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36 horas en Burdeos: un fin de semana entre vinos, arquitectura clásica y museos únicos en el mundo
Con catas que harían sonrojar a Baco y una calle donde el shopping es actividad obligada, te contamos por qué Burdeos es la escapada perfecta para quienes buscan lujo, cultura y compras de altura en la capital mundial del vino.
Cuando el vino y las compras se mezclan en una ciudad, el resultado puede ser tan apetecible como peligroso para tu tarjeta de crédito. Burdeos es esa ciudad donde la buena vida se respira de dos maneras: tanto con una copa de Saint-Émilion en la mano como en un largo paseo por la Rue Sainte-Catherine que, a pesar de no estar entre las millas de oro más exclusivas del continente, es la calle comercial más extensa de Europa. No esperes encontrar clichés en Burdeos: la capital mundial del vino tiene una energía que mezcla tradición y modernidad con una elegancia desbordante.
Desde su puerto histórico, donde el reflejo de los edificios neoclásicos baila sobre el río Garona, hasta los rincones menos conocidos de sus barrios emergentes, Burdeos es como un buen vino: mejora con cada sorbo. Y justo cuando crees que has descubierto todo, te espera una nueva sorpresa entre callejones, mercados de antigüedades o pequeñas tiendas de diseñadores locales.
Estratégicamente ubicada en el suroeste de Francia, a orillas del río Garona, ha sido históricamente un puerto central para el comercio. Esta ciudad, centro de la región de Nueva Aquitania, está a tan solo dos horas en tren desde la capital. Si ya has hecho los mejores planes de París, te recomendamos hacer una pequeña escapada.
Rodeada de viñedos mundialmente conocidos, la región bordelesa es el corazón de una de las zonas vinícolas más prestigiosas del mundo, convirtiéndola en un lugar de peregrinación tanto para amantes del vino como para aquellos que buscan disfrutar de una ciudad con historia, elegancia y conexiones directas a algunos de los paisajes más bellos de nuestro país vecino.
Los motivos por los que esta es la capital mundial del vino
Visitar Burdeos sin hacer una cata de vino sería como ir a París y evitar la Torre Eiffel, o como visitar Islandia y olvidarte de contemplar la iglesia más sorprendente de Europa. La región, famosa por sus viñedos centenarios, ofrece múltiples experiencias para amantes de esta bebida.
Empieza tu fin de semana con una visita a la Cité du Vin, que no es solo un museo, sino una oportunidad de conocer la historia de Burdeos a través de sus viñedos. No esperes una experiencia típica, llena de vitrinas y descripciones que lees de pasada: aquí, el vino se cuenta a sí mismo. También puedes optar por una excursión a no de los muchos châteaux de los alrededores. No te defraudarán.
El recorrido puede comenzar en una vinoteca del centro, donde sommeliers apasionados te guiarán por las notas de un buen Médoc o Pomerol. Si tienes tiempo, vale la pena escaparse a los viñedos de Saint-Émilion o Pessac-Léognan, donde las bodegas combinan técnicas ancestrales con tecnologías modernas para producir algunos de los vinos más reputados del mundo. Recuerda: en Burdeos, una copa de vino siempre está pegada a una historia fascinante.
La Rue Sainte-Catherine, la calle comercial más larga de Europa
Por supuesto, Burdeos no se queda solo en sus viñedos, ni mucho menos. La Rue Sainte-Catherine, que parece alargarse hasta el infinito, es mucho más que una calle comercial. Es como una metáfora de la vida misma en Burdeos: parece sencilla al principio, pero a medida que avanzas sorprende con capas y giros inesperados.
Cada escaparate tiene una historia. Algunas de esas historias son de grandes marcas globales de sobra conocidas. Otras, cuentan el recorrido de pequeños comerciantes que han estado en la misma esquina durante generaciones. Quizá te encuentres con una boutique que solo vende jabones hechos a mano con esencias locales, o con una librería que parece haber salido de otro siglo. Sainte-Catherine es como un libro que puedes leer a tu propio ritmo.
Y luego está el otro lado de la calle: las terrazas. Aunque hacer compras en Burdeos no es una actividad frenética, si te cansas puedes sentarte en un local a disfrutar de una copa de vino y a observar el ir y venir de la ciudad.
Burdeos: una ciudad de contrastes entre pasado y futuro
Si hay algo que define a Burdeos, además de su vino, es la capacidad de combinar lo antiguo con lo nuevo de una manera que pocas ciudades logran. La Place de la Bourse es un buen ejemplo de este equilibrio. Esta plaza, con su grandiosa arquitectura clásica, se refleja perfectamente en el Miroir d'eau, un moderno espejo de agua que, bajo el sol, convierte el pasado y el presente en una imagen borrosa, pero coherente.
El casco antiguo de Burdeos, con sus callejuelas de piedra y fachadas de caliza dorada, te hará sentir que has viajado en el tiempo. Sin embargo, la capital mundial del vino es una ciudad moderna y en continuo movimiento, con una vida nocturna activa, galerías de arte contemporáneo y una escena culinaria que está en constante evolución.
TURIUM TIPS
Duerme en el InterContinental Bordeaux Le Grand Hotel, un hotel de lujo con vistas al Gran Teatro, perfecto para disfrutar de la elegancia clásica y los servicios más exclusivos.
Visita la Cité du Vin, un museo interactivo y multisensorial donde descubrirás la historia y la cultura de la capital mundial del vino.
Haz una cata en Saint-Émilion: un recorrido por los viñedos de esta región, Patrimonio de la Humanidad, es imprescindible para los amantes del vino.
Explora el mercado de Capucins: un lugar ideal para descubrir productos locales y disfrutar de la auténtica comida bordelesa.
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