El lago glaciar Jökulsárlón es una de las joyas naturales de Islandia. Foto: Unsplash

Islandia en invierno: cascadas congeladas, lagunas de hielo y spas naturales

Visitar Islandia en invierno no es para todos, pero los más aventureros descubrirán un país lleno de paisajes congelados de ensueño y spas donde la relajación es el centro de la experiencia.

Aleks Gallardo | 29 Dic 2024

En un mundo donde el frío suele ser motivo de queja, existe un país que lo convierte en arte. Aquí, las bajas temperaturas no son un inconveniente, sino el motor que transforma los paisajes en cuadros surrealistas, como en su capital, con la impresionante iglesia que corona Reikiavik. Islandia en invierno se llena de impresionantes cascadas que parecen esculturas de cristal y paisajes maravillosos donde el frío es un elemento indispensable.

Lejos de ser solo un destino de auroras boreales —aunque, admitámoslo, son un espectáculo imperdible—, nos encontramos ante un lugar que mezcla naturaleza en su máxima expresión y momentos de calma absoluta en spas naturales donde el frío se queda fuera. Desde lenguas de nieve hasta lagunas que parecen espejos del cielo, este país es un catálogo de experiencias que te hará amar el invierno más que nunca.

Las mejores cascadas para ver en Islandia en invierno

Aunque en España tenemos saltos de agua impresionantes, las cascadas islandesas son un espectáculo único, como si fueran joyas de hielo talladas por la naturaleza. Gullfoss, una de las más emblemáticas, se transforma en una visión más propia de la fantasía, donde los cristales de hielo se mezclan con la bruma. Si sigues la Ruta Dorada, encontrarás también Seljalandsfoss, famosa por el sendero que te permite caminar detrás de su cortina de agua. En invierno, ese paseo se convierte en un desafío de equilibrio, pero la recompensa es digna de aparecer en una postal.

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La cascada Seljalandsfoss desde el sendero de atrás. Foto: Unsplash

Más al sur, Skógafoss se viste con un traje de escarcha que la hace aún más imponente. El sonido del agua, a pesar del frío, te recuerda que incluso en invierno la vida sigue fluyendo. Para los más aventureros, un viaje hasta Dettifoss, en el norte, promete una experiencia digna de otro planeta. Aquí, la fuerza del agua y la gélida atmósfera se combinan para dejarte sin palabras.

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La cascada Skogafoss, congelada. Foto: Unsplash

Una ruta por las lagunas de hielo

Si las cascadas son las joyas, las lagunas glaciares son el tesoro de Islandia en invierno. Jökulsárlón, la más famosa, es un lugar donde el silencio se convierte en parte del paisaje. Los icebergs flotan en una danza lenta y, si tienes suerte, verás cómo las focas se asoman curiosas. Aunque los tonos blancos y azules dominan el paisaje, cada iceberg tiene una textura y color únicos, como si la naturaleza los hubiera diseñado uno a uno.

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El precioso lago glaciar Jökulsárlón. Foto: Unsplash

A poca distancia, la Playa de Diamantes destaca por su espectacular contraste. Aquí, los fragmentos de hielo que se desprenden de los glaciares acaban varados en la arena negra y crean así un paisaje único. 

Para quienes buscan algo más exclusivo, los tours en motonieve sobre el glaciar Vatnajökull te regalarán una perspectiva única. Deslizarse sobre esta gigantesca masa de hielo mientras el cielo se tiñe de colores es una experiencia que redefine el lujo en el mundo de los viajes de aventura.

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Playa Diamante. Foto: Unsplash

Los motivos para visitar un spa natural

Igual que Budapest es conocido por sus termas y balnearios, en Islandia, después de un día explorando en el frío extremo, tienen la solución perfecta: sus spas naturales. La Laguna Azul, aunque turística, sigue siendo una parada obligatoria. Sumergirse en sus aguas cálidas mientras el aire helado acaricia tu rostro es un contraste que se siente tan bien como suena. Sin embargo, hay opciones menos concurridas que merecen una mención.

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Mývatn Nature Baths es el mejor lugar para relajarse. Foto: Mývatnnaturebaths.is

Mývatn Nature Baths, en el norte, ofrece una experiencia más tranquila, pero igual de reconfortante. Con vistas a paisajes de otro mundo, aquí puedes relajarte sin el bullicio de las multitudes. Además, las piscinas naturales de Hrunalaug, cerca de Flúðir, son una joya escondida. Este pequeño rincón te permitirá disfrutar de un baño cálido en plena naturaleza, con la sensación de que el mundo exterior ha quedado muy lejos.

Por último, si lo que buscas es un lujo absoluto, algunos hoteles en Islandia cuentan con sus propias piscinas geotérmicas privadas. Esta sería la situación perfecta: tú flotando en medio del relax de las aguas termales mientras las auroras boreales bailan en el cielo. 

TURIUM TIPS

Ropa térmica, tu mejor aliada: el frío es parte del encanto, pero estar preparado es clave. Apuesta por cubrirte con múltiples capas de ropa de invierno y asegúrate de llevar calzado cómodo e impermeable.

Reserva con antelación: algunos lugares, como la Laguna Azul o los tours a los glaciares, pueden llenarse rápidamente, especialmente en temporada alta.

Conduce con precaución: las carreteras pueden ser resbaladizas, así que asegúrate de alquilar un coche adecuado para el invierno.

Auroras boreales: consulta las aplicaciones de pronóstico de auroras y busca lugares alejados de la contaminación lumínica para disfrutar del espectáculo.