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Lisboa por primera vez: los secretos de lujo silencioso de la ciudad con el mejor atardecer de Europa
En Portugal se encuentra una de las ciudades con más encanto de Europa. De forma sutil, sin llamar mucho la atención, Lisboa se ha convertido en uno de los destinos más deseados del mundo.
Las siete colinas en las que se encuentra la capital de Portugal esconden en su interior una gran cantidad de joyas. Lisboa tiene un encanto propio e irrepetible. No se parece a ninguna otra ciudad del mundo y, al mismo tiempo, resulta familiar y acogedora.
Debido a su cercanía, además, así como a su reducido tamaño, es la ciudad perfecta para una escapada improvisada de fin de semana. En ella, los restaurantes y su gastronomía típica, sus encantadores hoteles boutique y sus calles llenas de historia hacen las delicias de aquellos que visitan la ciudad. Esta es la guía del lujo de Lisboa para aquellos van por primera vez y quieren vivir una experiencia única, como un lisboeta, del mismo modo que quieres vivir parís en 24h como un auténtico parisino.
Donde el Tajo y el Atlántico se convierten en uno
El estuario de río español más largo es algo espectacular. Su enorme amplitud, de más de 15 kilómetros en algunos puntos, consigue sorprender incluso a los viajeros más experimentados.
Si vas en coche, de hecho, atravesarás el Ponte Vasco da Gama, de más de 16 kilómetros de longitud. Al margen de ir en avión a Lisboa, lo que supone un vuelo de poco más de 45 minutos, otra opción es el coche. La ventaja que supone llegar a la capital de Portugal en tu propio vehículo es que, si sales de Madrid un viernes al medio día, llegarás al atardecer, cruzando el inmenso puente, con el sol posándose sobre la ciudad. Una vista digna de recordar.
Qué hacer en Lisboa
Es una ciudad repleta de cultura, monumentos e historia. Entre las paradas imprescindibles está la Torre de Belém, una fortificación militar del siglo XVI que, todavía hoy, controla la totalidad del estuario del Tajo. Está construida sobre la arena y, cuando la marea está alta, parece un inmenso barco de piedra fortificado.
La siguiente parada imprescindible es visitar la colina del castillo. Aquí encontrarás las ruinas del Castillo de San Jorge. Se trata de uno de los escenarios más importantes de la Reconquista y el castillo en sí ha pasado por manos cristianas y musulmanas en repetidas ocasiones. Su posición en lo alto de la ciudad te permitirá tener unas vistas inmejorables de Lisboa.
De aquí, y ya en la parte “baja” de la ciudad, puedes dedicarle al menos una hora (aunque se merece más) al Museo Nacional del Azulejo, una de las artes más destacadas en el país vecino. Se trata de la mayor exposición de este producto de artesanía que hay en el mundo, con piezas que se remontan milenios atrás. Puede ser que a primera vista parezca algo prescindible, pero nada más lejos de la realidad.
La Lisboa más lujosa
Esta ciudad puede no transmitir esta idea de primeras, pero es una de las capitales mundiales del diseño. De hecho, es una más que recomendable parada el Museu do Design e da Moda de Lisboa. Aquellos más familiarizados con el diseño disfrutarán como niños pequeños, pero aunque no tengas ni idea, es un espacio tan espectacular que cualquiera puede apreciarlo y sorprenderse con él.
Otro gran lujo, cada vez más popular, que ofrece Lisboa son los diminutos y divertidos hoteles boutique. Los mejores se encuentran en el Barrio Alto y Chiado. Es lógico si tienes en cuenta que es la zona más bohemia de la capital de Portugal. Se sitúa justo al oeste de la Colina del Castillo y en él encontrarás establecimientos como LX Boutique Hotel, con su característica elegancia contemporánea; o el Palacio Ramalhete, considerado por algunos medios como el “5º hotel más sexy de Europa”. Sus amplísimas y lujosas habitaciones, con grandes ventanales y decoradas de forma clásica, son el perfecto acompañamiento de Lisboa. En él, sientes que continúas en la ciudad, sin la desconexión que supone entrar en la habitación de un hotel normal y corriente.
