Esta ciudad de cuento es la más bonita de Reino Unido: está en la isla de las hadas
Toda Skye parece de otro mundo. Sus paisajes conmueven por una belleza que resulta irreal, de inalterada. Para colmo, Portree, su ciudad principal, tiene casas de colores como sacadas de un cuento. Por algo la llaman la isla de las hadas.
Tal vez haya que entregarse a los poemas de Robert Burns antes de viajar a las Tierras Altas de Escocia. Para ir poniéndose en situación y adentrarse en estos territorios que parecen habitar el mismísimo Génesis. Son edénicos. Solo la poesía y, por supuesto, la música, a ser posible de gaita, pueden asumir la magia de estos paisajes que parecen de otro planeta. Casi ya Islandia. Nos referimos a Skye, la isla más grande y septentrional de las Hébridas Interiores.
Es la segunda más grande de toda de Escocia, después de Lewis y Harris, parte de las Exteriores y solo ganadas en tamaño por Gran Bretaña e Irlanda. El nuestro es un archipiélago que fue vikingo. Y, a todas luces, un paraíso inundado de montañas verdes y rocosas, así como de monumentos y castillos.
Qué ver en la ciudad escocesa de Portree
Pero también Skye es una isla colmada de penínsulas y, a su vez, rodeada de otras islas. Por su naturaleza es un imán. No es casualidad que sea conocida como la isla de las hadas, porque en medio de esta sensacional combinación de roca, verde y agua es fácil afirmar su existencia. Como dirían en la no tan lejana Galicia, con una ruta de senderismo hasta el fin del mundo, haberlas haylas, aunque no se crea en ellas. Los gallegos, claro, a propósito de las meigas.

El relato mítico e incluso mitológico se hace cuento, precisamente de hadas, cuando se llega a Portree, la capital y el mejor punto de partida para la exploración total. Es asombrosamente pequeña por su tamaño, en torno a los dos mil habitantes, y asombrosamente grande por su belleza. Algo que puede hacerse extensivo, sin duda alguna, a lo demás. No extraña en absoluto que haga su aparición en Harry Potter, como sede del Pride of Portree, equipo formado en 1292 que jugó en la memorable Liga de Quidditch.
Un puerto idílico con casas de colores y un verde exuberante
Porque Portree está lleno de casas de colores como pintadas para la ocasión, asomadas al Atlántico Norte. Una estampa idílica, muy parecida a la que pudimos disfrutar en Dinant, la ciudad de Bélgica más fotogénica. Al final, un pueblo de pescadores con su puerto encantador, que se ha convertido en un destino turístico de primera por derecho propio y por todo lo que conlleva estar en Skye, que no hace más que llamar la atención con sus infinitas bondades.

En verano se abarrota tanto de turistas que caen rendidos a sus tentaciones que lo mejor es visitarla ahora, en otoño, antes de que dejen de ser un secreto. Ya se sabe que en Escocia las cuatro estaciones pueden sucederse en un mismo día.
Tiene además el incentivo de ser un lugar remoto, perdido en la geografía marítima, alejado de lo obvio, al que se puede llegar conduciendo desde Inverness para, una vez en Kyle of Lochalsh, cruzar el puente hasta Skye, salvando una distancia de dos kilómetros. Concretamente, une esta población con Kyleakin, que conserva las pintorescas ruinas de su castillo del siglo XIV junto al puerto. De Kyleakin a Portree hay 54 kilómetros.
Un centro cultural con música, cine y exposiciones
No por turística Portree se ha desprendido de su idiosincrasia, que reluce en sus calles, comercios, bares, restaurantes y tiendas, donde pescar algo genuino. El propio puerto es natural, enmarcado entre acantilados, como herencia de otros tiempos y con un muelle diseñado por Thomas Telford (1757-1834), el gran ingeniero escocés, enterrado en la abadía de Westminster, a quien su amigo el poeta Robert Southey, de la primera generación romántica, llamó "el coloso de las carreteras". También Telford escribió poesía. Y no es de extrañar con toda la lírica que hay en puertos, caminos y puentes, más si están entre este verde.

De toda esta esencia está impregnada Portree, cuya herencia gaélica se celebra en el Aros Centre, un centro cultural donde la música alterna con el teatro, el cine, las exposiciones y los talleres en los que abunda lo tradicional.
Sobre su etimología hay discusión. Hay quien piensa que puede venir de Port Rìgh y traducirse como "puerto del rey", aludiendo a una visita que Jacobo V de Escocia hizo en 1540. Y también quien propone Port Ruighe(adh), que quiere decir "puerto en ladera". En cualquier caso, en tiempos pretéritos se llamó Kiltaraglen, que significa "la iglesia de St. Talarican".
Rumbo al Old Man of Storr y los pináculos de Quiraing
Desde aquí, no hay que olvidarlo, se puede poner rumbo al norte para dar con Trotternish Ridge, zona colonizada por imponentes y muy evocadoras formaciones rocosas, entre las que están el conocidísimo Old Man of Storr, los acantilados con cascada incluida de Kilt Rock y los pináculos rocosos de Quiraing, que son los parajes más reconocibles de Skye y todo un icono de Escocia. Por supuesto, están protegidísimos.