Baqueira, la escapada de invierno llena de encanto a la que la reina Letizia no quiere volver
La nieve lo cubre todo en Baqueira. Foto : Baqueira.es

Baqueira, la escapada de invierno llena de encanto a la que la reina Letizia no quiere volver

La estación favorita de la realeza española vive una nueva edad de oro: más kilómetros de pistas, más servicios y un nivel de lujo que compite con los Alpes. Aunque a la reina le dé pánico el esquí, a ti Baqueira te va a gustar.

Aleks Gallardo | Diciembre 16, 2025

A la reina Letizia el plan le parece estupendo… siempre que vaya otro. La prensa del corazón lleva años contando que prefiere evitar la foto con esquís, botas y posible caída incluida, hasta el punto de que Felipe VI sube a Baqueira, uno de los paisajes invernales más espectaculares del país muchas veces sin ella. El motivo es tan sencillo como poco romántico: no le gusta esquiar y le tiene respeto (por no decir miedo) a la nieve.

El resto no tenemos que posar para la portada de una revista ni fingir que nos encanta hacer carving. En Baqueira puedes ir a por el descenso negro, pero también a por el spa, la olla aranesa y el après-ski con DJ y champán; es nuestro propio Zermatt.

De hecho, entender Baqueira hoy es entender por qué este rincón del Val d’Aran se ha consolidado como una de las estaciones más potentes del sur de Europa: más de 170 km esquiables, 36 remontes, una temporada larga hasta Semana Santa y una infraestructura que se ha ido afinando para un viajero que quiere nieve, sí, pero también la comodidad de un hotel cinco estrellas

Baqueira, el lugar donde esquían los reyes 

Baqueira-Beret fue durante años la estación de los Borbones. Hoy, como es natural, ese apellido importa lo que menos: lo que pesa son los números. El dominio ronda los 170 km de pistas con 120 y pico trazados si contamos itinerarios, entre las cotas 1.500 y 2.610 metros, conectando Baqueira, Beret y Bonaigua con una red de más de 30 remontes modernos.

En la práctica, esto se traduce en algo básico: es muy difícil aburrirse. El sector de Baqueira concentra buena parte del tráfico, con rojas largas y vistas fotogénicas sobre el valle; Beret es la zona ancha, amable, ideal para coger confianza y para familias; Bonaigua, la favorita de muchos habituales, tiene un punto más salvaje y menos masificado. Para los días de aumento de confianza, la cara noroeste del Baciver y la zona de La Bamba han sido escenario del Freeride World Tour, con pendientes de hasta 50º.

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Amantes del esquí, este es vuestro sitio. Foto: Baqueira.es

En los últimos inviernos, la estación ha aprovechado su 60 aniversario para ponerse aún más seria: ha remodelado toda el área de servicios de Baqueira 1500 (accesos al telecabina, Baqueira Store, taquillas) y ha reforzado la innivación con más de 30 nuevos cañones, hasta superar los 850 en total, reduciendo consumo energético y asegurando nieve decente incluso en temporadas caprichosas.

Traducción a lenguaje viajero: llegar es más fácil, alquilar el equipo también, y hay mucha menos improvisación. Si quieres, te plantas en la góndola con el forfait cargado en la app, el material recogido y el café tomado antes de que el resto haya encontrado un sitio para aparcar.

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Pistas de esquí para la mejor postal invernal. Foto: Jordi Pujadas (Unsplash)

Dormir a pie de pista… y olvidarte del coche

Quien se aloja mal en Baqueira es porque quiere. La franja de cinco estrellas está a la altura de un destino alpino: el Hotel Val de Neu G.L, único 5* en pleno corazón de la estación, es la opción de manual si quieres bajar del guardaesquís directo al remonte y terminar la tarde en un spa con jacuzzi mirando a las montañas. Tiene varios restaurantes dentro y un lounge tipo refugio suizo con chimenea central en el que perder la noción del tiempo. 

A pocos metros, el AC Baqueira Ski Resort, Autograph Collection, y el clásico Eurostars La Pleta juegan en la misma liga: ski-in/ski-out, spa, gimnasio y un servicio muy afinado. Son hoteles pensados para el viajero que quiere esquiar, pero también para quien prefiere pasar la mañana en bata y bajar a tomar solo el aperitivo a pistas. 

