
Salir de vacaciones en septiembre es posible en estos destinos españoles que parecen otro país
De la Ribeira Sacra que parece un fiordo noruego a dunas que parecen del Sáhara: España tiene paisajes que sorprenden por su exotismo y están a unas pocas horas de tren o coche.
No hace falta volar a los cráteres de Islandia, las calles laberínticas de Marruecos o Suiza para tener la sensación de estar en otro mundo. Coger vacaciones en septiembre es una decisión perfecta: hay menos turistas, temperaturas más suaves y precios de alojamiento más razonables que en julio y agosto. El plan: descubrir paisajes dentro de España que rompen expectativas y podrían confundirse con escenarios de otros países.
España es diversa hasta el extremo y muchas veces nos olvidamos de que aquí conviven desiertos, glaciares fósiles, valles que parecen de los Alpes y acantilados que recuerdan a Escocia. El ejercicio es simple: buscar destinos que den la impresión de estar a miles de kilómetros de distancia cuando, en realidad, se alcanzan en pocas horas.
Bárdenas Reales (Navarra) – El desierto de Arizona en Europa
Apenas a 70 kilómetros de Pamplona se abre un paisaje árido, lleno de formaciones de tierra y yeso que parece un decorado del Oeste americano. Declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, el desierto de las Bardenas es un lugar que sorprende a cualquiera que espere el verdor navarro. Se puede recorrer en coche, bicicleta o incluso en rutas guiadas en 4x4. Ha servido de escenario para rodajes de series y películas, y en septiembre la temperatura es más soportable que en pleno verano.
Ribeira Sacra (Galicia) – Fiordos al estilo nórdico
Los cañones del Sil no son un tópico turístico gallego más: la verticalidad de sus laderas y los viñedos en terrazas hacen pensar en Noruega. Sin embargo, están a menos de dos horas de Santiago de Compostela. La zona combina rutas de senderismo, monasterios medievales y bodegas que producen algunos de los mejores mencías del país. El mejor momento para visitarla es, precisamente, septiembre, cuando empieza la vendimia y los viñedos adquieren un tono rojizo espectacular.

Valle de Ordesa (Aragón) – Los Alpes en los Pirineos
Quien busca un paisaje alpino sin salir de España lo encuentra en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, sus bosques y cascadas recuerdan a Suiza o Austria. El valle en septiembre muestra su mejor cara: los senderos no están masificados y el clima permite caminar largas horas. El Tozal del Mallo, la Cola de Caballo y las Fajas de las montañas ofrecen panorámicas que podrían confundirse con cualquier postal alpina.

Playa de Cofete (Fuerteventura) – Un desierto con mar
En Fuerteventura, la playa de Cofete parece una mezcla entre las costas de Namibia y las dunas del Sáhara. Son más de 12 kilómetros de arena virgen con el macizo de Jandía como telón de fondo. No hay chiringuitos, ni tumbonas, ni apenas cobertura: solo viento, mar y dunas. Es uno de esos lugares que te hace sentir lejos de cualquier civilización, aunque solo hayas volado tres horas desde Madrid. Septiembre, con menos viento que en agosto, es ideal para acercarse.

Parque Natural de las Lagunas de Ruidera (Castilla-La Mancha) – El Caribe en mitad de la meseta
Entre Ciudad Real y Albacete se extiende este conjunto de quince lagunas de agua turquesa unidas por cascadas y saltos. El color del agua, sobre todo en días soleados de septiembre, recuerda a destinos caribeños, aunque aquí la arena se sustituye por carrizos y encinas. Es un lugar perfecto para practicar kayak, paddle surf o simplemente bañarse en un entorno natural protegido. A diferencia de otros espacios turísticos, septiembre ofrece temperaturas agradables y menos afluencia de visitantes.

Garrotxa (Girona) – Una Toscana volcánica
En la comarca catalana de la Garrotxa, con sus volcanes apagados y pueblos medievales como Besalú o Santa Pau, muchos visitantes piensan en la Toscana italiana. Los paisajes de colinas, cultivos y masías de piedra transmiten una sensación muy mediterránea, pero con un aire volcánico único en Europa. El parque natural cuenta con más de 40 conos volcánicos y extensos hayedos, como el de Jordà, que en septiembre se preparan para el otoño y ofrecen rutas fáciles para cualquier viajero.

Acantilados de Loiba (Galicia) – Un balcón a Escocia
En la costa de Ortegal, los acantilados de Loiba se levantan como cuchillos sobre el Atlántico. La comparación con Escocia o Irlanda es inevitable, aunque aquí las vacas pastan con acento gallego (mucho mejor). Desde el conocido “banco más bonito del mundo” la vista es de 360 grados sobre una costa agreste, con islotes y espuma constante. Es uno de los puntos más fotogénicos del norte de España, pero en septiembre se disfruta sin multitudes y con un clima perfecto para caminar.
