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Aventuras improvisadas, Inteligencia Artificial y turismo emocional: así serán los viajes en 2035
Viajar sin planes, hablar con robots que se caracterizan por su empatía y reservar experiencias según tu estado de ánimo. Así serán tus vacaciones en la era de la Inteligencia Artificial y el turismo emocional.
Si Julio Verne hubiera escrito sobre viajes en 2035, probablemente encontraríamos en sus textos algo menos de globos aerostáticos y más aplicaciones capaces de reservarnos un masaje en un resort de Las Maldivas cuando detectan que nuestro estrés supera los límites saludables. Pero como Verne nunca llegó tan lejos y el futuro no espera a nadie, toca asomarse a una nueva forma de viajar que promete cambiar radicalmente nuestra forma de conocer el mundo.
Y no estamos hablando únicamente de hoteles de siete estrellas futuristas ni de taxis voladores, sino de un fenómeno mucho más complejo e interesante: la interacción entre tecnología avanzada y la emoción humana. El futuro será emocional o no será.
En 2035, el verdadero lujo no será que te reciban con una copa de cava, sino que tu alojamiento se adapte en tiempo real a tu estado de ánimo. ¿Estás cansado tras 12 horas de vuelo? El asistente virtual del hotel habrá ajustado las luces, el aroma y hasta la selección musical antes de que pongas el primer pie en la habitación. Tu bienestar será el auténtico objetivo del viaje.
No es algo tan lejano, es la visión presentada por el informe Omio 2035: Future Journeys Report, realizado junto a The Future Laboratory y expertos de YouTube, UCL o Fast Future. Esta radiografía del turismo del futuro revela cinco grandes tendencias que van a reconfigurar turismo y emoción en igual medida.
Turismo emocional: adiós Instagram, hola introspección
La tendencia que dominará en los próximos años será, sin duda, el llamado turismo emocional. Una respuesta natural al agotamiento de las redes sociales, este tipo de viaje privilegiará experiencias auténticas y conectadas con la emoción del viajero, alejándose de las rutas típicas y de la carrera por la foto perfecta. ¿Quién necesita otro selfie frente en el spot de moda si puedes perderte en una pequeña librería que un algoritmo seleccionó especialmente para ti basándose en tus gustos literarios y tu estado emocional?
Según el último informe de Skift Trends, para 2035 el 70% de las reservas turísticas se harán de manera emocional y no racional. Los viajes dejarán de organizarse alrededor de lugares emblemáticos para centrarse en actividades que potencien sentimientos específicos: relajación, euforia, nostalgia o conexión espiritual. Cada viaje será un traje emocional hecho a medida.

Reserva mientras te entretienes
El informe de Omio anticipa que la forma de descubrir viajes será revolucionaria: en lugar de saturarte en páginas comparativas, encontrarás tu próxima escapada mientras consumes contenidos. Durante un vídeo, un documental interactivo o un feed visual, un sistema adaptado a tus valores y estado de ánimo te ofrecerá reservar directamente – sin pasar por buscadores externos.
No digas “quiero ir a Roma”; quizá digas “necesito divertirme” o “quiero algo introspectivo”, y el sistema mostrará opciones que encajarán con tus necesidades. Se acabó planificar cada detalle con hojas de cálculo: viajar será más instintivo.
IA y viajes espontáneos: el fin de la planificación estricta
Si eres de esas personas que todavía viajan con una lista detallada, tenemos buenas y malas noticias. La mala es que eso será tan anticuado como pagar con cheques. La buena es que la Inteligencia Artificial convertirá la improvisación en un arte perfectamente ejecutado.
Para 2035, una nueva generación de asistentes virtuales hiperinteligentes estará tan integrada en nuestras vidas que apenas distinguiremos entre nuestra intuición y sus sugerencias.
Estos asistentes podrán leer señales emocionales en nuestra voz o en nuestro lenguaje corporal, proponiendo actividades improvisadas que jamás habríamos planeado. ¿Un paseo en globo al amanecer porque tu pulsera inteligente detectó un aumento inusual de melancolía? Hecho. ¿Una cena sorpresa en el restaurante más escondido del barrio porque llevas toda la semana hablando de probar algo realmente auténtico? Considera la reserva hecha y el taxi esperándote en la puerta del hotel.
En definitiva, no viajaremos menos preparados, sino más abiertos a lo inesperado, confiando en una IA casi mágica que entenderá nuestras necesidades incluso antes que nosotros mismos.

La privacidad emocional: el gran debate del futuro
Todo este entusiasmo tecnológico trae consigo su propio dilema ético: ¿Hasta qué punto estaremos dispuestos a entregar nuestra privacidad emocional a los algoritmos para mejorar nuestra experiencia turística? La frontera será muy fina entre personalización y vigilancia emocional, y aquí entrarán en juego nuevas leyes, regulaciones y debates sociales que marcarán la agenda del sector en los próximos años.
Sin embargo, los expertos coinciden en que, aunque habrá resistencia inicial, el beneficio emocional y experiencial será tan alto que acabaremos cediendo, al menos en parte. Al fin y al cabo, si cedemos nuestros datos bancarios para pagar cómodamente desde el móvil, ¿está esto mucho más lejos?
El viajero como protagonista absoluto
Por encima de toda esta revolución tecnológica habrá una constante muy humana: el deseo profundo de sentirnos únicos y auténticos protagonistas de nuestras aventuras. La tecnología actuará como facilitadora, jamás como sustituta, del placer de descubrir, experimentar y vivir.
Así, el viaje del futuro no se medirá en kilómetros recorridos ni en países visitados, sino en sensaciones vividas, recuerdos emocionales almacenados y la capacidad de conectar profundamente con los lugares y sus historias. La experiencia turística de 2035 será más fluida, más espontánea y mucho más centrada en la persona que viaja.