Si buscas algo más discreto (y a menudo más interesante), la jugada está en bajar del núcleo de Baqueira y dormir en los pueblos del valle. Arties, por ejemplo, está a solo 6 km de la estación y tiene esa mezcla de pueblo pirenaico y vida nocturna justa para una semana blanca. Vielha, un poco más abajo, funciona mejor si quieres combinar días de esquí con planes gastronómicos y paseos urbanos.

Un consejo de insider: en temporada alta, reserva con mucha antelación y, si puedes, apuesta por alojamientos con guardaesquís y transfer incluido a los remontes. El detalle marca la diferencia entre vacaciones fluidas y mañanas de colas y porteo de material.

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Una de las habitaciones del Hotel Val de Neu. Foto: Hotel Val de Neu

Comer muy bien en plena nieve

Baqueira siempre fue un destino de buen comer, pero en los últimos años ha subido un peldaño. Solo dentro de la estación hay alrededor de 25 restaurantes, cinco de ellos en altura.

En pistas, el Moët Winter Lounge, en la zona de Orri, se ha convertido en un pequeño clásico: terraza-solárium, DJ, copas de champán y la sensación permanente de que te estás escaqueando de algo importante, cuando en realidad estás cumpliendo con tu deber de vacaciones. Entenderás eso del apres-ski. 

En la cota 1500, el Baqueira Bar y el 5 Jotas Grill concentran mucha vida de tarde: raciones, buen jamón, ambiente animado y esa mezcla de gente con casco en la mano y botas medio desabrochadas que define el final de un satisfactorio día de esquí.

Fuera de la estación, el valle te obliga casi por contrato a hacer una peregrinación gastronómica. Casa Irene, en Arties, sigue siendo referencia local: más de 50 años de historia, cocina que mezcla tradición y cierta sofisticación y una carta que respeta el producto de montaña. Conviene reservar con días (o semanas) de margen si estás pensando en ir en Navidad o Reyes.

Y luego está la olla aranesa, que es casi una institución. Puedes tomarla en casas de comida repartidas por pueblos como Escunhau o Bagergue; es un guiso de cuchara con mucha más profundidad de la que suena. 

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Cae la noche en la nieve. Foto: Turismo Catalunya

Qué hacer cuando no te apetece esquiar

La otra verdad incómoda de las semanas blancas: hay días en que el cuerpo pide descanso. Y Baqueira, para eso, está bastante mejor preparada de lo que muchos creen.

El calendario de la estación se ha llenado de eventos: durante las fiestas navideñas es habitual encontrar más de 120 km esquiables y 36 remontes abiertos, pero también bajadas de antorchas para despedir el año, conciertos solidarios de Año Nuevo y la llegada de los Reyes Magos en máquina pisa-nieve, con chocolate y bizcocho para el público. Todo ello regado con après-ski en el Moët Winter Lounge, el Baqueira Bar o fiestas especiales en hoteles como el espectacular Montarto.

Si lo tuyo va más de agua caliente, el circuito termal del Val de Neu y otros spas de la zona son un refugio en sí mismos. Y si quieres salir del eje estación-hotel, el valle ofrece planes muy serios: baños termales en Les, rutas de raquetas, excursiones en moto de nieve o trineos de perros hasta Montgarri, visitas a queserías artesanas y pequeñas rutas por pueblos como Bausen o Unha, con su Museo de la Nieve.

De noche, la vida sigue un patrón que los habituales se saben de memoria: aperitivo largo, cena en pueblo y, si queda energía, copa tranquila en Arties o Vielha. No echarás de menos el verano.

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El imponente Valle de Arán. Foto: Baqueira.es

TURIUM TIPS

Dormir en el Hotel Val de Neu G.L: el único cinco estrellas a pie de pista. Guardaesquís, spa con vistas y acceso directo al telecabina. No hay forma más cómoda de vivir la nieve.
Comer en Casa Irene (Arties): clásico absoluto del valle. Cocina aranesa elevada al detalle, servicio impecable y una bodega que merece una tarde entera para descubrirla.
Tomar champán en el Moët Winter Lounge: el après-ski más famoso del Pirineo tiene terraza al sol, DJ y copas servidas sobre pieles de oveja. Plan para ver y dejarse ver.
Hacer una ruta en moto de nieve a Montgarri: una experiencia mágica entre bosques nevados hasta el refugio-santuario, donde puedes quedarte a comer o tomar un vino caliente.
Visitar Bagergue, el pueblo más bonito del valle: calles empedradas, casas de piedra impecables y aire auténtico. En verano tiene flores; en invierno, silencio y chimeneas.