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Por qué visitar Zermatt en invierno: esquí, chocolate suizo y vistas al Matterhorn
Tanto si llegas por las pistas de esquí como por las ganas de desconectar del ruido de la vida diaria, en Zermatt encontrarás una cara del invierno que nunca olvidarás. Y de fondo, el monte Cervino.
A veces, las montañas tienen una manera de hacernos sentir insignificantes y al mismo tiempo invencibles. Esta experiencia no es diferente en Suiza. Al visitar Zermatt en invierno, esa dualidad se presenta en forma de un coloso: el monte Cervino, una montaña tan icónica que aparece en las envolturas del Toblerone. Y aunque las postales lo capturan bien, nada se compara con verlo en vivo, especialmente en invierno.
Esta pequeña localidad alpina, llena de hoteles y resorts de montaña, no necesita venderse con grandilocuencias, lo hace a través del simple placer de la naturaleza en su estado más puro y, por supuesto, de la habilidad suiza para hacer que el invierno se sienta como un lujo inalcanzable convertido en realidad. No importa si vienes por el tren panorámico que atraviesa los Alpes, por el esquí o por el chocolate caliente frente a una chimenea, lo que sí importa es que vengas.
Aunque muchos viajeros asocian los Alpes con deportes extremos, lo cierto es que Zermatt también tiene un lado más contemplativo. Este es el tipo de lugar donde una caminata invernal alcanza otro nivel, con la nieve crujiente bajo las botas y un paisaje que podría estar sacado directamente de un cuento de los hermanos Grimm.
El mejor plan para hacer en Zermatt en invierno
Para los amantes del esquí, Zermatt es un sueño hecho realidad. El Matterhorn Glacier Paradise alberga la estación de esquí más alta de Europa, con un paisaje nevado inigualable. Con más de 360 kilómetros de pistas aquí no hay espacio para el aburrimiento.
Si eres un experto, encontrarás descensos que desafiarán tu técnica y resistencia, como el famoso descenso Schwarzsee. Para principiantes o familias, las pistas de Sunnegga ofrecen una introducción amable pero emocionante a los deportes de invierno. Y si prefieres la nieve sin esquís, el snowshoeing, o caminata con raquetas de nieve, es una alternativa cada vez más popular que te permite explorar paisajes escondidos sin necesidad de lanzarte cuesta abajo.
Las joyas de la gastronomía suiza que tienes que probar
Decir que el chocolate suizo es una razón para visitar el país puede parecer obvio, pero en Zermatt esta afirmación adquiere una nueva dimensión. Muchas de las chocolaterías locales, como Läderach o Fuchs, venden bombones y obras de arte comestibles. Saborear un praliné recién hecho mientras observas cómo el Cervino se tiñe de rosa al atardecer es una experiencia única.
Y si el dulce no es lo tuyo, también puedes explorar la escena gastronómica local. Los restaurantes en Zermatt mezclan lo mejor de la cocina suiza con influencias internacionales, desde la tradicional fondue hasta platos más contemporáneos. Uno de los lugares imprescindibles es el restaurante Swiss Chalet, donde podrás disfrutar de una comida inolvidable con vistas panorámicas.
Qué ver en Zermatt más allá del monte Cervino
Aunque el Cervino es sin duda el protagonista del paisaje, Zermatt tiene mucho más que ofrecer. Un paseo por el centro del pueblo te llevará a descubrir una arquitectura que mezcla el encanto rústico de los chalets suizos con toques modernos. Además, aquí los coches están prohibidos; en su lugar, pequeños vehículos eléctricos y coches de caballos te recordarán que la sostenibilidad no es una moda pasajera, sino una forma de vida.
Para los que buscan algo más profundo, el Museo Matterhorn es una parada interesante. Este espacio narra la historia de la primera ascensión al Matterhorn en 1865 y explora la relación de la región con el turismo y la naturaleza. Por otro lado, si quieres llevarte una vista inolvidable, el mirador de Gornergrat te dejará sin aliento con una panorámica de 360 grados de los Alpes.
TURIUM TIPS
Cómo llegar: la forma más sencilla es tomar el tren desde Zúrich o Ginebra hasta Zermatt. Los paisajes durante el trayecto son un espectáculo en sí mismos.
Dónde alojarse: desde hoteles boutique como The Omnia hasta opciones más tradicionales como el Grand Hotel Zermatterhof, hay algo para todos los gustos.
Cuándo ir: aunque el invierno es ideal para esquiar, Zermatt también tiene su encanto en otras épocas del año. Pero si lo que buscas son paisajes nevados y disfrutar de la magia del invierno, el momento perfecto es de diciembre a marzo.
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