El otro lujo de Lisboa, uno que puede disfrutar todo el mundo, es la gastronomía. La escena culinaria del país vecino en general, y de su capital en particular, ha enamorado a todo aquel que diga “me gusta comer”. Los grandes clásicos no perecen. Ese es el caso del Bacalhau à brás. Si buscas el mejor de todos, tendrás que ir hacia el norte de la colina del Castillo. En el número 54 de Rua do Grilo encontrarás una gran puerta negra. Sin ventanas, sin grandes carteles. Tan solo te recibirán tres palabras: “Casa do Bacalhau”. Se trata de un pequeño (y maravilloso) restaurante que los propios lisboetas consideran que sirve el mejor Bacalhau à brás del mundo entero.
Otra esencial parada gastronómica, así como turística, es la que tienes que hacer en el Mosteiro dos Jerónimos. Aprovecha tu visita a la Torre de Belém, dado que están muy próximos entre sí. Al margen de la maravilla arquitectónica y artística que supone este edificio, su gran atractivo es que aquí podrás encontrar multitud de pequeñas pastelerías que compiten entre sí para ofrecer el mejor Pastel de Belém de toda Lisboa. Ten en cuenta que existe polémica con este postre, dado su parecido con otra de las recetas típicas de Lisboa: el pastel de nata. Algunos dicen que son lo mismo, otros que no. Te corresponde a ti decidirlo.
Cuánto tiempo necesitas para visitar Lisboa
Si fueses de otro país y te planteases visitar la capital de Portugal, la respuesta sería “entre 5 y 7 días”. La realidad es que los españoles tienen el privilegio de llegar a la ciudad de la desembocadura del Tajo en un periodo de tiempo muy reducido. La gran ventaja de esto es que sabes que vas a volver, no solo por lo maravillosa que es la ciudad, sino por lo accesible que es para ti.
Mientras que al visitar la ciudad con los mejores amaneceres de Europa, Salzburgo, tienes la sensación de que debes hacer absolutamente todo, porque lo más probable es que no regreses, Lisboa ofrece 2 días que no son desaprovechados. Siempre puedes volver. De hecho, si vas una vez, volverás sí o sí.
TURIUM TIPS
Tus pies son los mejores amigos que tienes en Lisboa. Es una ciudad diseñada para ser andada, aunque debes tener en cuenta que es conocida como la “ciudad de las 7 colinas” por una razón. Vas a acabar cansado, pero habrá merecido la pena. Del mismo modo, lleva zapatos muy cómodos, de deporte a ser posible, y bajos. Esto se debe a que las aceras de Lisboa no están en el mejor de los estados, con muchas fisuras y partes que faltan. Los tropiezos son comunes y unas zapatillas te ayudarán a minimizar los riesgos.
Asegúrate de que las colas sean lo que parecen. La comida a domicilio en Lisboa es más que popular, y esto también se aplica a las pastelerías. Si vas a un establecimiento, puede que haya una cola solo para recoger pedidos, por lo que confirma que no haya una mesa disponible. Es más fácil sentarte que pedir para llevar.
Evita el tranvía. Es uno de los clásicos reclamos de Lisboa. El problema es que, al ser tan popular, siempre está lleno hasta reventar, lo que no lo convierte en una experiencia divertida. Si necesitas recorrer grandes distancias, las calles más anchas tienen autobuses que se mueven realmente rápido (a esto ayuda que sea una ciudad con las calles muy lineales). El tranvía, mejor hacerle una foto y verlo desde fuera.
Situada en la localidad palentina de Baños de Cerrato, la iglesia de San Juan de Baños es considerada la más antigua de España, así como una de las más bonitas.