
Este es el parador más histórico de España: está dentro de un castillo del siglo XII y fue testigo de la unión de Castilla y León
Situado en un pueblo de la provincia de Zamora, el Parador de Benavente es uno de esos alojamientos con historia que no deja indiferente a nadie.
Del norte al sur de España, pasando por el interior, donde las dos Castillas se alzan imponentes, la historia ha ido dejando fortalezas aquí y allá. Vestigios de un pasado grandioso y agitado, en el que los reinos se alzaban y perecían a una velocidad de vértigo. Aunque no es la provincia con más castillos de España, Zamora oculta joyas como el Parador de Benavente.
Y es que este pueblo, que vigila desde las alturas los ríos Órbigo y Esla, ha sido desde tiempos inmemoriales un punto estratégico, codiciado por multitud de pueblos. Es por eso que a día de hoy, su silueta se recorta en tonos de beige contra el cielo, recubierta de esa fina capa translúcida tan característica de los lugares históricos.
La historia del Parador de Benavente
Desde su fundación hace casi cien años, en 1928, la red de Paradores de Turismo de España ha sumado hasta 98 alojamientos, de los cuales solo uno se encuentra fuera de España, en Portugal. Los hay de todos los tipos, para todos los gustos: desde hoteles dentro de conventos hasta paradores en el interior de palacios neogóticos.
Sin embargo, solo uno puede presumir de haber sido el lugar donde se firmó la adhesión de Castilla y León. Ocurrió en el año 1212, en este enclave privilegiado que se encuentra entre León y Zamora. Este edificio histórico, que por aquel entonces aún era el castillo de la Mota de Benavente, fue el punto elegido por el rey Alfonso IX de León para celebrar las cortes.

Sin embargo, la fortaleza ya existía un siglo antes, cuando fue levantada por los Condes de Benavente. Con el paso del tiempo, mientras los diversos moradores iban y venían, caminaban por sus pasillos, cruzaban sus umbrales y defendían sus muros, el fuerte fue creciendo. Hasta 1504 no se añadiría la majestuosa Torre del Caracol, excelente ejemplo de la arquitectura renacentista de la época y la única parte que sobrevivió a los estragos de la guerra de Independencia contra los franceses.
Pero hoy no queda rastro de las batallas, no hay riesgo de ataque. Hoy los gruesos muros no tiemblan, pues hace años que olvidaron el sonido de los cañones al disparar. Bajo el grueso cuerpo de la fortaleza no queda espacio para la ira o el miedo; aquí hace tiempo que solo cabe la relajación más absoluta, como no podía ser de otra manera en uno de los mejores paradores de España.
Por qué ir al parador más histórico de España
No todos los días se tiene la oportunidad de dormir en el interior de un palacio renacentista, y eso ya debería ser suficiente motivo para elegir el Parador de Benavente. Desde fuera, ya se intuye todo su esplendor, que se confirma una vez cruzas al interior y te encuentras con los ricos tapices, el artesonado mudéjar y las lámparas forjadas.
Desde los ventanales de las habitaciones, los valles del Tera y el Órbigo se despliegan ante nuestros ojos como mares de absoluto verdor, y sendos ríos descienden zigzagueando, llevándose consigo las aguas de un invierno que a ratos parece eterno aquí. En el exterior, el piar de los pájaros reverbera por los Jardines de la Mota, y a veces hasta cuesta salir del trance en el que te sume su ambiente de tranquilidad absoluta.

Además, en el Restaurante del Parador de Benavente puedes disfrutar de la espectacular gastronomía tradicional zamorana, que brilla en su cocina gracias al producto de proximidad con platos como el pichón de Tierra de Campos estofado o la sopa castellana con jamón y huevo cocido a baja temperatura.
Muy cerca, el pueblo nos recibe con muestras excepcionales de patrimonio cultural y artístico, que van desde la preciosa iglesia de Santa María del Azogue, construida en estilo románico en el siglo XII, hasta el espectacular edificio del Ayuntamiento, que se alza piedra sobre piedra en la Plaza del Grano, pasando por lugares como la Ermita de la Soledad y la iglesia de San Juan del Mercado.