado en un señorial palacio de la belle époque, el restaurante ABYA marida gastronomía, coctelería, música y arte en un espacio vanguardista que palpita a cualquier hora del día.

Tomás Domingo | 31 Ene 2025

Más de 7.000 kilómetros separan Madrid de Latinoamérica. Una distancia que se recorre en apenas un instante con solo cruzar la puerta del restaurante ABYA, en el Palacio de Saldaña. Este edificio de arquitectura afrancesada ocupa, desde principios del siglo XX, un privilegiado chaflán en el corazón del exclusivo barrio de Salamanca de la capital. Más de 1.000 m 2, consagrados únicamente al disfrute y al arte culinario.

Haciendo alarde de un concepto innovador en la capital, ABYA despliega una propuesta diferencial en un ambiente donde la creatividad lo invade todo. De hecho, lo primero que embriaga los sentidos es su decoración, que conjuga paletas cromáticas, exquisitos textiles, maderas nobles y metales. Una ambiciosa puesta en escena sublimada por un centenar de obras de arte de autores como César López Negrete, Paola Martínez, Amador Montes o Miguel Milló. En consonancia con el cuidado interiorismo, su carta propone un viaje sensorial, a través de ingredientes, técnicas, colores y aromas, que explora diferentes latitudes del globo.

Explosión de sensaciones

La planta baja, abierta durante todo el día y concebida para experimentar con la música y los sabores, brinda la opción más informal de la casa. Cocina ininterrumpida, coctelería vanguardista, actuaciones en directo y un DJ set son las coordenadas que hacen de este efervescente lugar el punto de encuentro perfecto para el aperitivo, el tardeo o para alargar la velada tras la cena.

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Las propuestas culinarias de ABYA mezclan con maestría platos de distintos países. Foto: ABYA.

Pero las cotas de excelencia alcanzan su cénit en la primera planta, la que tiene una vocación más formal. Elegante y luminosa, presidida por grandes ventanales, está dedicada al hedonismo gastronómico. Un nivel más arriba, la atmósfera se torna íntima, bohemia y noctámbula –incluso durante el día– en un salón que es ideal para eventos privados. Y es que ABYA no es solo un restaurante. “Se trata de un concepto único, que armoniza restauración y cultura en un espacio diseñado para dar rienda suelta a los sentidos”, señala Manuel González, propietario y fundador.

Cocina viajera

En este marco de estímulos, y partiendo de raíces latinas, la carta es una sucesión de propuestas de cocina internacional de libre creación que recorre desde Japón al Cono Sur pasando por el Mediterráneo. Los buñuelos de bacalao negro marinado en miso; la coliflor con coco, caviar y anguila mexi-yaki; el tiradito de atún rojo con aguachile verde de jalapeño y pipa de calabaza ahumada; el chipirón de anzuelo en salteado asiático o pases golosos como el cenote xocolat o el flan de maíz dulce y trufa negra son algunos de sus platos gourmet.

“ABYA es tan versátil que resulta difícil de definir, pero todavía más difícil de olvidar. Hemos creado un lugar donde cada detalle cuenta”, asegura el artífice de este exitoso proyecto. Una declaración de intenciones avalada por un Sol Repsol, galardón que reconoce los altos estándares de excelencia no solo de su cocina, sino también la calidad de su bodega y servicio, así como la experiencia global.

Tragos reposados 

Otro de los atractivos de este local son sus cócteles de autor. No hay que dejar de probar combinados como ‘Galeón de Veracruz’, cítrico y refrescante, a base de tequila; ‘La Llorona’, que te transporta instantáneamente a México gracias al mezcal aromatizado con jalapeños y chile; o ‘Inca Sour’, un homenaje a Perú con pisco y maracuyá, entre otros ingredientes típicos de la cocina peruana.