Buena gastronomía, mucho vino y paisajes preciosos en esta región catalana llena de viñedos
Viñas sibre suelos de llicorella. Celler Clos Erasmus. Al fondo, el pueblo de Bellmunt del Priorat. Foto : Priorat Enoturisme

Buena gastronomía, mucho vino y paisajes preciosos en esta región catalana llena de viñedos

Paisajes con terrazas de viñedos imposibles, monasterios medievales y un puñado de bodegas que producen vinos de culto. El Priorat ha pasado de región olvidada a destino imprescindible para los mejores paladares.

Aleks Gallardo | Octubre 3, 2025

Cuando viajes a El Priorat por primera vez te sorprenderá lo mismo que a nosotros: qué alegría que un lugar tan especial y pequeño se haya hecho un nombre en el mundo del vino. No hablamos de extensiones infinitas de viñedos ni de rutas turísticas masivas en la capital mundial del vino, Burdeos. Los pueblos apenas superan el millar de habitantes, las carreteras serpentean entre montañas y cada cosecha se cuenta en cantidades limitadas. Y, sin embargo, sus botellas aparecen en las cartas de vinos más selectas y sus paisajes atraen a viajeros que buscan experiencias auténticas.

La explicación está en una mezcla de historia, geografía extrema y un trabajo colectivo que ha logrado reposicionar la región. El Priorat es hoy una de las dos únicas denominaciones calificadas de España (DOQ, junto con Rioja), un sello que avala la calidad. Pero el éxito no se limita a la copa: el territorio se ha convertido en un destino de enoturismo con monasterios, minas, pueblos medievales y hoteles boutique que muestran otra cara.

La revolución enológica con raíces antiguas

El nombre de la región proviene de la Cartoixa d’Escaladei, monasterio fundado en el siglo XII por monjes cartujos que introdujeron la vid en estas tierras de pizarra. Aquella tradición se mantuvo hasta que, en el siglo XX, la emigración y la filoxera dejaron el campo en decadencia. El renacer llegó en los años ochenta, cuando un grupo de enólogos visionarios (René Barbier, Álvaro Palacios, Carles Pastrana y Josep Lluís Pérez, entre otros) apostó por explotar el potencial de la llicorella, la piedra pizarrosa que marca el carácter de estos vinos.

El resultado fue la aparición de etiquetas como Clos Mogador, Clos Erasmus o L’Ermita, que recibieron puntuaciones altísimas de críticos internacionales. A partir de ahí, el Priorat se consolidó como sinónimo de vinos potentes, minerales y de producción limitada. Hoy el territorio cultiva unas 1.900 hectáreas, frente a las 65.000 de Rioja, lo que lo mantiene en la categoría de rareza buscada.

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La Cartoixa d’Escaladei. Foto: Turisme Priorat

Qué ver más allá del vino

El Priorat no se entiende sin recorrerlo. La Cartoixa d’Escaladei, en ruinas pero con partes restauradas, es parada obligatoria. Otro imprescindible es Siurana, un pequeño pueblo medieval colgado de un acantilado, célebre tanto por su historia como por ser uno de los mejores destinos de escalada en roca de Europa.

La comarca está llena de pueblos con encanto. En Gratallops, la capital del vino de autor, se concentran algunas de las bodegas más reconocidas y pequeños restaurantes con cartas sobresalientes. Falset, capital administrativa de la comarca, ofrece un interesante patrimonio modernista, una animada vida cultural y plazas perfectas para sentarse a probar un vino local. En Porrera, en cambio, el ambiente es más tranquilo, con bodegas familiares y plazas sombreadas.

Los amantes de la naturaleza tienen opciones de sobra. El Parque Natural de la Serra de Montsant ofrece rutas señalizadas y sencillas de senderismo y ciclismo entre cañones y paredes rocosas. La Serra de Llaberia, menos conocida, es otro espacio perfecto para caminar sin aglomeraciones.

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Siurana, un pequeño pueblo medieval colgado de un acantilado. Foto: Wikimedia

Comer y dormir en clave local

El enoturismo en el Priorat se ha sofisticado sin perder autenticidad. En restaurantes como La Cooperativa (Porrera) encontrarás cocina de proximidad en un entorno sin pretensiones, pero con acceso directo a bodegas históricas. En Escaladei, el hotel Terra Dominicata alberga el restaurante Mater Terrae, que apuesta por productos de la zona y un maridaje con añadas de la propia finca. En Falset, la capital de la comarca, destacan opciones como el Restaurant Sport, con una de las cartas más completas de DOQ Priorat y DO Montsant.

Para quienes buscan experiencias más exclusivas, el Gran Hotel Mas d’en Bruno es la gran novedad. Miembro de Relais & Châteaux, combina suites de diseño, spa en un antiguo molino y actividades premium como catas privadas, rutas en helicóptero o paseos en e-bike entre viñedos.

El presente de una región pequeña y ambiciosa

Hoy el Priorat se mueve en una tensión interesante: seguir siendo un territorio de producción limitada, casi artesanal, y al mismo tiempo atender la creciente demanda internacional. 

TURIUM TIPS

Visitar la Cartoixa d’Escaladei: el monasterio cartujo del siglo XII donde empezó la tradición vitivinícola de la región.

Pasear por Siurana: un pueblo medieval colgado de un acantilado, con vistas espectaculares y rutas de senderismo.

Dormir en el Gran Hotel Mas d’en Bruno: cinco estrellas miembro de Relais & Châteaux con spa, suites de diseño y experiencias premium.

Comer en Mater Terrae (Terra Dominicata, Escaladei): alta cocina con producto local y maridaje de vinos del Priorat en un entorno natural.